Capítulo 17.- Todo listo

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¡Chicos! antes que nada, quería agradecerles a cada uno de ustedes por sus comentarios, muchas gracias a los que comentaron, me sentí realmente apoyada por gente que incluso nunca antes había comentado! :0 A todos ellos muchas gracias y anímense a seguir la historia y a opinar, ustedes saben que serán siempre bienvenidos.
A petición popular hice el capítulo largo (Aunque un poco apurada para no tener la historia abandonada) ¡Aún así, disfruten!
Pd: Eran muchos comentarios así que traté de responderlos todos en un solo mensaje, no sé si lo vieron jajajaja 💕

-No sé cómo lo vamos a hacer, es decir, ¿A dónde diablos fueron? ¿Estarán bien? ¿Tendrán frío? Mierda, esto es mi culpa, ¿qué voy a hacer...?- Dijo el rubio muy preocupado, al punto de casi devorarse sus uñas de los nervios.-
-Naruto.- Llamó Hinata y éste giró su cabeza hacia ella.- Yo sé cómo lo vamos a hacer. Sólo necesito tu auto.- Dijo la pelinegra sonriendo maliciosamente, Naruto tragó saliva y aceptó entregándole las llaves, se subieron al auto y Hinata arrancó con fuerza haciendo que Naruto quedara pegado al asiento.-
-¿A- a dónde nos dirigimos?- Preguntó el rubio tratando de afirmarse como pudiera.-
-Donde un viejo amigo.- Respondió la Hyuga sin despegar su vista del camino. El viaje fue tan rápido que sólo fueron 10 minutos en auto. Llegaron a una casa que tenía todas sus luces prendidas y unos guardias merodeando por el lugar. Hinata aparcó el auto en frente del hogar y los guardias se acercaron a su ventana.-
-Buenas noches, ¿Su nombre señorita?- Preguntó el guardia, delgado y joven, a decir verdad, no tenía ni pinta de ser un guardia.-
-Hinata Hyuga.- Respondió con aires de superioridad.-
-Espere aquí. Llamaré al señor Inuzuka.- Dijo aquel muchacho que sacó un comunicador por radio e intercambió algunas palabras con Kiba, hasta que el hombre se dirigió nuevamente a Hinata.-
-El señor Inuzuka dice que entren a su casa, no hay problema.-
-Está bien.- Respondió.

- Los chicos bajaron del auto y el guardia los escoltó a la gran casa del Inuzuka, bueno, una de las casas de Kiba. El delgado guardia abrió la gran puerta con dificultad y los chicos entraron sin prestarle mayor atención, ahí vieron a Kiba, un narcotraficante incógnito escondido en las lejanías de la ciudad por el momento. Esta era sólo una de sus casas. Kiba es un gran amigo de Hinata porque se conocen desde que iban en la Universidad, claro está que cada uno tomó caminos diferentes.-
-¡Hinata, que gusto verte!- Dijo el castaño con gran brillo en sus ojos.-
-¡Kiba, lo mismo digo!- lo abrazó y el Uzumaki los miró frunciendo el ceño.- Pero tengo un favor que pedirte, y es urgente.- El Inuzuka se separó de ella y preguntó preocupado.-
-¿Qué es? ¿Qué necesitas?-
-Veras... Nuestros amigos fueron secuestrados, y Naruto y yo necesitamos tu ayuda de armas y cosas así...-
-¿Naruto?- Preguntó Kiba apartando de vista a Hinata para poder ver al rubio. Cuando lo vió su cara fue de espanto y se dirigió a Hinata nuevamente.- ¡Hinata no me dijiste que trajiste a un abogado aquí!- Dijo un tanto alterado pero sin querer que el rubio escuchara y se incomodara.-
-Tranquilo, no hará nada. Yo misma me encargaré de eso.- Dijo la pelinegra con seguridad.-
-Mas te vale eh...- Dijo el castaño entrecerrando los ojos.- Ven, los guiaré a mi sala de armas, pueden escoger la que quieran pero sólo dos por persona, y ojalá sean pequeñas. No quiero que llamen la atención trayendo un Rifle o una bazuka.- La pelinegra rodó los ojos y siguió a Kiba, mientras que Naruto sabía que las armas que nombró eran ilegales por ser de uso exclusivo de la Armada. Tragó saliva -Y su orgullo por querer abrir un juicio contra él- y siguió caminando como si nada. Los tres llegaron a una sala y Kiba les dijo.-
-Los esperaré afuera, Tómense su tiempo.- Entró primero Hinata y su primera reacción fue encantarse con cada arma y luego, cuándo iba a entrar Naruto, Kiba lo detuvo.- Si tú tratas de robarte un arma, lo sabré. Anda con cuidado. Ah, y por este favor... Supongo que no me demandarás.- Dijo el castaño imponiéndose.-
-No. No lo haré.- Dijo Naruto mirando hacia otro lado, se soltó de su agarre y entró a la habitación.-
-Hey, ¿Qué opinas de esta?- Preguntó Hinata haciendo una demostración de como se vería en acción. Maldición, hasta sosteniendo una pistola se veía tierna y sexy. Naruto asentía con la cabeza atontado por las eróticas fantasías que se le pasaban por la cabeza, hasta que una llamada entrante lo hizo bajar de esa nube fantasiosa.-
-¿Diga?- Contestó el rubio.-
-Naruto Uzumaki... ¿No es así?- Dijo una voz ronca e intimidante que al rubio lo hizo helarse por lo profunda, penetrante y severa que sonaba su voz.-
-Sí, con él habla. ¿Qué quieres?- El ojiazul trató de ponerse a la par con su voz y actitud, pero fue muy sobreactuado..-
-Tenemos a tu hermanito con su noviesita aquí... Sí los quieres de vuelta, Highway street 915. Tienes 1 hora desde ahora para llegar.-
-¿¡Qué es lo que quieres?! ¿¡Dinero?!-Preguntó Naruto desesperado. Hinata escuchó y fue donde estaba el rubio.-
-Jajajajjajaja- Cortó.-
-Mierda, mierda, mierda...- Se Dijo Naruto ignorando que estaba Hinata, agarró su cabello rubio fuertemente y tiró de el.- No sé que hacer... No sé que..- La Hyuga tomó sus manos para que dejara de hacer esa costumbre y lo miró fijamente a los ojos, con seriedad y serenidad le dijo.-
-Naruto. Saldremos de ésta, hagamos ésto lo mejor que podamos y vamos. Yo te ayudaré, no te preocupes por lo que pase después.-
-Hinata...- Miró el Uzumaki sorprendido.-
-¿¿Quieres apurarte??- Le preguntó Hinata esbozando una sonrisa.- ¡Hay unos amigos por rescatar!-
-¡Sí!- Naruto agarró dos pistolas que encajaban perfectamente debajo de su camisa, mientras que él se preguntaba si Hinata podría con el calibre de esas dos pistolas que había elegido...-

¡Ley Prohibida!    (Naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora