Capítulo 6

192 22 1
                                    




Me siento muy cansada y relajada, sé que mi cuerpo está un poco sedado, porque no siento la mandíbula, sé que estoy durmiendo, no he abierto los ojos, pero mi mente deambula, mi mente esta activa. Los escasos recuerdos que tengo sobre lo que me paso la noche anterior llegan a mi mente uno a uno. La bestia, sangre, mucha sangre, dientes, cicatrices, marcas, dolor, una silueta negra... Y nada más. Ya no recuerdo más, el miedo se apodera de todo mí ser, no sé donde estoy ahora, no sé cómo llegue a este tipo de cama, no he abierto mis ojos para confirmarlo, pero puedo sentirlo, se siente cómodo.

Abro mis ojos lentamente, parpadeo unas cuantas veces para acostumbrarme a la luz que hay, trato de recordar el lugar, pero no puedo, no he estado aquí antes, solo veo el techo oscuro, y una ventana con una cortina azul a lo alto de la pared lo que el aire hace que se mueva y desciendan algunos rayos del sol, creo me encuentro en una habitación de alguna casa de madera; trato de moverme para poder estirar un poco mi cuerpo, pero no puedo, siento unos dolores horribles, en la parte baja de mi pecho, pierna y brazos. Estiro uno de mis brazos, para tocar mi estomago; me duele y mucho, siento la textura que hay sobre lo que creo que es una herida, un tipo de manta blanca cubre la mayor parte de mi estomago manchado de sangre, me pongo una cabecera debajo de mi cabeza para que alce y pueda ver mejor el lugar en donde estoy y las heridas que tengo.

Un espejo pegado a la pared, un escritorio debajo de ella, libros y una lámpara están sobre ella, la cama en donde estoy es grande, se encuentra en una esquina, y enfrente de ella esta una puerta, que supongo y es el baño, al lado derecho hay otra, que supongo que es la que da al pasillo de afuera. Una alfombra color negra desciende por el piso de madera. Las sabanas de la cama son de color azul oscuro; alzo la sabana que me cubre y hasta ese entonces me doy cuenta que solo llevo puesto el sostén y la braga color morado. Y las que ya supongo que son vendas las que cubren la mayor parte de mi cuerpo.

Unas voces y pasos distraen mis pensamientos, lo que llama mi atención. Sabía que alguien me había traído aquí; pero no me había puesto a pensar si había alguien en la casa. Provienen de afuera, los pasos cada vez son más cercas.

Quiero pensar que la persona que entrara es la que me ha rescatado de aquella bestia que trato de matarme, pero tengo miedo, ahora mismo tengo miedo, no sé cómo es físicamente, no sé si es un asesino, no sé porque me ayudo, no sé si también quiere matarme.

Hasta ahora he sentido que mi piel se enchina por el frio que hay, solo sé que ahora mismo estoy asustada.

Tocan dos veces, y la puerta se abre.

Una mujer alta, rubia, pelo largo ondulado, piel blanca, ojos verdes, con buenos atributos, esta vestida con jeans negros ajustados, una blusa café claro, un saco negro, botas negras, entra por la puerta lentamente.

-Hola- susurra, mas para ella que para mí.

No respondo, solo la observo mientras se acerca a donde me encuentro, es precavida y muy precisa con cada movimiento que hace se sienta en la silla de enfrente, sé que lo hace por mí, para que no me espante más de lo que me encuentro. La mano libre que tengo se aferró a la sabana que me cubre desde que ella entro. No la he soltado. Pasan unos minutos.

-¿Cómo te encuentras?- dice mientras rompe la tensión que había hace un momento.

No quiero responderle, creo que es muy obvio que todavía no estoy bien, no quiero responderle porque mi mandíbula esta tensa, me duele, no sé si salgan las palabras adecuadas, sin embargo, hago lo correcto y le respondo. 

-Bien- miento, me inspecciona para confirmar si lo que digo es correcto. No dejo que hable y me apresuro a hablar.

-¿Dónde estoy?- mi voz cada vez es más ronca. La mujer que está enfrente de mi duda, su expresión me dice que quiere decirme pero a la vez no.

-¿Quién eres?, ¿Cómo he llegado a este lugar? - insisto, necesito que responda.

-Me llamo Rualy, tranquila, no te alteres, estas aquí gracias a mi hermano, el te salvo de un calintropo – la naturalidad en su voz es tan extraña para mi, ella está ahí sentada relajada.

-¿Calintropo?

-Sí, lo que te ataco es un calintropo, es una especie de animal pero tiene rasgos de un humano, se alimenta de carne, especialmente la carne fresca, de humanos. Por estos rumbos hay muchos. Pero tranquila, aquí estas a salvo. En esta parte del bosque no pueden llegar.

-Y, ¿Dónde estoy? – estoy manteniéndome lo más tranquila que puedo, con el cansancio y dolor que aun siento, es un poco imposible procesas toda la información que me está diciendo la chica que está sentada enfrente de mí.

-Estas en nuestra casa, en el bosque oscuro. Mi hermano no tardara en llegar ha salido por algunas cosas que necesitaras a partir de ahora, desde que te salvo, no se ha separado de ti, te ha cuidado desde hace días, incluso el te puso las vendas. .- esta reprimiendo una leve sonrisa.

Me quedo en shock para procesar lo que acaba de decirme, tengo días estando aquí, y yo pensando que apenas había pasado un día; su hermano me puso las vendas que tengo por todo el cuerpo, siento que mi cara se está poniendo caliente.

-¿Días?, ¿Llevo días estando aquí?, Tu hermano, él, ¿él me quito la ropa?- Sono un poco aterrada de saber que llevo días aquí y avergonzada por lo de su hermano. No tengo un buen cuerpo, y eso de que alguien me haya visto semi-desnuda, me avergüenza.

-Sí, llevas una semana y media estando aquí. Oh no, tranquila, esa fui yo, él, sabe eso de curar heridas y cosas así, por eso te puso él las vendas, fue muy cuidadoso, respeta mucho a las mujeres. Tranquila.

-Oh, bien...- Me tranquilizo un poco, al escuchar eso.

-Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?- pregunta la chica de ojos verdes, que se levanta de la silla en dirección a la puerta.

-Renata, Renata Mors.- repito mi nombre en mi mente una vez más para saciar mi ansiedad de la familiaridad de mi apellido. ¿Mors?, Adam Mors, entonces lo recuerdo, ¡Tom!, él no está, me olvide por completo, mi mejor amigo no sé donde está. Con todo lo que tengo en mente ahora, me olvide del accidente de avión. – Mi amigo- digo en un susurro para que Rualy preste atención antes de que se marche. –Mi amigo venia conmigo en un avión, el avión se cayó, es lo único que recuerdo, no sé donde esta, y ni como pude sobrevivir..-

Rualy, me presta mucha atención, hasta que el sonido de la puerta avisa de que alguien ha llegado. Es él, el hermano de Rualy.


El otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora