ABRIL
23 de diciembre del 2018, 06:34 a.m.Estaba perdida ante una calle inclinada, era irreconocible a mis ojos. El suelo estaba adornado con una extraña piedra gris, el entorno se iluminaba escasamente por un par de farolas, todo era oscuro y confuso. Una extraña muchedumbre se dirigía hacia mí, eran personas o robots... La verdad es que no estaba muy segura ya que todos iban vestidos de la misma manera, tenían la misma expresión en la cara, como si les faltara vida. No parecían percatarse de mi presencia era como estar en medio de un desfile militar. De pronto, una voz familiar grita mi nombre desde la cima:
-No les sigas, ni les hagas caso digan lo que te digan.- Me di la vuelta para mirar de dónde procedía aquella voz y descubrí una luz que había aparecido cuando yo no miraba.- Cariño, soy yo, ven hacia mí.
-Mamá...- Dije casi sin poder articular la palabra y la luz se volvió más intensa.- ¡Mamá!.- Repetí gritando esta vez.
Comencé a correr cuesta arriba apartando a empujones a toda esa gente que apenas se molestaba por la brusquedad de mis movimientos. Todo aquello era muy raro, a medida que avanzaba mis piernas pesaban más y el conglomerado de personas se hacía mucho más denso impidiendo casi mi movimiento. Hasta que de repente golpeé a alguien que se quejó, cuando me fije le reconocí en seguida.
-Ten más cuidado.
-Iván, ¿Qué estás haciendo?
-Él me dijo que tenía que ir hacia abajo, yo solo le hago caso a él.
¿Él? ¿Quién es él?
Llevaba la misma ropa que el resto de la gente; un chándal completamente negro. Su pelo rubio estaba más oscuro de lo normal y su cara era seria. Pero lo peor de todo eran sus ojos marrones, fríos y oscuros, sin vida...
-Ven conmigo.
-No.- Dijo firmemente.- No puedo, debo ir a donde él dijo.
-¿Quién es él?- Le pregunté pero pareció ignorarme.- Iván escúchame, mi madre está arriba, acaba de llamarme...
De pronto su expresión cambió completamente, parecía malvada.
-Tu madre está muerta.- Sus palabras me dejaron helada y el chico continuó por su camino.
Siguiendo el consejo de mi madre, no le hice caso y continué por mi camino. Esto no era normal. Iván siempre había sido amable conmigo, sinceramente no entendía que le pasaba.
-Abril, sigo aquí. No les hagas caso, están cegados.
Su voz me dio la fuerza que necesitaba, poco a poco la ciudad iba desapareciendo y ahora me encontraba en un camino de tierra lleno de hierbajos. A lo lejos escuché unos sollozos, alguien lloraba.
Álvaro estaba en el suelo, sus brazos abrazaban sus piernas. También llevaba la misma ropa que el resto. Sus ojos azules continuaban húmedos y su pelo castaño estaba alborotado.
-Al, soy Abril. ¿Qué pasa mi amor?
-¡Todo es tu culpa! ¡Lárgate! ¡No te quiero ni ver!- Me gritó.
-Pero...
-¡Qué te marches! O te juro que te mataré.- Me miró serio y amenazador.
El miedo recorrió mi cuerpo, me fui rápidamente. ¿Qué mosca le había picado? ¿Qué había hecho?
-Ya te queda menos cielo, estas apunto de conseguirlo.
Estaba agotada, pero seguí por ella. Me olvide completamente de lo que acababa de pasar y proseguí por la colina. La gente se iba dispersando y todo se hacía más fácil. Llegué a una especie de cañón con un puente que unía sus dos partes, mi madre estaba al otro lado con un vestido blanco resplandeciente. Lo había conseguido.
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"Prometo nunca olvidarte"
Teen FictionDespués de una terrible pesadilla, Abril recibe un mensaje de su mejor amigo en donde le propone desayunar con el por la mañana. Lo que Abril no sabe, es que después de ese día su vida y la de sus amigos iba a cambiar por completo.