El llanto del cajón.

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Daniela Tenía 7 años de edad, cuando perdió a su hermana pequeña de algunas semanas, ya habían pasado 3 meses desde ese suceso, cuando ella se encontraba jugando con sus muñecas junto con su prima Fátima de la misma edad, la habitación en donde se encontraban pertenecía a los padres de Daniela, su abuela, como de costumbre se encontraba en el jardín, tejiendo un suéter.
Fátima, imitaba la voz de la muñeca, mientras que Daniela imitaba la voz del novio de la misma.

Ambas reían, y a Daniela se le ocurrió la idea, de casar a ambos, para luego fingir que estos tuvieran un bebé, Daniela le gustaba la idea, y optaron por ponerle algunas prendas pequeñas a la panza de la muñeca, simulando que esta estuviera embarazada. Fue entonces que Fátima sintió algo extraño, que le rosaba los pies, asustada miró al suelo, pero no había nada.

Así que no le dio Importancia y volví a jugar con Daniela, pasó una hora, cuando Daniela tuvo hambre y dejando la muñeca en la cama, salió del cuarto para ir a la cocina y traer unas galletas, dejando a Fátima sola.

Fátima, le acariciaba la cabeza al muñeco, cuando volvió a sentir algo pasar por sus pies, nuevamente, asustada se subió a la cama y miró el suelo, pero otra vez no había nada.

Fátima asustada, le gritó a Daniela, que viniera, pero Daniela, no la escuchaba, esta se encontraba hablando con la abuela, quien la llamó, antes de llegar al cuarto.

La niña, asustada dio un salto al suelo y salió corriendo de la habitación, tirando al muñeco a la cama.
Cuando llegó con Daniela, le contó lo que habia sentido, pero ella no le creyó, la abuela no les hizo caso ya que eran niñas y a su edad, la abuela pensaba que se traba de sus amigos imaginarios.

Daniela regreso al cuarto, pero Fátima no quizo entrar, le asustaba, entonces Daniela la obligó a entrar, así que no tuvo de otra que obedecerla, cuando Fátima dejó de sentir esa sensación de que alguien la miraba se calmo y volvió a jugar con normalidad, fue entonces que ambas niñas escucharon un lloriqueo en el cajón, debajo de la cama, Fátima empezó a llorar, pero Daniela era más valiente así que, fue y abrió el cajón de una galón.

Y lo que vio, fue a un niño deforme recién nacido que la miraba con odio. Ambas tiraron un grito y salieron corriendo del cuarto, más tarde el abuelo de las niñas les contó que también el había escuchado el llanto.
Así que los padres de Daniela, mandaron a bendecir el lugar y poco a poco los lloriqueos desaparecieron.

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