Capítulo 1.

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— Ya estubo suficiente con todo esto, con tu rechazo... — decía al borde de la histeria. Le tomo la mano para que se detuviera y lo mirara.

— No es el momento. — habló con voz fria y quedar frente a él.

— Para ti...para ti nunca es el momento ni el lugar. Sólo necesito que me digas si o no. —solo quería la respuesta, el queria estar seguro. Seguro de si mismo y de todo esto.

— ¿Me repites la pegunta? —trato de bromear pwro al parecer no era el momento.
— Esta es una maldita broma o ¿que? - alzó los brazos solrando el agarre, no podia creer lo que decía su azabache. Se dio la vuelta para dirigirse a su escritorio y sentarse.

— Me cansé, hazlo que quieras. Si quieres irte vete. — saco una carpeta con unos documentos y los firmó. — Antes que te vayas... ¿Puedes entregarle estos documentos a Kureto? Claro si fueras donde el.

Sin reclamar Guren se acercó donde el peliplateado para recibir la carpeta, al tomarla sus manos hicieron un ligero contacto haciendo que el ojiazul se estremeciera y retira su mano rápidamente.

Guren había sentido aquella sensación, pero como siempre decidió ignorarlo. Salio del cuarto sin expresión alguna y se dirigió hacia su despacho.

— Maldito Shinya, siempre tan sentimental para sus cosas. — tiro la carpeta en su escritorio con algo de enfado, haciendo que unos papeles se cayeran al suelo sin que se diera cuenta. — Debí a verle respondido.

Susurro para el. Dio un par de vueltas en su despacho como León enjaulado y decidió ir a dejarle esos papales a Kureto, el sabía que si no llegaban a tiempo Shinya iba a tener problemas.

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— ¿Dónde rayos están esos papeles? — exclamó Kureto irritado detrás de su escritorio. Giro con la silla mirando hacia la ventana y cruzando las piernas.

— ¿Debería de llamar a Hiiragi Shinya? — habló una rubia con expresión "Me importa un carajo todo"

— No, Esperemos unos cinco minutos más....

Solo habían pasado tres minutos cuando se escucho y vio entrar a un inoportuno Guren por el reflejo de la ventana. Entró sin tocar, como era de costumbre.

— ¿Qué haces aquí? —dio la vuelta con su asiento preguntando confundido, esperaba a Shinya, no al mal nacido de Guren.

— Oh, vamos, quita esa cara, se que te alegras de verme. —mientras hablaba le entregaba la carpeta que Shinya le había entregado.

— Por favor, tengo estómago no desagüe. —atacó al comentario hecho por Guren. —Y supongo que...
— No pudo venir, porque está ocupado. —respondio a la pregunta no terminada por el peli oscuro.

Escuchar esa respuesta de Guren no le hizo gracia alguna a Kureto eh hizo una mueca de disgusto.

— Con que era eso... haré como que te creo. ¿Si?

Por a fuera de su despacho se escucho la voz de Shinya. Tocó tres veces y entró diciendo un 'permiso'.

— Debrias de aprender a Shinya, el si toca antes de.

Habló mirando al azabache, colocando sus codos encima del escritorio, a su vez entrelazado sus dedos debajo de su mentón.

— Guren, pase por tu despacho para comentarte algo pero no estabas...
— Tu mismo me dijis...
— Deja que termine de hablar.

Lo regaño como a un niño pequeño e ignorando por completo a lo que Kureto hablaba.

— Y vi estos papeles tirados. ¿Podrías por favor percatarte donde dejas las malditas hojas?-se dio la vuelta y le entregó a su hermano.

Decisiones Extremas. ||Pausada Indefinidamente||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora