RELATOS DE TERROR

El viejo del costal.

La carretera estaba completamente nublada, el sol se había escondido dentro de las nubes grises y una fuerte corriente de aire, chocó contra la ventana del auto, Lisa se despertó de la siesta que se había tomado 1hr antes, miró por la ventana, y pudo ver las pequeñas gotas que caían y se estrellaban contra el vidrio. Su marido estaba a su lado, manejando con cuidado por aquel rumbo.
_¿Te despertaste? - dijo Jorge, observando a su esposa que también lo miraba.
_Si, ¿En donde estamos? - dijo mirándo entre la neblina, sin poder ver nada más que árboles.
_Sabes, no lo se, pero según el mapa, no estamos lejos del rancho de tu padre. - dijo jorge, volviendo a mirar el mapa.
_que raro amor, no recuerdo que el camino fuera así.
_Si no es el camino, nos regresamos para atrás y ya, además ya pasamos por el puente, eso quiere decir que el rancho está cerca.
_Amor, no hay ningún puente, por donde vive mi papá.

Ambos se miraron, y Jorge volvió a mirar el mapa, y se dio cuenta de que lo había leído mal.

_Bueno regresemos.- jorge dio marcha atrás, pero le resultaba difícil mirar por el espejo con la neblina y la intensa lluvia que habia comenzado.

_ Creo que, no podemos regresar. - Dijo Jorge al final. _ la gasolina se está agotando.

Jorge siguió manejando al frente, pero cada vez que avanzaba, la lluvia aumentaba.
_Según el mapa, hay una gasolinera más adelante. - jorge le dice a la Lisa para tranquilizarla.

Lisa miraba por la ventana, cuando en eso, vio a alguien pidiendo un ray (Aventón), se trataba de un hombre, quizá alguien mayor, pero no le podía ver la cara, por la gran capucha que traía, enseguida, le dijo a su esposo que se detuviera para llevarlo, pero este le dijo que no, ya que esa persona le resultaba algo extraña, ¿Como alguien, estaría en medio del camino con esa tormenta? Además ese hombre llevaba consigo un costal enorme, que traía cargando en la espalda, pero no sólo eso, si no que no parecía estar bien de la cabeza, por la manera en que se movía.

Lisa, solo observó al hombre en la lluvia, mirando como el auto se alejaba, pasaron unos minutos después, cuando Jorge cruzó una cueva, en ese momento el auto se detuvo y ya no quizo arrancar.

_ ¡Demonios! - Grito Jorge, prendiendo el auto, pero este no arrancaba.
_¿Se terminó la gasolina? - Pregunto lisa.
_No, todavía hay, el problema deben ser las llantas.

Jorge salio, para revisar el auto, dejando a lisa adentro, para que no se enfermara. Ella estuvo observando a jorge, mientras el revisaba las llantas, después volvió abrir la puerta.

_¿Encontraste el problema? - dijo al ver, que el se ponía pensativo.
_amor, la llanta trasera, quedó atascada en un poso con lodo. Iré a ver si encuentro algo para sacarlo, mientras tu espera aquí, si ves que alguien viene, pide ayuda, no voy a tardar.

Dicho esto, jorge cerró la puerta y se quitó la chaqueta que traía para cubrirse de la tormenta.

Lisa cansada de esperar, cerró los ojos y se quedó dormida.
Pasó un largo tiempo, cuando se despertó, al oír que algo golpeaba la ventana, cuando se tallo los ojos y pude ver mejor, se dio cuenta que era el viejito, quien la miraba desde a fuera.

Ella asustada por su mirada se alejo de la ventana, el viejo le sonreía, sacando del costal algo envuelto en una bolsa negra, se trataba de la cabeza de su esposo.

Lisa, tiro un grito, ante la cabeza sangrienta de su marido, colgado en las manos de aquel viejito, mientras ella lloraba y gritaba, el viejo se fue alejando poco a poco hasta perderse en la neblina.