El regreso de las lagrimas

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Sin poderlo evitar mis ojos se empezaron a llenar de lagrimas, cogí mi peluche y me fui corriendo al baño. Una vez encerrada allí, mis lagrimas se liberaron sin ningún perjuicio, la impotencia se apodero de mi cuerpo y empece a golpearme contra las paredes como en aquellos tiempos, la diferencia que estos no estaban acolchados. Mis pernas empezaron a temblar, no aguantaban el peso de todos los problemas que me iban a ocurrir.

-Mamaaa, mamii- empece a gritar como una niña pequeña- Vuelve mami, yo no puedo sola.¿Mama porque me dejaste?

¿Por qué?, era la pregunta que me ocupo la cabeza mientras me escurría, mis piernas ya no aguantaron mi peso. Y allí acurrucada en aquella esquina mis uñas se clavaron en mis brazos mientras que mis dientes apretaban mi labio inferior. La imagen de los cuerpos de mis padres allí colgados volvió a mi mente, como si aquello hubiera ocurrido hoy mismo. Por un momento a mi también me apareció acabar con mi vida, pero no yo no seria tan cobarde como ellos.
Sentí algo moverse detrás, y claramente tenia que ser ella, Linsa Parket, la chica que me hizo la vida imposible el año pasado.
-¿creías que te iba a dejar en paz tan rápidamente?- dijo saliendo de la esquina donde se había ocultado con su teléfono.
-dejame en paz Linsa o te meterás en problemas- le conteste dándole la espalda.
-la que se meterá en problemas seras tu, pues lo he gravado todo y por fin sabremos quien eres realmente y que se oculta detrás de esa cara de niña buena- me respondió mientras me giraba la cara ponindome el móvil con el vídeo delante de mis narices.
Sintiendo como la ira se apoderaba de mi empecé a golpearle la cara. Amaba los crujidos de sus huesos provocados por cada golpe recibido. Esa sensación de mis puños empapados en la sangre que manaba de sus heridas.

No fue hasta que termine de desahogar todo el dolor acumulado que deje de pegarle. Cuando por fin me pare me di cuenta de estaba muerta. Dios, ¿que acababa de hacer?

Salí corriendo del baño con los puños aun empapados en ese liquido rojo y dejando el cuerpo dentro. Pero sobretodo el teléfono aun continuaba allí, las pruebas necesarias para hacerme volver al manicomio. Así que sin pensármelo dos veces volví, cogí ese maldito trasto y me fui a esconder a alguna esquina.

lo que la locura puede hacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora