Capitulo 3

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La mañana siguiente comenzó con el apuro que representa quedarse dormida. Menos mal que en mi bien equipado closet cada traje colgaba con la camisa que le iba a juego. Mi impecable guardarropa, lleno de pantalones, faldas y camisas finas, con zapatos y carteras que combinaban, hizo que el vigilante de la firma me confundiera con una abogada en mi primer día. El BMW en el que llegué ayudó bastante a reforzar esa impresión.

Lo que el incauto oficial de seguridad no sabía era que el seguro de ese lujoso coche europeo consumía gran parte de mi salario y vivía rogando que no se le dañara nada. Venderlo no era una opción, ya que el título de propiedad estaba a nombre de la compañía de mi padre y, aunque mi progenitor era un sujeto decente, no quería ningún contacto con esa vida llena de gente mentirosa que

te apuñalaba por la espalda.

Si tan solo le hubiese hecho caso a mi abuelo, habría ido a la universidad y tendría una profesión. Pero no. Me conformé con vivir como una niña rica y malcriada convencida de que iba a casarme con mi novio de toda la vida. ¡Estúpida!

Con decisión sacudí la cabeza. Lo hecho, hecho estaba y había cosas más entretenidas en las cuales pensar.

La cena con Alfonso había ido de maravilla. Después del postre, hizo café expreso y nos quedamos hasta bien pasada la media noche simplemente conversando sobre comida, Serbia, Miami, películas, libros, música. En ningún momento sentí que me miraba de esa forma que tienen los hombres para

hacerte saber que están adivinando tu talla de sujetador. Eso y sus vastos conocimientos de arte y música clásica, así como su capacidad de explicarte las cualidades culinarias del azafrán, lo alejaban ciertamente de la heterosexualidad. Solo quedaba para la duda esa masculina seguridad en

sí mismo que ahora atribuía a su capacidad de manejar una cocina que daba al menos sesenta servicios en una noche.

Una mirada al reloj me dijo que había malgastado diez minutos pensando enAlfonso, así que mejor era agarrar mi bolso y continuar con esos pensamientos en el coche.

Cuando pasé por su puerta esta se abrió haciéndome brincar como una heroína de película de terror. Creo que hasta me puse la mano en el pecho.

-Anahi... -El muy desgraciado estaba fresco como una lechuga y sonreía como quien tiene un secreto- iba camino a llevarte esto.

Me tendió lo que parecía un panecillo humeante con algo dentro y una taza de esas para llevar en el coche.

-¿Qué es? -dije al tiempo que mi boca se hacía agua con el olor del pan recién horneado.

-Esta mañana fui a conversar con un proveedor en el puerto y me dio unas muestras de salmón, así que horneé unos muffins y les puse dentro una mezcla con el pescado y algo de crema. La taza tiene café con leche, vainilla y una pizca de canela.

-¿A qué hora te levantaste? -pregunté horrorizada.

-Me encontré con el proveedor a las cinco de la mañana, lo que me dejó tiempo de regresar y hornear el pan. -Sonrió como si no fuera la mayor cosa-. Espero que te guste.

-Quiero una foto tuya, una enorme -dije tomando el desayuno- para ponerla en el medio de mi sala y encenderle velas. Eres mi nuevo héroe. A tu lado Iron Man no es más que un montón de chatarra.

Sin pensarlo me incliné y le di un sonoro beso en la mejilla. Alfonsosimplemente soltó una carcajada.

-Que tengas un buen día,Anahi.

-Tú también.

Por alguna razón no quería irme. Deseaba quedarme y seguir hablando con él, pero el deber llamaba. Despidiéndome con la mano apuré el paso antes de arrepentirme. Por primera vez en mucho tiempo decidí que no me importaba el atasco de tráfico para llegar al trabajo. Tendría algo delicioso que comer por el camino.





Ustedes piensan que es gay? jaja
Es muy lindo😍

El Vecino Perfecto(AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora