Subimos al siguiente piso ella sujetándose del barandal hasta que por fin llegamos a la segunda planta, ella sorprendida por los diseños, me imagino que ella pensaba otro concepto de mi hogar. Ella empezó a caminar a otro rumbo basta abrir en par en par la habitación.
-¡whao! Esta habitación esta fría.- ella camina hacia el ventanal que estaba ahí - yo también tengo esta vista desde mi cuarto.La tome de los hombros y me acerque un poco a ella. -: esta es mi habitación. No hay mucho que mirar. - mi voz se volvía más ronca.
- Tú habitación es bonita. - se acercó más a la ventana. - es como estar sentada en este grande sofá con una taza de café, té, chocolate caliente y disfrutar de esta belleza de naturaleza. - su voz sonaba frágil y fresca.
-debemos bajar o Gemma no tard...-
-Harry dice mamá que si ¿ya bajaran?- habló Gemma parada en la puerta viéndonos.
Mire a Adara y ella empezó a reír a lo bajo, ella salió primero junto con Gemma mientras yo seguía en mi habitación. Rápido baje las escaleras hacia el comedor donde se encontraba mi madre, Gemma y Adara. Tome asiento frente a Adara, tenía un vestido blanco de lana y unas sandalias color cafés, su arco estaba en la entrada de la casa, su cabello castaño ondulado, sus pecas que adornaban debajo de sus ojos. Mi madre trajo los pankes en una bandeja, sirvió nuestra comida, estaba por tomar la jalea de fresa cuando una mano delgada tomó la cucharilla y yo sus dedos, levante la vista y era de Adara esos dedos solté rápido su mano, mire a mamá que se cubría con su mano su sonrisa. Deje que ella primero se sirviera y luego yo. Gemma cada rato chocaba su pie con mi pantorrilla para luego mirarla y tener su rostro burlón, la mire fulminante, ella sólo me miraba retadora, sólo la ignore y levante la vista en Adara, ella comía en pequeños bocados, el tenedor rosaba su labio inferior, pasaba la comida y tomaba otro pedasito y así masivamente. Terminamos de Desayunar y Adara ayudó a mi madre a llevar los cubiertos y lo demás a la cocina, al parecer a mamá le cayó bien Adara.
-Adara es tarde. Debes volver .- dije en secó.
&
- Adiós señora, un gusto en conocerla. Esperó volverla haber. Adiós señorita Gemma.- se despidió cordialmente.
- tal vez para la próxima me enseñes a tirar bien las flechas. - habló Gemma con una radiante sonrisa.
Ella sólo asintió, tomó su arco con sus flechas y salimos de mi casa. Estábamos en el bosque caminando, Adara se regresaba a recojer las flechas que había dejado en los árboles, parecía una vaga niña de diez años.
-tu madre es agradable y tu hermana. Ambas son agradables. - su voz salía serena.
-yo soy agradable. -
- ¿tu? Jaja, me gustaria que fueras agradable conmigo. - ella me miró y luego saltaba en las raíces gruesas de los gigantes árboles... Se cayó.
Me acerque a ella y le extendí mi mano, su mirada era de dolor, me hinque y mire su tobillo, lo tenía poco inflamado. Trataba de cargarla pero ella se negaba hasta asiendo que me cayera arriba de ella. Ambos tirados arriba de hojas secas y verdes aún, mi rostro estaba sumergido en su cuello, levante la vista y su respiración se entre cortaba, ella miraba hacia el cielo, me acosté alado de ella y era una bonita vista, estaba por levantarme pero una frágil mano me detuvo, ella tenía sus ojos cerrados, relajada, mientras sostenía mi mano.
-has lo mismo que yo. Se siente genial. -
Me acosté y cerré los ojos, rato después abrí los ojos y la miré. Su rostro estaba relajado, podía ver cada detalle de su rostro, su nariz chiquita y respingada, sus labios chicos y tenían un color durazno natural, sus mejillas estaban ruboriza, sus largas pestañas negras y esas pecas poco notable, su cabello extendido en todo el suelo con hojas secas en él. Abrió los ojos parpadeo varias veces para tomar claridad y luego de miró, ambos nos mirábamos, sus ojos vagaba en mi y los míos en ella, mis labios empezaban a resecar que los lamia cada rato, podía escuchar como pasaba saliva ella cada rato. Ella miró hacia abajo donde estaban nuestras manos, seguí la mirada con ella y nuestras manos la seguían entrelazadas, apreté más su mano para que se diera cuenta que no quería soltarla, ella dejó de mirarme y miraba al cielo.-¿por que somos diferentes? Ósea, ¿Por que tenemos que dividirnos en razas? ¿Nunca te lo has preguntado?-su voz era ronca y curiosa.
-Nosotros no somos diferentes. Nuestros padres nos hacen diferentes, creen que no podemos unirnos los Ángeles con Demonios ¿Porque? Porque nos creemos superiores que ustedes. - trate de responder sus preguntas.
- Seras Rey pronto, puedes cambiar eso. Sí tu padre te dijera que matarás a un integrante de mi familia ¿Lo harías? ¿Nos matarías? ¿Solo por tener ese trono?-«Antes pensaba que sí.»
-No. No entiendo porqué. -
Ella sacó un suspiro y luego esbozo una sonrisa radiante y encantadora.
- Antes me amenazabas en matarme y hacerme sufrir. Ahora Tomas mi mano, me invitas a Desayunar a tu casa, eres bueno conmigo, en ocasiones. Me miras mucho. ¿Aun me matarías? - su voz sonaba curiosa de la verdad.«No.»
- tu rostro me da risa, tienes pecas, pareces una muñeca de porcelana, pintada con la pintura más sagrada del mundo. Te invite a Desayunar porque mi madre me lo pidió ¿como supo de ti? Ni yo se eso, antes te odiaba, eres una niña desobediente, si te dicen No parece que te dicen " Sí, haz lo que te dije que NO hicieras " tomó tu mano porque tu no me sueltas. - ella no entendía lo que acaba de decir, no trató más en asimilar cada palabra que dije. Su mano soltó la mía y puso sus manos en su abdomen.
-Tú eres una persona sin corazón, sólo haces sentir mal a las personas, y no te solté porque tu me apretaste más, pero en fin. Debo irme ya.- ella se pone de pie y empieza a cojer.
-¿Si te digo que eres Linda cuando te enojas, te quedarás un rato más? - esperé por su respuesta.
Ella sólo se cruzo de brazos y me miró con enojo, estaba por tomar su arco cuando tome su mano y la tire hacia mi, haciendo que cayera en mí, ella trataba de levantarse pero yo la volvía a jalar la mano para que siguiera cayéndose en mí, no podía parar de reír de su enojó y lo chistosa que se veía cada vez que se caía. Se rindió y término medio cuerpo arriba de mí, la abracé sus mejillas se apachurrarán en mi pecho.
-Harry, suelta me ahora mismo.- su voz sonaba molesta.
La solté y ella se puso de pie, me levante junto con ella pasándole sus cosas, la acompañé hasta su casa, iba molesta conmigo más porque estaba fastidiándola en todo el camión , llegamos hasta su casa, la dejé ahí y yo regrese a la mía.Adara.
Entre a mi casa y lo primero que escuche fue los gritos de mi madre preguntándome donde estaba. Sólo gire en mis talones con una enorme sonrisa, abracé a mi madre y subí corriendo a mi habitación. -: No sé porque estoy tan feliz, pero me hace tener unas inmensas ganas de bailar. - dije para mi sola.Me deje caer en la cama tarareando la canción que sonaba en toda la habitación.
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AngDemon.
FanfictionUna Historia de Dos personas prohibidas. Hijos de los peores enemigos de la faz de la Tierra de los Ángeles, como Angeles negros y Angeles Blancos, Malos y buenos. Como el agua y el aceite, asi un ejemplo de que no pueden estar juntos. Pero eso no I...