Capítulo 8

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— ¿Qué te escribió? —Lindsey se abalanzó sobre mí para mirar mi celular, pero yo fui más rápido al esconderlo y ella se quedó con las ganas de saber. Recibimos algunas incómodas miradas de nuestra compañera de trabajo, quien tenía los audífonos puestos y parecía realmente concentrada en la llamada en curso, pero para nosotros las dos y media de la mañana era la hora precisa para conversar de cosas banales.

— Muchas cosas —respondí después de un rato, consiente de la boba sonrisa en mis labios.

— Déjame ver, por favor —Lindsey hizo pucheros dignos de una infante y yo, luego de poner los ojos en blanco, le tendí el celular. Después de una semana y media hablando vía WhatsApp casi a diario era obvio que iba a tener un acceso directo a Frank en mi pantalla de inicio, así que Lindsey no tardó en encontrarlo y sus ojos se abrieron enormemente al ver la última conversación— Hijo de la grandísima... —se censuró a sí misma— ¿Cómo es eso de que va a ir contigo a la siguiente ecografía?

Yo sonreí ampliamente.

— Es mañana, o dentro de unas horas. Va a venir a buscarme al trabajo y luego vamos a ir a desayunar antes de ir a la clínica... ¿no es asombroso? —dije sin poder ocultar mi emoción. Ella dejó de lado el teléfono y se acercó a abrazarme con extremo cuidado.

— No puedo creer que esto esté pasando. Cuando me contaste de él creí que sólo era alguien desechable, pero ahora... Dios santo, ¿Cuándo voy a conocerlo? Necesito saber a quién se parecerá mi sobrino.

— O sobrina —dije yo, ella mordió sus labios.

Volví a prestarle atención a la pantalla porque evidentemente lo menos que necesitaba ahora era perder mi único trabajo. Ya se comenzaba a hacer difícil porque todo el tiempo tenía sueño y los dolores de espalda se sentían terribles al pasar casi toda la noche sentado, pero mis jefes habían comprendido todo y me habían dejado seguir trabajando. Incluso iban a acoger el prenatal y eso era algo grandioso. Mis compañeros de trabajo parecían algo quisquillosos con el tema, pero no era algo realmente importante. Mi círculo social seguía siendo sólo Lindsey.

Cerca de las cinco de la mañana abandonamos nuestros puestos de trabajo para ir a comer algo. Lindsey puso el hervidor de agua y yo, en lugar de tomar mí acostumbrada taza de café tuve que, al igual que todos los días anteriores desde que me enteré de esta criatura, beber una taza de leche. Al parecer al bebé le gustaba la leche o algo así porque pateaba cuando bebía, y Lindsey se pegaba a mí para sentir sus patadas y ambos terminábamos sonriendo como imbéciles.

— Le hablo todo el tiempo de ti y del bebé a Steve... y dejé de cuidarme.

— ¿Qué? —estallé, ella asintió.

— Hace como dos semanas dejé de tomar las pastillas y sé que voy a tardar bastante en, bueno, ser fértil de nuevo, pero realmente quiero ser mamá y nuestros bebés van a ser amigos, ¿No es cierto?

— Exijo ser su padrino —dije después de tragar la galleta que tenía en la boca.

— Porque es obvio que yo seré madrina de esta preciosa cosita, ¿No es así? —replicó ella, alzando la barbilla.

Y yo asentí varias veces. Después de todo era bastante obvio. Aunque si a Frank no le parecía... ¿Pero realmente iba a opinar él ahí? Hasta el momento se había visto bastante interesado en todo. Incluso habíamos tenido largas conversaciones con respecto a nuestras familias, vida sentimental y amigos. Él era bisexual y hace bastante tiempo había tenido su última relación seria. Me contó que hace poco había estado viendo a alguien pero que habían dejado de verse porque ese alguien quería algo serio y él no. Pero un bebé era algo bastante serio... y él parecía bastante interesado ahí. Sus emojis decían mucho también, y el que se hubiera ofrecido para ir conmigo a la ecografía también era bastante revelador. Pero por otro lado, quizás sólo quería estar en buenos términos conmigo para tener acceso al bebé. Quizás quería que le pusiera su apellido... Quizás quería quitármelo.

Gerard ・ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora