Capítulo 1.- Me presento.

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Narra Eren.
Aún recuerdo ese día, en el que nuestro mayor enemigo, la raza de los "Titanes" acabaron con lo que viene siendo mi familia.
Hice lo que pude, pero no hago milagros, era solo un niño de ocho u diez años.
Y aquí estoy, a punto de graduarme para el equipo de exploración.
Llevo años queriendo cumplir este sueño, y aquí estoy, haciendolo realidad.
Mis padres nunca me decían lo que había detras de los muros.
Era ese típico niño, que cuando le leían un cuento, se pasaba el resto del tiempo preguntando y soñando despierto por conocer a un personaje.
Uno de los cuentos infantiles que más me llamó la atención, es el de "La Sirenita".
Ya se, me llamaran nenaza y esas cosas, pero es inevitable, que a las niñas les guste más, no es mi problema, no viene puesta una etiqueta que diga "Solo para niñas" o "Solo para niños", cada quien es libre de gustarle algo, siempre y cuando no sea algo demasiado inapropiado.
Siempre soñaba con que conocía a una sirena, y me iba con ella. Aunque la realidad es que también hay sirenas chico.
No se si se les dirá sirenos o algo así, solo que a partir de este momento, le digo sirena a todo ser mitad humano y mitad pez, da igual chico o chica. Igual me gustan.
Vaya, uno de los sargentos me a señalado.
—Tú, soldado, dinos tu nombre. Sí tu, el que tiene cara de risueño.-Todos abrieron un pasillo hacia mí.
—Mi nombre es Eren Jeagger, señor.
Hey, ¿Como que señor? Que sepas que ni tengo pareja, ni soy tan viejo, listillo.
—Bueno...yo no sabía...-Empecé a rascarme la nuca. Me dió bastante vergüenza mi error, apesar de que no era mi culpa.
—Da igual, por tu información, resulta que eres alguien...interesante, solo que muy avispado. Atiende niño, formarás parte de mi equipo, mi nombre es Levi.
Me dirijí hacia el, y me puse a un lado.
Siguieron seleccionando.
Tras un discurso de los suyos, nos llevaron a descansar.
Ahora que puedo salir al exterior, podré resolver las dudas que tanto ansio resolver.
Imagine como corria por el cesped, hasta llegar a una gigantesca montaña, toda cubierta de nieve, y sin poder evitar tirarme y hacer un angel en ella.
Y me acabé por dormir, mañana sería un día duro.

"Hey, espera mariposita, solo quiero cogerte. Solo quedate quieta."

Empecé a abrir los ojos. Los frote con los nudillos, metiendo mas de una pestaña dentro del ojo.
Bajé a desayunar, cogí la bandeja y me sente.
Aun tenía que ajustar los cinturones.
Me sentí algo incómodo, estaba un poco...exitado.
Sacudí mi cabeza, no es momento de masturbarse.
Ví que el idiota de Jean intentaba llamarme, solo para chulear o simplemente para joder.
Pasé de el, y me largé de allí.
Pasaron las horas. El campo de entrenamiento era entre la ladera y el bosque.
Nos dieron un descanso, para comer y descansar.
Mientras me limpiaba el sudor, y bebía un poco de agua, ví a lo lejos una gran mancha azul.
Me levanté, y corrí hacia donde se encontraba.
Cada vez, el ruido del agua fluyendo, se hacia mas visible.
Era un río, bastante largo, cabe destacar.
Miles de ideas afloraron de mi mente.
Dicen que la mayoría de los ríos desenbocan en el mar, lo que significa que si sigo el sentido del agua, podría acabar en la playa.
Leí que cuando el mar esta acompañado de arena, se le dice playa.
Pero no tardaron en empezar a llamarme. Me iban a regañar por alejarme.
Me quedé mirando al río. Cuando tenga un día libre, me pasaré...

Enamorado De Una Sirena|Eremin, AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora