La ladrona de espadas

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Dante


Todo comenzó con un día normal,
estaba en las Guarniciones con los demás soldados afilando mi fiel espada. Como diría mi difunto padre:

una espada en perfectas condiciones es un arma certera...

La vida como soldado era algo agotadora, siempre debíamos estar afinando nuestras técnicas y estar atentos a cada momento. Nuestro reino era algo pequeño, pero próspero y muchos otros querían tomarlo por sus riquezas.

Estábamos en guerra y básicamente dormíamos con la muerte respirando en nuestro cuello. Literalmente hablando.

Terminando con mi espada la dejé junto a mi cama, era obvio que un soldado no debía alejar su arma de él en un momento así, pero no era mi turno de vigilancia y quería contemplar la noche en paz. Si ese día iba a morir desarmado al menos vería la noche y sus hermosa estrellas. Tratando de convencerme a mi mismo de que todo estaba bien.

-Aunque, incluso la luna en la situación que vivímos hacía olvidar las penurias...- se dijo a si mismo.

Siempre me consideré un buen soldado, más que nada por que fui veterano a la Guerra de la Puerta del Cólera, uno de los peores asaltos que hicimos al ya destruido reino del Norte. Ese día perdí a muchos amigos, pero sobreviví.
Aún recuerdo esas pavorosas escenas que no me dejan dormir, pesadillas llenas de sangre y dolor, dignas de una leyenda de terror. Pero tan reales que te revolvían el estómago.

El cielo de esa noche le creaba una sensación agridulce. Era como si los 20 años que llevabamos ya de guerra no hubieran existido. Pero, mi corazón se parte por todo lo que he perdido. Esposa e hijo, ambos víctimas de esta masacre, dos seres incapaces de matar tan siquiera a una mosca, dos seres indefensos, dos seres...

Que no conocían la violencia ni la maldad de este maldito enfrentamiento.

Ese día mi vida terminó.

Estoy tan casado.

Mi querida Merie, sólo esperó que cuando muera pueda reunirme contigo y con nuestro hijo...

¡Quiero descansar junto a ustedes!

Aún atesoro la pequeña espada de madera que le hice a nuestro hijo, recuerdo cuando me decía que quería ser un soldado como yo...
Sin ustedes a mi lado me siento en una abrumadora soledad, sin familia. Mi único propósito en este momento es salvar vidas, luego de eso, no me queda nada...

¿Será que algún día pueda volver a sonreir?

[***]

Soldado: ¡TENEMOS BAJAS!

Como un abrir y cerrar de ojos se escucharon estruendos, las antorchas a lo lejos se encendieron, y el cuerno comenzó con su odioso sonido de alerta. Sentía como si me hubieran despertado de un profundo sueño, un... melancohólico sueño.

Nos habían atacado por sorpresa y los soldados se estaban organizando. Yo fui inmediatamente por mi escudo y espada, mi escudo lo encontré pero mi espada...

Dante: ¿¡DÓNDE ESTÁ MI MALDITA ESPADA!?- Grité asustado. Como si alguien me escuchara entre esas cuatro paredes de madera sólida.

Miré desesperado todo el alrededor de la habitación por si me estaba volviendo loco (que al parecer lo estaba ) y la habría dejado en algún otro lugar totalmente distinto.

Durante pocos segundos creí ver una sombra deslizarse por una de las ventanas así que corrí hacia ella, pude ver el reflejo de la luna en lo que parecía ser mi espada y de nuevo grité:

Una Espada Casi RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora