Capítulo 4: "Pasión en Grecia"

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Al día siguiente Natasha junto con sus padres se encontraban en un jet privado en un vuelo con destino a las islas Jónicas quien casi un desconocido para ellos los habían invitado. Los señores Collins se encontraban entusiasmados por toda aquella situación.

—Por favor Natasha se encantadora y educada con el señor Dominic Virtanen. — dijo su madre.

—Claro que lo seré, aunque no lo conozca y me parezca esto una locura por aceptar la invitación de alguien desconocido. — dijo Natasha al mismo tiempo que miraba por la ventana.

—Querida no digas eso, los Virtanen son personas importantes. — dijo su padre deseando que Dominic fuera uno de los multimillonarios y que su hija se fijara en él.

—No sabemos cuáles son sus intenciones. — dijo Natasha desconfiada.

El avión aterrizo y desde los aires habían podido apreciar de una hermosa isla con aguas azules cristalinas, hermosas áreas verdes tropicales y se dieron cuenta de que la isla casi no se encontraba habitada ya que no habían muchas construcciones.

Al bajar del avión unos asistentes se acercaron a ellos dándoles la bienvenida.

—Bienvenidos a Grecia, el señor Virtanen está ansioso por verlos. — dijo uno de sus empleados educadamente.

—Y nosotros por conocerlo. — dijo el papá de Natasha.

—Llevaremos sus equipajes, no se preocupen una limusina espera por ustedes. — dijo cortésmente y dirigiendo a los Collins para que lo siguieran.

—Muchas gracias, cuéntenos ¿por qué no esta tan habitada esta isla? — dijo en el camino dentro de la limusina la madre de Natasha al chofer.

—Es porque el propietario de esta y todas las demás islas Jónicas son del señor Dominic Virtanen.

—¡Vaya! — dijo sorprendida la madre de Natasha, todos se habían sorprendido pero Natasha seguía desconfiada de todo aquello y tenía la impresión de que iba a ser un multimillonario más que conocer y que sería muy aburrido.

La limusina atravesó gran parte de la isla, mostrándoles a los Collins una hermosa vista tropical. Era increíble como todo aquel paraíso podía ser de un solo hombre. La limusina entro a través de una entrada majestuosa mostrando una hermosa mansión.

Natasha abrió los ojos como platos al ver aquella lujosa construcción. —Miren, tiene una humilde casita. — dijo con sarcasmo, ya que ella pensaba que aquel hombre podía estarse pudriendo en dinero.

—¡Natasha! ¡Compórtate! — le reprendió su padre, salieron de la limusina y un mayordomo los recibió invitándolos a pasar.

Entraron a la casa y vieron aquellas hermosas decoraciones de mármol que toda la casa tenía con detalles griegos. —El señor Virtanen muere por conocerlos. — dijo el mayordomo mientras todo el equipaje de la familia Collins se dirigía a las habitaciones de invitados.

—Nosotros también a él, ¿en dónde se encuentra? — preguntó el señor Collins.

—Todavía no llega a la isla, llegara en un par de horas, habrá una cena en honor a la llegada de ustedes. — dijo el mayordomo explicando con porte elegante.

—¡Vaya! ¡Qué honor! Morimos por conocerlo.— dijo la madre de Natasha, los condujeron a sus habitaciones, una para sus padres y otra para Natasha.

Cuando Natasha llego a la suya abrió las puertas de su recamara y pudo ver que esta tenía un balcón con una vista impresionante a toda la isla y podía sentir la brisa del mar llegar hasta su piel. Aquel lugar era hermoso, parecía un sueño sin duda.

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