Capítulo 7

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Sonó el timbre. Rubius se acercó hasta la puerta, pagó y volvió a su asiento. Extrajo una pequeña mesita ratona del mueble en donde estaba apoyado el televisor, y comenzamos a comer mientras nos turnabamos. Primero, comencé yo, para enseñarle los controles (los sabía por series como las de Vegetta o JuegaGerman)
- Oh, lo tengo.- dijo con la boca llena de tomate.- Vale.- comenzó a jugar, con una sonrisa en el rostro.
- Tío, pero que graficásos. Lo estoy flipando.
Pasaron los minutos en los que, a pesar de sentirme medio avergonzada y nerviosa, me comí media pizza. Rubén sonrió.
- Mira a Ellie, coño. Yo le daba, eh. Solo digo, yo le daba.- reí ante el comentario.- No, Wilson, ¡Wilson! Bájate de la consola que tirarás todo parguela, coño.- Me tenté.
- ¿De qué te ríes?- preguntó divertido. Expliqué lo que pasaba entre risas, como pude.
- Es que... parguela...JAJAJA. Los insultos españoles, JAJAJA.
- Pringao. Coññññño de la madre.
- Hablá en argentino y mexicano, porfa.
- Pinche putooo, pendejooo.- Me reí el doble.
- Dios.
- Boluda, sos una pelotuda, boluda.Salió alta joda.. ¿wacha?
- Sí, sí... es wacha.
Terminamos de cenar bastante rápido, ya era algo tarde, y yo tenía que irme, al día siguiente cursaba. Nos quedamos hasta las doce de la noche jugandl varios juegos, incluso a Skyrim.
Luego de pasar un rato largo de distancia, le dije que debía irme.
- Vale.- se levantó del sillón sonriente y tomó las llaves para abrir la puerta. Me acerqué a ella, él la abrió. Lo miré.
- Fue una linda noche, en serio, nunca pensé que iba a poder estar así con vos, me la pasé 10/10.- Sonrió.
- Igual yo, necesitaba jugar videojuegos con otras personas de nuevo. Últimamente, con los chicos no coincidimos en horarios y tal...- me miró fijamente a los ojos. Le di un beso en la mejilla y salí al corredor. Él no cerró su puerta hasta que yo cerré la mía.
Me tiré en la cama, casi sin poder creerlo. Lloré.
Y sí, es normal, en mi vida pensé que podría estar así con él. Cada vez que lo veía, casi que todo mi cerebro se apagaba, cuando cerraba la puerta, ahí es cuando me daba cuenta de lo mucho que lo amaba.
Llamé a mi mamá, le avisé que todo estaba bien y me preparé para cursar al día siguiente.
Tenía los ojos rojos de la pantalla que tenía Rubén. Era un televisor enorme y curvo, casi que uno se podía sentir dentro de lo que se esté viendo en él.
A la mañana siguiente, me desperté a hice exactamente lo mismo que el día anterior, con la diferencia de que no tenía trabajo y no fui a lo de Rubén. Me lo encontré en el elevador.
- ¿Qué tal el día?- me preguntó.
- Divertido, ¿el tuyo?
- De puta madre, fui al cine con Mangel.
- ¿Se besaron?
- No.
- Mierda.- Rubén lanzó una carcajada.- Mangel vendrá mañana a la noche a jugar videojuegos, ¿quieres sumarte?
- Sí.- dije casi sin pensar.
Esa noche me la pasé leyendo. Estaba acostada en la cama, cuando de repente veo algo del tamaño de una tapita de Coca-Cola moverse entre las sábanas.
- ¡La puta madre!- Araña.- No, no, no. Morite, extinguite mejor. Te odio. Fuera, fuera.- Luego de unos segundos, alguien tocó la puerta. Caminé hasta ella sin dejar de ver a la araña, que amenazaba con matarme.
- ¿Qué coño...? ¿por qué has gritado tanto? Que se ha escuchado desde mi departamento, cabesa.
- Hay una araña fea y grande en mi habitación.- Rubén me miró con los ojos muy abiertos.- Adiós.
- No, no. Pará. Ayudame.
- Les tengo fobia.
- Yo igual. ¡Ahí está!- Rubén corrió hasta el departamento y trajo veneno. Sin pensarlo, y casi llorando, tiró por toda la alfombra, hasta que la araña dejó de molestar.
- COJONES DE MONO Y ESAS MIERDAS TIO.
- Gracias.
- Me lo recompenzarás con mucho más que un gracias.

Vecinos por incidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora