Bajo la sombra fresca de un frondoso árbol se encontraba un joven de 20 años quien quería estar tiempo a solas en su campo. El viento sopla fuerte, llevándose a las vivas hojas junto con el.
Al joven le agradaba estar ahí, pasó gran parte de su vida en el campo, y ahora tendría que dejar su nido para emprender vuelo hacia la ciudad.
Hace poco hubo una guerra en su mente haciéndolo confundir mucho y por eso decidió recostarse en el húmedo pasto. El día brillaba más que nunca, no era extraño que hiciera calor, pero a pesar del perfecto clima, no quitaba el intenso debate en su mente de tomar una decisión. Él joven sacudió su cabeza pensando que así limpiaría sus ideas, pero fue inútil.Tranquilamente caminaba otro joven hacia el árbol, su cabello negro brillaba ante el sol y su humilde ropa apenas aguantaría esta temporada, sus pies descalzos le agradecían al pasto y viceversa.-
-¿Como supiste que estaría aquí?.- preguntó el joven al notar su presencia.-
-Siempre vienes aquí cuando quieres pensar.- Respondió tranquilamente.- Sé que ahora no sabes si realmente quieres ir a la ciudad pero... Piensa en tu familia, nos ayudarás muchísimo...-
-Sí lo sé...- respondió con un poco de pena.- el problema no es eso... El problema es si realmente estoy listo para ir a la ciudad hermano...- el joven de cabellos negros sonrió con ternura al ver tal preocupación e inseguridad de parte de su hermano menor, se acostó cerca de él boca arriba, sin despegar la vista del cielo.-
-Si tú no estuvieras listo... ¿Entonces por qué te darían una beca para estudiar a la ciudad?- Preguntó el azabache, sabiendo ya la respuesta de su hermanito.-
-Pero eso...- Respondió el joven dudoso, pero lo interrumpió su hermano mayor.-
-Si no fuera por tu increíble inteligencia, no te hubiesen reconocido hermanito... Yo sé que eres joven, pero eres muy capaz de dejar muy en alto a nuestra familia...-
-H-hermano...- sonrió tímidamente.- No deberías confiar tanto en mí...- El pelinegro no pudo evitar reírse.-
-Sé que debería haberte aminorado la carga pero... Simplemente no puedo, confió tanto en ti que... Sé que serás un excelente abogado... ¡Que digo! Todo un hombre hecho y derecho.-El chico miró sorprendido a su hermano mayor, siempre lo había visto a él como un ejemplo a seguir, no podía creer que por fin su hermano le reconociese, sonrió con satisfacción y orgullo. La persona que tanto admira por fin le había reconocido.
En la ciudad se respiraba un aire distinto, más denso quizás. La masa de gente venía hacia él. Inconscientemente todos miraban atentos aquella propia pantallita que llevaban en sus manos, el celular, le llama. Fue ahí cuando chocó con una chica que le llegaba a los hombros. Baja estatura, cabello largo y negro hasta la cintura, ojos de un color peculiar como las perlas y pestañas frondosas, una piel que daba la sensación de ser suave como la porcelana y un aroma a violetas tan elegante y dulce como ella se vestía.-
-D-disculpa...- dijo la pequeña chica.-
-Oh... No te preocupes.- dijo el joven, francamente él no se esperaba que alguien en la ciudad le pidiera perdón. Por lo general, todos estaban en su propio mundo y estresados. La chica iba a seguir su camino pero algo en el chico le dijo que debía detenerla y así fue... Obvio con la excusa perfecta.-
-Espera... ¿Sabes donde llegar a la facultad de leyes?.- Perfecta excusa, para un chico de campo que no sabe de la ciudad.-
-¿Facultad de leyes?.- preguntó la chica otra vez.- Si... Está en la calle que viene, estás cerca.- Respondió y siguió avanzando dejando al rubio con las gracias en el aire.Esa fue la última vez que la vio. Una chica distinta de las demás, se le había ido como las estrellas fugaces.
Mucho a pasado, con los años también.
El joven de 20 años, Naruto Uzumaki ya no es un simple jovencito que venía de suerte a la ciudad.
Ahora Naruto Uzumaki sonaba con fuerza por la calles de Londres, su nombre era bastante conocido. Se había convertido en un abogado muy famoso y exitoso, jamás fallaba un caso, su inteligencia y astucia eran dos cartas que el poseía a su favor, la gente en ocasiones le pedía autógrafos o fotos, y el aceptaba con gusto.Pero aún así el joven, de ahora 25 años, no perdió su esencia. El seguía siendo el mismo muchachito humilde de campo que gustaba de ayudar a los demás y que tenía un gran sentido del humor.
Pero eso no bastaba.
Quien pensaría que un caso podría costarle su carrera o el amor de su vida o sus lazos con la familia...
Este es el caso de Naruto Uzumaki.
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¡Ley Prohibida! (Naruhina)
RandomNaruto Uzumaki es un reconocido abogado en la ciudad de Londres. Nunca falla en sus casos y se le reconoce por su arduo trabajo y dedicación. Uno de sus casos le cambiaria la vida completamente, tendrá que demostrar y encarcelar a un magnate muy p...