Capitulo V

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Llegó a su casa, ya estaba entrada la noche y podía sentir el frió calarle hasta los huesos. Era extraño que hiciese tanto frió, pero ella lo ignoro por completo, solo un pensamiento ocupaba su mente.

"¿Cómo decírselo?"

Llevaba largo rato pensándolo, ser directa, confundirlo, no decírselo. Al final, se decidió por su mejor opción.

Entro silenciosa, se quito sus zapatos y los dejo en la entrada, como era común. Deslizo unas pantuflas sobre sus pies y acaricio lentamente el piso con las suaves suelas, siendo una sombra más en la oscurecida residencia.

Lo buscó con la mirada, parecía no estar, la casa estaba en sepulcral silencio y oscuridad… le asustó un poco.

Dejó la cartera sobre la mesa de la cocina, siguió por el pasillo y, sin fijarse en la sala, subió las escaleras hacia la habitación. Tampoco estaba ahí.

Se quitó la ropa, y con su cuerpo desnudo buscó en el cajón un conjunto que aun no había estrenado. Se lo colocó y bajo a la sala, prendió la luz, y se arrimo al sofá, grande fue su sorpresa al encontrárselo dormido ahí.

-Sasuke –susurró enternecida. No era común en él ver esa expresión de tranquilidad y alivio.

Se acercó con cuidado, y una sonrisa se dibujo en sus labios. Él se veía, no solo tierno, sino también muy ardiente con su torso al aire y su cabello desparramado.

Las mejillas se le tornaron de un color rosado, se miro y noto que su cuerpo reaccionaba sin sentido. ¿Seria posible? La encendía sin siquiera estar conciente de ello, le hacia desearlo sin proponérselo, lo amaba demasiado, como siempre había sido.

Despertó luego de un prolongado sueño, si mal no recordaba, se había acostado a dormir en la mañana, luego de regresar del hospital. Aun no había comido nada.

-¡Maldición…! –exclamo arqueándose, notando que no estaba solo. Levanto un poco su cabeza para poder ver, al final del sofá, a su esposa reclinada sobre la parte más sensible de su cuerpo.

-Parece que me extrañaste –comentó, acariciando sus rosados cabellos.

Ella no contesto, en esos momentos tenía la boca ocupada y era de mala educación hablar con la boca llena.

-Sakura… -el susurró se perdió sin llegar a oídos de la mencionada, que estaba absorta en lo que hacía.

La succión de sus labios, más los roces dentro de su boca, le estaban quitando la cordura al Uchiha. Ella, sabiendo eso, lo hacia cada vez con más afán.

-ahhhhh… ¿Qué intentas, hacerme acabar tan rápido? –preguntó sin comprenderla, solo llevaba unos minutos haciéndolo, se sentiría un niño si se volcaba tan rápido, pero ella no le dio opciones.

Los bruscos sonidos invadieron el lugar, desplazando al sonido que antes lo habitaba. El no quiso, y tampoco pudo evitarlo, la tomo de los cabellos y sin darle oportunidad a huir la presiono más contra aquella parte de su cuerpo, para que su miembro se fundiera en lo más profundo de aquella garganta.

Al acallarse los sonidos, en el rostro de Sasuke se formó una carrasposa sonrisa, y mientras el silencio se devolvía a su lugar, lo único que pudo oír fue la garganta de ella, tragándose cada gota de su amor.

-¿Qué fue todo eso? –preguntó, mientras ella se enderezaba lentamente y lo miraba agitada, con algunos rastros de lo sucedido en sus labios.

No oyó ninguna respuesta, pero para su sorpresa, al verla pudo apreciar a su hermoso cuerpo envuelto en un conjunto rojo oscuro, con bordados en negro y realmente agradable a su vista. El sostén y las bragas, más una tela que se transparentaba de tan fina que era… nunca lo había visto, eso era seguro. De haberlo visto antes, jamás se hubiese olvidado.

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