4⭐️

14 3 0
                                    

16 de Marzo.

Liria.

—Asi que tu eres anónima —dijo mirando al mar.

¿Quien le había dicho?.
No creía que le hubiera dicho Ann, a ella le convenía no decir como antes había mencionado.

—Debes de estarte preguntando como sé que tu eres anónima.

Estaba en shock. Hace unos momentos estaba tranquila, disfrutando de mi soledad cuando de la nada él aparece así de la nada.

—De hecho... Sí —logré responder, sonriendo.
—Fue tu amiga, ella me lo contó.

Tenía que ser Zeina, pero claro, no puede mantenerse callada. Ni siquiera sabía como ella lo había descubierto.
Esa chica era un poco fastidiosa y chismosa, pero era mi mejor amiga y yo la quería.
No sabía que decir, me costaba trabajo decir hablar en aquella situación incómoda.

—Por que no me lo dijiste? —preguntó.
—Sé que no debí ocultártelo, pero entiende que me aterraba la idea de que me rechazaras.
—Pues.... No te mandaré por un tubo ni nada de eso —rió un poco esta vez mirándome. En sus ojos había un brillo que me encantó enseguida.

Todo de lo que tenía mas temor era solo una nube de mi imaginación. O al menos eso estaba diciendo.

—¿Qué?
—En este tiempo he estado pensando mucho y... Tú eres muy linda y muy graciosa —sonríe.
—Ah... ¿Yo?, yo solo digo lo que pienso.
—Va. Y pues... Quiero darte una oportunidad.

Ay dios... Esto no podía estar pasando. Desde que empecé a escribirle cartas nunca pensé que esto llegaría a pasar.

—Pero no me amas ni nada de eso. No como yo a ti —tracé figuras con mi dedo índice en la arena.
—Eso tú no lo sabes –sonrió de lado— todos tenemos secretos.
—Pero para aceptar la oportunidad necesito saberlo.

Suspiró antes de contestar.

—Siento algo por ti.... No sé que es, pero quiero que lo descubramos juntos —tomó la mano con la que trazaba figuras y la entrelazó con la suya.

Sonreí.
Sin duda, ese era uno de mis mejores días.
Quería correr y abrazar a Zeina por contarle todo.
Lo sé, que cambio tan repentino.

—¿Y cuando podemos regresar? —cambió de tema.
—No lo se... En un par de días.
—¿Sabes? Yo digo que nos vayamos ahorita mismo.

Una sonrisa se forma en sus hermosos labios.
Tenía ganas de volver. De abrazar fuertemente a Zeina ya que gracias a ella esto pasó, pero luego estaba la maldita obsesión de mi padre al convertirme en empresaria en aquel lugar.

—Acerca de eso... —tragué saliva— creo que te adelantas tú. Mi padre quiere estar conmigo unos días y...

—Esta bien, lo entiendo... —me interrumpió— pero prométeme que regresarás.

—Te lo prometo. Por nosotros.

Solo tú (segunda y tercera parte de CPT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora