1. El chico del Golf azul

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"You got a fast car

I want a ticket to anywhere

Maybe we make a deal

Maybe together we can get somewhere

Any place is better

Starting from zero got nothing to lose

Maybe we'll make something

Me myself I got nothing to prove"

Era otra mañana aburrida de Octubre y el joven dependiente de aquella tiendecita de comestibles de Madrid no podía evitar que se le cerrasen los ojos apoyado en el mostrador. Abrir, esperar clientes, que estos llegasen, darles lo que pidiesen, cobrarles, darles el cambio y decirles adiós para volver a verles al día siguiente y así repetir el proceso durante casi todos los días del año. Si se ponía a pensarlo en serio, podía sentir como cada día la rutina se convertía en una traicionera compañera de viaje y se le enroscaba al cuello como si de una soga invisible se tratase, intentando ahogarle y acabar con lo poco que quedaba de su faceta divertida y emocionante. Sin embargo, su yo inteligente prevalecía por encima de los demás y lograba que con una sacudida de cabeza esos pensamientos quedasen enterrados, por lo menos, hasta que volviese a estar a solas consigo mismo.

- Pablo, ¿estás bien? –preguntaba una voz femenina a su espalda, sacándole de su ensoñación.

- Sí, sí, no te preocupes. –afirmó él rápidamente, sonriéndole a la chica rubia que lo miraba con el ceño ligeramente fruncido en señal de preocupación.

- Es mi obligación como prima, además de la de darte por culo cada vez que pueda. –sostuvo ella con gesto solemne para después echarse a reír mientras le frotaba la espalda al chico.

- Pues te informo de que ambas "obligaciones" las cumples con matrícula de honor, querida.- rio él. –Además de una genio del mal también eres mi mejor amiga, así que si me pasase algo lo sabrías. Estoy bien. –sentenció Pablo para luego mirar con nostalgia a través de la ventana acariciándose la apenas inexistente barba que lograba dejarse crecer.

- ¿Pero...? –insistió la chica, volviendo a fruncir el ceño.

- Joder, Tania, hoy te has levantado en modo Gestapo. –protestó él, divertido. –Es que sobre esta hora finalizan las clases de Juan Carlos. Echo de menos darlas y no estar aquí o en casa siempre, eso es todo.

La rubia suspiró y asintió, entendiendo que no debía ahondar más en la herida. No obstante, peinó con los dedos la espesa coleta de pelo ondulado que caía sobre el hombro del chico y le dio un beso en la mejilla con el propósito de reconfortarlo.

- No te acostumbres a los cariñitos, cuerpo escombro. Solo quería recordarte que algún día volverá a salir el sol.- aseguró ella mientras le limpiaba los restos de pintalabios nude de la mejilla para posteriormente coger su paquete de tabaco y salir del mostrador en dirección a la calle.

Mientras, él negaba con la cabeza y sonreía de medio lado. Tania, tan idealista y dura a la vez. Seguramente si no fuese su prima y él no fuese gay, habría acabado coladito por ella... A lo que la joven seguramente habría reaccionado dándole un puñetazo en las costillas.

Cuando él mismo empezaba a reírse imaginándose la escena, el ruido del motor de un coche le interrumpió, haciendo que ladease la cabeza con curiosidad. Un precioso (y carísimo) Volkswagen Golf GTI azul oscuro perfectamente limpio y brillante maniobraba frente a la puerta con rapidez y soltura ante la mirada impasible de Tania, que seguía apoyada en la pared intercalando caladas y exhalaciones.

- Joder.-murmuró Pablo intentando no echar cuentas sobre cuantos problemas podría solventar con la mitad del dinero que costaba aquel coche. Se sorprendió al ver que de él se bajaba un chico de su misma edad y la sorpresa aún fue mayor cuando aquel chaval se cercioró de que estaba en el sitio correcto y entró a su tienda.

Fast CarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora