El viernes por la tarde decidí que era día y momento para llevarme a Marc a buscar a su hermano.
Y allí estaba plantada delante de la puerta de Marc, decidida a tocar el timbre. Me costaron 5 minutos, que es lo que estuve allí de pie, pero lo hice.
– Hola, ¿está Marc? – Cris había abierto la puerta.
– ¡Marc tu novia está aquí abajo!
– ¡Voy! – Su voz sonó desde su cuarto, en el que supuse que tenía la puerta abierta. – Emily ¿qué haces aquí?
– ¿Esperabas a otra persona?
– ¡No! No, solo que me sorprende que hayas venido, ¿habíamos quedado?
– No, pero ¿puedes venir conmigo a un sitio?
– ¿Está lejos?
– ¿Tienes algo qué hacer?
– No, ¿me das cinco minutos?
– ¿Podéis dejar de ser tan tórtolos e iros afuera a hablar? No me dejáis ver la televisión. Gracias
Marc se rio, me reí. Se calzó y salimos al porche donde acabó por cordarse las bambas.
– Tu hermana sigue siendo tan amable como siempre.
– Lo es contigo, nunca es tan borde. Creo que tiene celos.
– ¿Celos?
– De ti. – Fruncí el ceño. No me esperaba eso. – Creo que captó tu papel desde el minuto cero en el que apareciste delante de mí.
Caminábamos ya de camino a casa de los Marshall, pero estaba tranquila, dentro de lo que cabía.
– ¿Y cuál es mi papel? No te sigo, ¿sabes?
– Desde que nos conocimos ha sabido que otra chica había entrado a mi vida, ya no solo eran ella, mamá y Rose. Sino que también estabas tú también. Y eso no le gustó ni un pelo, es un poco obsesiva con sus cosas. Ten por seguro que si descubre lo que pasó cuando hablasteis mis padres y tú, cogería y haría budú con un muñeco tuyo.
– ¿Tiene motivos para seguir estando celosa?
– ¿Sinceramente?
– Como siempre Morris.
– Sí, tiene motivos.
Algo dentro de mí se removía, quería chillar. Eso significaba que seguía estando ahí para él. Que seguía teniendo una oportunidad.
Tenía que hacerlo y cogí todas mis fuerzas para armarme de valor y hacerlo.
Acerqué mi mano a la suya, y se la cogí. Estábamos parados en el semáforo pero él se había paralizado mucho más. Sus músculos lo delataron y me arrepentí de haberlo hecho en el acto. Por una vez quería que no fuera el chico que tomara la iniciativa, quería ser yo, la chica, y había sido un grave error.
Cuando la iba apartar, él me lo impidió. Entrelazó sus dedos a los míos, permitiéndome, dejándome apreciar más su calidez.
– Tiene muchos motivos para seguir estándolo. – Susurró, dándome un apretón.
Llegamos a la calle Brocklyn pocos minutos después. Buscaba una casa con un número concreto. 400. Marc insistía en saber qué hacíamos allí, qué estábamos buscando.
Allí estaba. Delante de nuestros ojos. Sí, sí que estaba nerviosa. No podía evitarlo. Marc iba a conocer por fin a su hermano y yo iba a estar delante para presenciarlo.
Piqué a la puerta.
– Enserio Emily, ¿qué hacemos aquí?
Una mujer menuda, con la piel amarillenta. Tendría unos 60, sus pliegues la delataban. Me recordaba a mi abuela años atrás, si no fuera por su boca que demostraba que aquella mujer fumaba al contrario que mi abuela Diana. ¿Lucas vivía con ella?
– Hola. – Saludé con mi mayor amabilidad posible. – Me preguntaba si es usted la señora Marshall.
– ¡Ui! No cariño, aquella familia se mudó hará unos meses. Eran mis inquilinos pero se fueron.
– ¿Sabe dónde puedo encontrarles? ¿Tiene algún teléfono o alguna dirección? ¿Algo?
Noté que dudaba un segundo, pero su expresión se dulcificó segundos después.
– Espera un segundo, creo que tengo un teléfono. – Desapareció por el largo pasillo.
Me giré a Marc que tenía el ceño demasiado fruncido. Alargué mis dedos para suavizar aquel ceño. No entendía nada, y era de comprender, pero pronto lo sabría.
– Ya lo entenderás. Confía en mí.
– Yo confío Emily, pero ¿quiénes son los Marshall?
La mujer volvió aparecer por la puerta y me tendió un papel.
– Ten, te he apuntado el teléfono de la mujer. Espero que te sirva de ayuda.
– Muchísimas gracias, señora.
Y dimos media vuelta. Cuando pasamos por delante del departamento de bomberos fue Marc quien me cogió la mano, y fui yo quien entrelazó nuestros dedos.
– ¿Me contarás a qué ha venido eso?
– Te lo contaré, pronto. – Puntualicé.
Llegué a casa, sentada encima de mi cama. Observando el papel que aquella señora me había dado, observando los pros y los contras de hacer esa llamada.
Botón verde. Primer tono. Segundo tono.
– ¿Sí? – Era la voz de una mujer.
– ¿Señora Marshall?
– Sí, soy yo ¿quién es?
– Hola, mire soy una amiga de Lucas, me preguntaba... ¿podría hablar con él?
– ¿Amiga de Lucas? – ¿Y si aquella mujer no conocía a ningún Lucas?
– Sí, soy una amiga suya de Benson.
Se hizo un silencio, aparté el teléfono y cuando vi que seguía la llamada me lo acerqué.
– ¿Hola? – Pregunté.
– No vuelva a llamar.
Y me colgó.
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No te duermas... Sigo estando aquí (#2) [PAUSADA]
Mystery / ThrillerCuando Emily dio paso al final de la partida no se iba a imaginar que empezaría otro, pero ahora es diferente, ahora hay gente nueva, hay más personas a las que proteger y eso lo intentará Emily por todos los medios pero... ¿quién la protegerá a ell...