Los Pasos Que Inspiran Mi Camino Capítulo 11

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¿Por que tuve que hacer esto?
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No soportaba esa maldita sonrisa que tenían todos,¿es de herencia o que?

-Veamos....que vas a tener que hacer....-Decía Dylan felizmente.

-¿Partirte la cara a lo mejor?-Sugerí.

Él,al escuchar mis palabras agarró su teléfono y llamó a mi padre.

-Padre,¿qué harías si....?-Preguntó por teléfono al tiempo que le tapaba la boca con la mano y le quitaba el móvil.

Tiré el móvil al suelo y con toda la rabia del mundo lo pisé,se me había ido la cabeza,lo sé.

-¿Qué te crees que haces?-Me preguntó enfadado Dylan.

-Por fin su sonrisa había desaparecido-Pensé.

-¡Qué pena, se ha caído y sin querer lo he pisado!-Dije intentando aparentar normal.

-Ja,sabes que te he visto,¿verdad?-Me preguntó.

-Yo no he hecho nada,se ha escurrido de mi mano y lo he pisado sin querer-Respondí confiada.

-Y yo soy un mono que habla 50 idiomas-Añadió Dylan sarcásticamente al escuchar mi respuesta.

-La verdad es que si te pareces a un primate,quizás seáis hermanos separados o algo-Reí.

-¡Ya lo tengo!-Dijo de repente alegremente.-Trabajaras para mi-

-Ja,ja,ja,ja,ja,ja-Reí.-No te lo crees ni tú-

-Bueno entonces se lo diré a padre-Me amenazó mientras volvía esa sonrisa malvada.

-Una pregunta,¿enserio que tenéis con esa sonrisa, es de herencia o que?-Pregunté ya harta de verla.

-Puede....-Contestó Dylan.

-Esta bien,lo haré, pero con una condición-Acepté.

-¿Cual?-Preguntó Dylan.

-Me dejarás entrenar todos los días-Respondí confiada.

-No entiendo bien pero bueno....-Añadió Dylan confuso.-Trato hecho-

Tras aceptar el trato con Dylan volvimos a casa,obviamente mi padre estaba molesto al ver mi nota.

-¿Dónde has estado?-Me preguntó nada más abrir la puerta.

No,ya,enserio,¿que narices tienen con eso?,¡ni que fuera su juguete!

-Estuve dando un paseo para conocer las calles,padre,perdona por haberte preocupado-Intenté decir sin vomitar de lo cursi que había sonado.

-Entonces está bien,la cena se preparará dentro de poco,estar atentos-Dijo mientras dirigía su mirada a todos.

No lo había notado,pero era cierto,ellos estaban allí.

Subí a mi habitación y me quité mis viejas zapatillas,os preguntaréis porque siempre las llevo, el caso es que fueron mis primeras zapatillas que llegaron a encantarme,ya fueran viejas o desgastadas,siempre me encantarian y por supuesto las eligió mi madre y es el recuerdo más preciado para mí,bueno volvamos a la trama principal.

Volver a correr me hacía muy feliz,no tan solo el hecho de poder hacerlo, si no que pensaba que si seguía corriendo era como un modo de no olvidarles y estar cerca de ellos,cursi lo sé.

Una voz que me llamaba me sacó de mis pensamientos.

-Eo,¿estás viva?-Me preguntó alguien.

-Ah,¿que?si-Respondí algo atontada.

-Genial,ahora tengo una criada atontada-Añadió Dylan.

-Cállate de una vez-Protesté mientras me empezaba a doler la cabeza.-Tu presencia me da dolor de cabeza-

-Qué desagradecida-Rechistó Dylan.

No se porque, pero esas palabras me hicieron recordar a alguien.

-Chicos,bajad ya-Anunció mi padre.

Un fuerte dolor de cabeza me invadió, odiaba cuando esto ocurría pues ese era mi único punto débil junto con el hecho de estar encerrada en algún lugar,soy rara,lo se perfectamente.

Bajé al comedor y allí le conté a mi padre sobre el dolor de cabeza y me permitió saltarme la cena y descansar,subí a mi habitación, me cambié y me metí en la cama arropándome con las enormes sábanas que la formaban y descansé.

Al cabo de un rato,oí la puerta abrirse y con ella unos ligeros pasos que se acercaban a mí, no abrí los ojos para no mostrar que estaba dormida,escuché como dejaba un vaso sobre una de las mesillas que había al lado de la cama y volvía a salir por la puerta,enseguida abrí los ojos y miré  la mesilla,en ella había un pequeño vaso con un liquido de color gris por lo que supuse que era medicina,me incorporé en la cama apoyando mi espalda sobre el respaldo de la cama y agarré la medicina,debo decir que estaba malísima,sabía literalmente a arena de playa, os doy un consejo,¡NO LA TOMÉIS NUNCA!,es un consejo muy útil, lo sé.

Después de tomar la medicina,dejé de nuevo el vaso sobre la mesilla y volví a tumbarme sobre la cama,esta era bastante cómoda y calentita,tanto que me recordaba a casa,oh querida casa como te hecho de menos.....

De nuevo la puerta se volvió a abrir y entre abriendo un poco los ojos pude ver a mi padre e instantáneamente los volví a cerrar.

-Mi pequeña,heredaste el carácter de tu madre-Dijo en voz baja,pues ya era de noche.-Sé que no estuve allí con vosotras,pero aun así quiero que sepas que te quiero-

-Por mucho que aparente ser duro por dentro seguramente este asustado.-Continuó diciendo.-He encontrado el viejo colgante que le regalé a tu madre hace tiempo,me encantaría que ahora lo tuvieras tú-

Las palabras de mi padre me hicieron pensar bastante,sencillamente ese sí podía ser mi verdadero padre y no el que se hace pasar.

Dejó algo sobre la mesa y supuse que sería el colgante, después, escuché sus pasos alejarse y por último oí la puerta cerrarse.
Me incorporé en la cama ví agarré el colgante que había en la mesilla,era precioso,trataba de una zapatilla y en la suela ponía:

"Para mi atleta favorita"

¿Mi madre era atleta?¿Por que no me lo dijo?,aunque estaba algo confusa,una sonrisa se dibujo sobre mis labios pues ahora tenía algo más para recordar a mi madre, el atletismo y el colgante.

Estiré la cadena del collar y me rodee con ella el cuello,después cerré la cerradura.

Y finalmente volví a dormirme pero aún me quedan días para poder salir de aquí libremente.

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