Ángel

27 1 0
                                    

Verla salir la noche anterior solamente a observar el cielo me encantó aún más, cosa que creía ya imposible.
Al final di el paso, anónimo claro, de escribir en una hoja una nota para ella. Mis manos temblorosas impedían que pudiese escribir bien y la letra casi no la entendía ni yo, pero sobre todo en su nombre, que era lo que lo hacia real, lo que lo hacia difícil.
Ahora había salido yo fuera, no podía dormir dentro del agobiante calor y quise probar lo que hizo ella, tan lista como siempre.
Estaba pensando en un blanco en mi mente cuando creí imaginarme su aroma pero no, sí que era ella.
Sin decir nada se tumbó y permanecimos observando la enormidad que se cernía sobre nosotros.
Al final hablé, no soportaba estar en silencio cuando pensaba que le tenía que contar tanto...
Se asustó, no se que estaba pensando pero ni se acordaba de que estaba allí, me agobie pensando si había interrumpido algo, enseguida me contesto. No había podido dormir por que alguien roncaba y otro le quitaba el sitio, me reí para molestarla y así estuvimos hablando toda la noche, con más facilidad de la que me esperaba.
Más emocionado de lo que quería estar.

Noches de desvelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora