Historias

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Ambos se sentaron en el césped contemplando las estrellas, estaban abrazados y ella tenía la cabeza apoyada en su pecho.

-¿Por qué me dejaste?- dijo mientras se separaba de él y lo miraba a sus ojos, enigmáticos ojos de color dudoso entre azul y verde.- Hubieras podido llegar a ser... medianamente útil.- ambos rieron.

-Tenía un asunto con alguien, te iba a decir después del entrenamiento pero te fuiste y no pude detenerte, mejor, no quise detenerte.- ahora se ponía un poco más serio.- Lo siento por todo.- intentó acercarse a ella, pero no pudo, Amethyts se apartó.- estaba hablando con Endora, es la líder del infierno.

-¿Enserio?, ¿la directora del infierno es mujer?- al parecer le habían enseñado mal algunas cosas.

-De hecho, si, no entiendo porque aquí le dicen "Diablo", es un término totalmente errado, ya que... pues... es mujer... y por cierto, me atrevería a decir que ella es la que te quiere para sus asuntos.-su seriedad era impresionante.

-oye... tengo una pregunta.- se sentía un poco incómoda para formularla.

-Claro, dime.- respondió él.

-¿Por qué no eres un demonio por completo?- ambos se miraban con extrema seriedad.- es que en uno de mis recuerdos estabas hablando con alguien y esa persona te decía que no eras un demonio completamente o algo así.- se sentía muy nerviosa al estar hablando de eso con él.

-Te contaré lo que realmente me pasó.- su cara reflejaba dolor.- Hace muchos años, 100 para ser exacto, yo era entrenado por un demonio llamado Damián, tu padre, una de mis lecciones era aprender a abstenerme de sentimientos, por esta razón, mi instructor me obligaba a ir al mundo mortal para aprender que era lo que no debía hacer, una noche estaba sentado en una banca de un parque observando a una pareja, no comprendía por qué era prohibido para nosotros, estaba tan inmerso en mis pensamientos que no vi cuando alguien se sentó en la misma banca al lado mío.- Amethyts lo escuchaba con atención.- cuando voltee a mirar vi que era una hermosa mujer con unas gafas oscuras cubriendo sus ojos, estaba seguro que no podía verme, los humanos sólo pueden vernos cuando nos presentamos ante ellos de forma voluntaria, sin embargo ella volteó su cabeza hacia mí y me dedicó una bella sonrisa, esto me dejó muy confundido.- Él no miraba a Amethyts mientras contaba su historia, solo observaba las estrellas.

-Procede.- dijo ella para que continuara.

-Me dijo "hola", yo aún no podía del asombro, así que le preguntó "¿cómo... puedes verme?", ella río, y me respondió con un "pero que maleducado, no deberías reírte de una ciega", ahora comprendía "además, chico con pocos modales, no te veo, te siento." Ella no podía verme, continuó hablando conmigo un rato, intenté no ser grosero, pero cada vez que escuchaba su voz algo en mi estómago se movía, después de un rato dijo que debía irse, extendió una vara y tanteó, sin embargo yo la ayudé, ella me lo permitió, me explicó donde vivía y allí la dejé, increíblemente me permitió entrar, todo estaba desordenado, cuando estábamos allí ella tropezó y dejó caer un objeto de vidrio, intentó recogerlo pero se hizo una gran cortada en su mano, ahí noté que tenía varias cicatrices en las partes visibles.- Tom tenía los ojos vidriosos mientras contaba este triste relato.

-oh... quisiera saber más si no te molesta.- le dijo Amethyts, él asintió.

-La ayudé a recoger los fragmentos y en un instante nuestras manos se juntaron, nunca había tenido esa sensación, ella insistió en que dejara que tocara mi cara así que accedí, me dijo "eres diferente, lo siento", ya era muy tarde así que me dijo que debía irme, salí de allí decidido a hacer algo por ella, había una cosa extraña que me impulsaba a hacerla sentir bien... y apenas la conocía, así que esa misma noche me presenté ante Endora y le hice una propuesta, "te daré mis alas por su vista, estoy dispuesto a entregar lo más preciado que tengo para darle a ella su visión" por supuesto no rechazó mi propuesta, después de eso, me llevaron a la zona de sacrificios, allí me hicieron arrodillar con el cuello pegado a una roca, ahí doblegado me arrancaron las alas, ha sido el peor dolor que he sentido en mi vida , pero valía la pena para que ella realmente pudiera verme.- cuando terminó de decir eso empezó a alzarse su camiseta negra, dejando al descubierto parte de su perfecto y esculpido dorso.

-Espera... ¿Qué haces?... ¿esto hace parte de la historia?- él le dio una breve sonrisa, continuó quitándose su camiseta, ahora mostrando la totalidad de su escultural dorso se volteó para mostrarle dos enormes cicatrices que parecían recién hechas y muy dolorosas.

-Las heridas nunca se van a curar y ya me acostumbré al dolor que me producen... pero bueno, continuando con la historia... al otro día fui a visitar a la chica ciega que me había cautivado, como solo había perdido las alas, aún tenía y tengo todos mis poderes, así que me metí y no me dejé ver, cuando me la encontré en la casa no me sintió, al parecer ya había perdido su facultad para sentirme, vi que tocaba todo, miraba todo con asombro, eso me hizo sentir algo en mi estómago, de nuevo, esperé a que pudiera mirar todo, salió de la casa, en el parque donde me conoció hablaba con muchos hombres extraños.- se detuvo un rato.

-continúa, quiero saber que sucedió.- le dijo Amethyst con un poco de impaciencia.

-Comencé a seguirla a diario, constantemente se encontraba con un hombre alto, blanco, de ojos azules, después de un tiempo de seguimiento, empecé a ver que se besaban, mi oscuro corazón había sido roto.- una pequeña lágrima cayó por su mejilla, inmediatamente la quitó de ahí.- me volví a presentar ante Endora para pedirle que me devolviera mis alas y le quitara a ella su virtud de la vista, ahora era yo el ciego de venganza, pero ella no aceptó mi arrepentimiento, intenté atacarla para que me devolviera mis alas, por esa razón me exiliaron al mundo mortal, aun siendo inmortal, viendo morir a varias generaciones de humanos y viendo perecer a la chica por la cual me había sacrificado, después me di cuenta de que mi mentor había cometido un error parecido pero con un ángel, supe que el ángel fue echado del cielo por tener el hijo de un demonio en su vientre, vi en ti mi oportunidad para que me devolvieran mis alas, te seguía a todas partes, hasta que por último me presenté ante ti, la mejor decisión que he tomado.

-Es muy conmovedora tu historia, pero no sé cómo ayudarte.- ella se estaba excusando.

-Podemos empezar con una cosa.- se estaba acercando a ella, sus alientos cálidos chocaban.

-Lo siento...- una persona se aclaró la garganta, alguien aparte de ellos estaba ahí.

La Criatura Del Poder {Tom Hiddleston}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora