Declaro mi inocencia

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Entre en la torre de Tokio y busqué desesperada mente a un hombre o mujer con un tori en su camiseta que trabajase allí, estuve buscando por diez minutos hasta que un señor con pinta de cansado salio de una sala, bordado en el bolsillo de su camiseta había un tori como en las camisetas del campamento, me dirigí corriendo hacia él y le dije.

- ¿Como puedo ir al takamagahara?.

- Lo siento señor, pero no se de lo que me hablas - él dijo sin interés.

- Soy hijo de Izanami - le dije perdiendo los nervios - sí no me dices como llegar haré que te devore la oscuridad.

Hice que se levantara un vector para que lo viera y él palideció.

- Vale te lo diré - dijo asustado - tienes que coger el ascensor que te lleva al mirador y una vez allí tienes que ir a una habitación que pone acceso restringido, mis compañeros te mandaran al takamagahara, toma mi tarjeta el código es 7349, eso abrirá la puerta.

- Vale - dije - y gracias.

Esperé con un grupo de seis personas, una señora mayor, una familia de tres y dos estudiantes de secundaria, cuando llegamos al mirador busqué la habitación de acceso restringido, de repente hubo un terremoto que hizo que corriese el pánico entre los visitantes y haciendo así más difícil mi tarea de encontrar la habitación, el terremoto paso en tres minutos que parecieron una eternidad, cuando me levante vislumbre una puerta donde ponía "acceso restringido", cuando me acerqué vi la ranura para la tarjeta y un panel numérico, pase la tarjeta y una voz electrónica dijo.

- Introduzca la contraseña por favor.

Introduje el número 7349 y la puerta abrió dejando ver a tres personas con la misma camiseta que el hombre que me había dado la tarjeta.

- Shota ¿pensé que tu turno empezaba ahora? - dijo un hombre con el pelo muy corto y marrón con gafas de pasta como las mías, él vestía con una camiseta de manga corta de color blanco y unos pantalones baqueros de color azul claro.

- No soy Shota - dije.

Él hombre se sobre salto alarmando así a sus dos compañeros, una chica con el pelo rizado de color azul (teñido) que llevaba las misma ropa que el hombre y el otro era otro hombre con barba de tres días, pelo alborotado de color naranja (también teñido).

- ¿Quien eres? - dijo él hombre de pelo naranja.

- Soy Álvaro León hijo de Izanami - dije y los rostros de los tres palidecieron - he venido porque vuestro compañero me ha dicho que me podéis mandar al takamagahara.

- Y ¿por qué quieres ir allí? - la chica dijo yo la mire y dijo - si me permites la pregunta.

- Claro, como no te lo voy a permitir - dije con una sonrisa - me han acusado de un crimen que yo no he hecho y vengo a declarar mi inocencia.

Los tres hicieron un corrillo y empezaron a murmurar y a mirarme de vez en cuando hasta que al final me dijeron.

- Esta bien - me dijo el hombre de las gafas - ponte en el tori que hay al fondo.

Al fondo de la habitación había un tori de tamaño de una puerta normal, me puse en frente de el y dijeron.

- No es un tori cualquiera - dijo la chica - es un transportador hecho por el dios de los vientos Fujin, cuando veas la luz cruza.

- ¿Como en las películas? - dije riéndome.

- Algo así  - dijo el hombre de pelo naranja mientras tecleaba en un ordenador - vale ya está listo.

Pulsó la tecla "enter"  y el tori empezó a brillar formando como una pared de luz en el vació del centro, cuando crucé el tori vi algo que jamas podría haber visto en el mundo humano, había un grandísimo prado donde había arboles de cerezo, estanques con carpas koi ( un tipo de carpas que ponen en los estanque decorativos en Japón ) y templos, muchos templos, de algunos que iban del tamaño de una casa de campo normal y corriente a templos del tamaño de un castillo de la era medieval, pero yo sabia a cual tenia que ir, al templo del mayor tamaño, digno del rey de los dioses, tras buscar y preguntar a barios dioses menores y a espíritus que vivían allí me dijeron que el templo de Izanagi estaba al lado de una gran montaña y la única montaña que había estaba a tomar vientos de donde yo estaba. 

Llegué gracias a un espíritu del viento muy majo que me llevó de un soplido hasta la puerta del templo, llamé y una voz fuerte y llena de vitalidad me contestó.

- Pase.

Entre y vi a Izanagi con ropas tradicionales de Japón y con una mirada de desagrado hacia a mí.

- Vaya, vaya así que has venido - dijo con una mirada juguetona - pensé que tenia que ir a darte caza o mandar a las doncellas de Uzume para que te capturaran y te trajeran.

- Pues no - dije mirándolo a los ojos - he venido a demostrar mi inocencia, toma esto - dije mientras sacaba el sombre que me había dado mi madre.

- ¿Qué es esto? - pregunto el dios.

- Mis pruebas - le conteste - es un registro de magia oscura que fue realizado el 23 de Julio a las tres y cuarto de la tarde.

Izanagi abrió el sobre y leyó lo que ponía en el informe abriendo los ojos a cada palabra que leía.

- ¿Que me dice ahora señor Izanagi? - dije con tono de recochineo.

- Esto no es bueno - dijo él - un mago oscuro nunca hace magia sin pedir permiso a su maestro.

- ¿Qué quiere decir eso? - pregunté confuso.

- Significa que un mago oscuro que hace técnicas prohibidas a los mortales no es por una buena causa - dijo mientras se rascaba la barba - no te preocupes, mis disculpas señor Aru.

- ¿Que pasará con Kazama? - pregunté - ¿Puede que halla hecho esto para inculparme y para que usted me matase?.

- Es posible - dijo el dios - él sera el blanco de las doncellas hasta que lo encuentren y lo maten, ahora puede retirarse le avisare cuando sea necesario.

- Gracias señor - dije mientras hacia una reverencia.

Cuando salí del templo oí a Shisui decir.

- Te has controlado bien.

- Me ha costado no reventar su puerta cuando he llegado - dije mentalmente.

- Venga vayámonos de aquí tus compañeros te esperan en la parte baja de la torre - él dijo.

Me fui directo al transportador para volver con mis amigos para contarles lo que me había dicho Izanagi.

El Niño ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora