El Frió...

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¿Cuantas cosas no se han visto ya en este lugar, en la reserva? Muchas creo yo, pero no todas las buenas historias vienen de dentro, están las pesadillas de fuera y los héroes que nacieron de la nada.

Después de lo ocurrido con Demmon, muchas cosas tuvieron que ser impuestas. Todo lo envido a la reserva o al Homeland seria revisado mínimo cinco veces, debían contratarse humanas por el motivo de que la reproducción estaba aumentando y era por ella que la tercera era muy importante.

No más de tres crías.

Eso afecto a muchos, pero lo comprendían. Aún no habían muchos humanos que los aceptaran, de igual forma no tenían el espacio suficiente como para que los críos fueran felices.

Caleb soltó un suspiro y acomodo a Colin en brazos, hoy le tocaba cuidarlo por ser el padrino. ¿Por qué inventaban esas cosas? Él no lo sabía, pero a quien lo hubiera hecho, él lo maldecía con el corazón.

El pequeño Colin mamo el chupón e hizo un sonido muy simpático, para Caleb era fastidioso. Rodo los ojos y le quito el chupón, el crio frunció el ceño antes de que el labio inferior le comenzara a temblar.

- No llores, no es justo que llores. -soltó un suspiro y le devolvió su tesoro a Colin, este lo vio victorioso.

- Oye, Caleb. -viendo sobre el hombro vio al padre de Colin, Demmon.

- Hola, aquí está tu niño. -le entrego al bebe con mucho cuidado, porque aunque se la pasara molestándolo, lo quería y mucho.

- Hola, Colin. -Demmon acaricio la mejilla de su crio con la nariz, el pequeño hizo un sonido que parecía ser un ronroneo. -También te extrañe, siempre lo hago.

- Oh, por favor, Demmon. Vas a hacer que me de diabetes.

- Cállate. -le gruño, acomodando a su hijo en brazos. -Quería hablar contigo.

- ¿sobre qué? -frunce el ceño.

- Es de algo que también debo hablar con mi padre y el tuyo, es temporada de verano al fin y al cabo, creo que será buena idea.

- ¿el qué?

- Ya te dije, nuestros padres deben estar presentes.

Caleb resoplo, eso hizo reír a Colin y eso obviamente hizo reír a Demmon, su pequeño hijo amaba las rabietas de su tío. Caleb rodo los ojos, para fingir que aquel gesto de parte del crio no le había parecido tierno.

Comenzó a caminar, guiando a Demmon donde, lo más seguro, estaban sus respectivos padres. De cierta forma el envidiaba a la pantera que ahora era padre, él no fue criado como en una burbuja.

¿En cambio él? le daban escalofríos con solo recordarlo. "Caleb no hagas esto" "eso no se hace, Caleb" "por ser hijo de quien eres deberías ser igual a ellos"

Gruño bajo ante el recuerdo de aquellas voces, cientos de propietarios y las mismas frases, gracias al cielo que había tenido a sus "primos" mayores: Noble, Forest, Salvation, pero aun así ellos nunca fueron bruscos con él para jugar.

A temprana edad decidió que lo mejor era entrenar por su cuenta, ya no quería seguir siendo débil. Eso no iba con él y nunca lo haría. Al llegar a la base central de operaciones soltó un suspiro, dejando atrás todo eso que lo hacía ponerse de malas y entro con una sonrisa de lado, aquella que lo hacía ver arrogante.

Demmon venia tras de él, haciéndole mimos al pequeño Colin y ese gritaba feliz y desesperado. Muchos machos que estaban ahí soltaron un gruñido bajo, pero solo basto una fría mirada de Caleb para que volviera a hacer su labor.

Caleb (Nuevas Especies 7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora