Capítulo 21: Tranquilidad.

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Volví a casa, no muy bien digamos, había tenido al famoso Marc delante de mi todo ese tiempo y ni siquiera me había dado cuenta. Todo tenía sentido, adoptado, no sabía nada de sus antiguos padres, su sueño... los juguetes, el traje que le estaba haciendo la mujer debía ser la abuela y los dos hombres David con... ¿con quién? No importaba. Ahora entendía por qué David decía que era hora de hablar con su hijo, y era porque lo había tenido delante de mi todo este tiempo. ¿Dónde estaba David?

- ¿David?

No obtuve respuesta.

- David, he encontrado a tu hijo, algo que sospecho que tú ya sabías. - Seguía sin obtener una respuesta. - David hablaré con él como prometí y luego iremos a por Lucas.

Estaba confusa, cansada hasta mareada. Simplemente tenía que llegar a mi cuarto, tumbarme en mi cama y soñar con que todo podría estar mejor, que todo esto podría ser un sueño. Notaba como todo mi cuerpo a mesura que iba subiendo los escalones iban fallando, se iban durmiendo a cada segundo. Cada musculo iba apagándose, sumiéndose a la oscuridad de los sueños y cuando mi cuerpo tuvo el contacto del colchón se dejó balancear por los brazos de Morfeo.

Empezó a sonar la alarma, o alguien me estaba llamando, no lo sé, pero consiguió despertarme. Seguía sola en aquella casa Jack estaba con Silvia y Albert, tío Matthew se había ido y aquello iba a seguir así, me negaba a irme de esa casa, ese era mi hogar y ya podían pasar mil tormentas, mil terremotos que yo seguiría allí.

Miré el teléfono, 2 llamadas perdidas, 7:18.

Mierda, llegaba tarde.

Me levanté corriendo, volvía a sonar el móvil.

- ¿Si? - Puse el altavoz.

- Por fin te levantas. - Estaba agachada poniéndome los pantalones cuando escuché la voz de Marc al otro lado del teléfono. - Bonito culo, por cierto.

- ¿Eh? - Me enderecé, con los pantalones a medio poner, miré el teléfono con el ceño fruncido y me giré para mirar a la ventana.

Y ahí estaba, saludándome con la mano, le devolví el saludo con una peineta.

- Morris eres un guarro.

- No, no, si desde mi ventana tengo vistas al cuarto de una chica de mi edad y miró y veo su culo, pues no miraré a otro lado.

Me abroché los pantalones, me quité la camiseta, de espaldas a él y me puse la de vestir corriendo. Me miré al espejo.

- Así vas bien.

Volví a girar la cabeza por la ventana y no pude evitar sonreír.

- ¿Tú crees?

- Hombre unos pitillos negros con una camiseta de manga hasta el codo granate, no está nada mal. ¿Qué llevas de zapatos?

- Me pondré las granate.

- Buena elección. ¿Y en el pelo?

- Un moño rápido.

- Y... ¿De chaqueta?

- La cazadora negra, con la bufanda de tubo a juego.

- Bien, pues ya está, ¿ves que rápido?

- Muy bien señor voy a planificar qué va a llevar de ropa la vecina, pero ahora tendré que ponérmelo todo y hacer la mochila.

- Bien, pues tienes concretamente 5 minutos para hacerlo, te espero en el porche.

- Bien, si llego tarde no sufras.

- No lo haré Carter. - Y colgó.

Saqué las bambas de debajo de la cama, cuando me levanté de ésta ya con el calzado miré por la ventana, Marc ya no estaba en su cuarto. Haciéndome el moño empecé a preguntarme cómo le explicaría a Marc que veía el fantasma de su padre. ¿Cómo se decía algo así... con tacto?

No te duermas... Sigo estando aquí (#2) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora