Capítulo 3

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Pasó casi una hora para que el ladrón despertara. Y cuando lo hizo, estaba esposado en la parte trasera de la patrulla, al ver esto empezó a gritar y fue cuando Judy y yo nos asomamos por la parte delantera del auto para comenzar con las preguntas.

-Vaya, por fin despiertas, ¿sabes? para ser un guepardo no eres muy rápido – le dije con una sonrisa de burla.

-¡¿Qué, qué pasa?! ¡Quítenme esto! – gritaba el ladrón forcejeando para escapar, sin éxito alguno, pobrecito.

-No irás a ningún lado hasta que contestes a nuestras peguntas. Ahora, dinos qué es esto – indicó mi amiga coneja apuntando a la hierba verde.

-Pfff, fácil, una planta – contestó el felino.

-Sabes que no es la respuesta que quiero.

-Lo sé. No tengo interés.

-Te digo esto por tu propio bien. Contesta a nuestras preguntas y te dejaremos ir – le dije al guepardo, quien soltó una carcajada y pasó su cola por su ojo, fingiendo secarse una lágrima.

-Jajajaja, yo no confío en polizontes, mucho menos en un zorro, falso y traidor.

Esas palabras me dejaron un poco pensativo, y es que de algún modo era cierto que he mentido, por el simple hecho de haber sido un estafador desde los doce años, pero luego recordé que ya no soy falso, que ahora que Judy me ha ayudado a encontrar mi nueva vocación, no tengo por qué creer en las palabras de éste felino. Crucé miradas con Judy, y ambos nos dirigimos una mirada pícara.

-Si así lo quieres...

Tiempo después:

-Al hielo.

Los osos polares de Mr. Big tomaron al guepardo de las patas y lo pusieron de cabeza, a centímetros del agua helada con trozos de hielo en las esquinas. Estaban listos para soltarlo, pero no lo hicieron.

-¡Ahhh! ¡Okey okey! ¡La planta es altamente venenosa! ¡La robé de una florería exótica en el Distrito Forestal, el asalto al banco solo fue para encubrir el robo!

-¿Por qué creíste que asaltar un banco encubriría el robo a la florería? – preguntó Judy.

-Hay que admitirlo, para el gobierno, el dinero es más importante que una miserable planta.

-¿Para qué la quieres? ¿Qué harás con ella? – le pregunté con los brazos cruzados.

-Mi misión era llevársela a un pastelero para que hiciera un paycon ella y así envenenar al alcalde Leonsales.

-¿Cuál es el nombre del pastelero?

-Gideon Grey. Vive a las afueras de la ciudad, en el campo. Él no tiene ni idea del atentado. Por favor, es toda la información que tengo, les suplico que no me hagan daño ¡Por favor!

Ambos cruzamos miradas con una expresión pícara, luego vimos al ladrón con seriedad y después a Mr. Big, que esperaba sentado en su silla una respuesta de nuestra parte.

-¿Al hielo?

-Déjenlo. Si fueran tan amables, por favor, de subirlo a la patrulla – le indicamos a los secuaces de Big.

-¿Qué? ¡Esperen! ¡El zorro dijo que si contestaba a sus preguntas me dejarían ir! – gritó el guepardo.

En eso, fijé mi mirada en el criminal, que me veía un tanto enojado y un tanto asustado, seguido a unos segundos de contacto visual, le sonreí y me encogí de hombros.

-Mentí – contesté.

No se necesitó decir una palabra más, los osos polares de Mr. Big lo tomaron de nuevo de los brazos y lo llevaron a la patrulla, esposado y sin oportunidades de escapar.

-Agradecemos su cooperación señor Big – dijo Judy.

-Ha sido un placer, mi niña. Si ya no hay nada más en lo que les puede ayudar pueden irse.

Ambos salimos de la lujosa mansión de Mr. Big esperando volver a la comisaría y llevar al ladrón ante la justicia. Pero Big me detuvo momentos antes de entrar al auto, donde me esperaban Judy y el guepardo.

-Nicky. Una cosa más – dijo nuestro querido amigo ratón, que seguía sentado en su pequeña silla que era cargada por su guardaespaldas – Por favor, cuida mucho de la señorita Hopps. Me sentiría muy mal si algo malo llegara a pasarle, y no es tanto por ser la madrina de mi nieta.

Al escuchar su voz rasposa y aguda formulando estas palabras, la confusión se apoderó de mi mente, ¿a qué se refería entonces? Tenía que preguntar, y debido a que soy alguien impulsivo, no dudé en hacerlo.

-¿A qué se refiere entonces señor Big?

-Por favor Nick. Tengo casi setenta años, sé cuándo a un chico le gusta una chica. Y viéndolos a ustedes dos, un zorro astuto y realista junto a una coneja optimista y soñadora, está claro que están hechos el uno para el otro. Así que por favor Nicky, sé el zorro astuto que siempre has sido y no la pierdas.

Al mirarlo directamente a la cara y escucharlo con atención, entendí perfectamente lo que estaba tratando de decirme.

-Está bien Mr. Big. Muchas gracias de nuevo.

-Que tengan una buena noche oficiales.

Nos dieron las seis y media de la tarde cuando salimos del territorio de Big y terminamos llegando a la comisaría a las siete en punto, de no haber sido por el tráfico, habríamos tardado menos. Entramos y saludamos rápidamente a Garraza, fuimos a la oficina del jefe Bogo, que nos esperaba un poco enojado.

-¿Por qué tardaron tanto? – preguntó.

-Tuvimos que interrogar al ladrón. No fue dinero lo que robó – contestó Judy – esto, fue lo que robó.

-Esta planta es altamente venenosa, la robó de una florería exótica ubicada en el distrito forestal. El asalto al a banco solo fue para encubrir el robo – expliqué.

-Su objetivo: entregársela a un pastelero con la intensión de envenenar al alcalde Leonsales mediante convertir esta planta en un pay– dijo Judy.

-Wow, estoy impresionada – dijo el celular de Bogo.

-¿Esa es Gazelle? – preguntó la oficial zanahorias.

-¡NO! – dijo Bogo, para al final ser delatado por un "Soy Gazelle" proveniente de su celular – Me lleva la... okey... tranquilo... bueno, oficiales... el caso es suyo, hablen con el contacto del ladrón y confirmen su identidad. Les deseo mucha suerte.

Zootopia: Nuevos tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora