Capítulo 5: "Una cena romántica"

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Al otro día.

El celular de Natasha sonó, ella lo contesto sonriendo al ver en la pantalla que se trataba de Alexandre Zolezzi. —Buen día Madeimoselle Natasha, espero que este teniendo una agradable mañana. —

—Así es Alexandre, muchas gracias. ¿Cómo has estado? — saludó ella sonriendo, ya que le había alegrado saber de él.

—Estoy en estos momentos en Nueva York, ¿le gustaría ir a comer hoy conmigo? — dijo Alexandre con formalidad.

—¡Oh! Me parece buena idea, claro que acepto. — dijo ella con amabilidad y un toque de alegría en su voz.

—Bien, entonces en unas horas estaré en su hotel para recogerla.

—Claro, gracias. Hasta pronto.

Colgó el teléfono, Natasha empezaba a tener la idea de que quería divertirse, siempre había tenido a pretendientes detrás de ella, pero esta vez quería darse la oportunidad de disfrutar el momento, vivir experiencias y divertirse.

Horas después de la llamada Natasha se encontraba ya arreglada para salir a comer con el joven Alexandre Zolezzi, algo que alegró mucho a sus padres puesto que Natasha pocas veces aceptaba invitaciones.

—Natasha Monsieur Zolezzi ya llego— dijo su madre entrando a su habitación.

—Enseguida salgo. — dijo mirándose al espejo asegurándose de que todo se encontraba en su lugar.

Cuando salió vio de pie en medio de la sala de la suite a un muy bien arreglado y apuesto joven, se podía notar a distancia de que era francés por su estilo de vestir.

—Hola Natasha, ¿cómo te encuentras? Que linda te ves, digo siempre es así. — dijo amablemente y con ese toque de dulzura que lo distinguía.

—Te lo agradezco Alexandre, estoy bien y tú también luces muy apuesto. — dijo finalmente frente a él con una sonrisa.

Alexandre sonrió con galantería. —Gracias, ¿nos vamos? — dijo ofreciendo su brazo, el cual Natasha tomo enlazándolo con el suyo.

Salieron del hotel y subieron a la limusina del joven Zolezzi. —¿Gustas algo de tomar? — dijo abriendo una puerta la cual daba la vista de unas botellas que se encontraban en el mini frigo bar.

—Claro que sí. — dijo ella sonriendo y moviendo sus pestañas, aquel día quería coquetear y sentirse femenina.

Aquella actitud que Natasha estaba tomando dejo a Alexandre anonadado y aquello le encantaba.

—Quiero hacer un brindis, por ti Natasha. — dijo sonriendo y chocando ambas copas que tenían en sus manos.

Llegaron a un restaurante muy elegante de comida italiana. — Me gusta mucho la comida italiana, que gran lugar. — dijo una vez que se encontraban sentados en la mesa del lugar.

—Me alegro que te guste el lugar. — dijo el sonriendo sin dejar de mirarla, en sus ojos podía reflejarse un toque de dulzura, el cual al verlos causaba en ella una calma confortable.

Disfrutaron de una deliciosa comida, con vino en la mesa y aquella agradable conversación que Alexandre le ofrecía, Natasha se sentía bien al estar con ella, sentía una calma y como si no hubiera presión alguna al estar con él.

En un momento durante la cena la mano de Natasha que se encontraba sobre la mesa fue acariciada lentamente por la yema de los dedos de Alexandre, como un tierno gesto. —Es agradable estar contigo Natasha. — dijo el regalándole una dulce sonrisa.

—También lo es estar contigo Alexandre. — dijo sonriéndole de igual forma.

Su mano fue alzada lentamente y con cuidado para que Alexandre depositara sus labios sobre ella, como un gesto muy clásico, en ese momento Natasha podría jurar que le recordó a un cuento de hadas.

La comida finalizó y la limusina los espero en la entrada del restaurante, subieron a esta.

—¿Te gustaría que paseáramos en la limusina por Nueva York? — dijo Alexandre una vez que se encontraban dentro del largo y elegante vehículo.

—Me parece bien. — dijo sonriéndole, en aquella situación se encontraban más pegados el uno del otro que la vez pasada.

Alexandre sonrió dulcemente y se acercó poco a poco al rostro de Natasha, pero dudo unos segundos y no logro pegar sus labios con los suyos, solo se quedó mirándola fijamente a pocos centímetros, Natasha de verdad deseaba besar a Alexandre en aquellos momentos así que ella fue la que se acercó a él cortando los centímetros que los separaban y juntaron sus labios en un beso dulce y cálido.

Después de separarse Alexandre sonrió mirándola con aquella dulzura que lo caracterizaba.

—No quiero que te sientas presionada. —

—¿Lo dices respecto al beso? No te preocupes, yo quería hacerlo.— Natasha se había sorprendido de los cambios que estaban surgiendo en ella, aquello no era típico en ella.

—De acuerdo, me alegra escucharlo. — Era un completo caballero, con finos modales, aquello le había agradado mucho a Natasha.

Regreso al hotel, Alexandre se había despedido de ella dándole un beso en su mejilla, él era una persona muy correcta, de eso no cabía duda.

Natasha se encontraba acostada en su cama y decidió hacer una llamada.

—Frankie...tengo que contarte algo.

—¡Amiga! Al fin escucho de ti, cuéntame. — dijo animada Francesca del otro lado del teléfono.

—Fui con Dominic Virtanen... y nos besamos.

—¡Qué bien amiga! — dijo emocionada. — ¿El a ti o tú a él?

—¿No es lo mismo?

—No, hay una gran diferencia. Así que cuéntame. — le animó a proseguir.

—Él a mí y después yo a él. Y....— fue interrumpida por su amiga Francesca —¿Qué sentiste? ¡Cuéntame! Espera, si lo besaste eso quiere decir....— le incitó a concluir.

—No sé lo que siento, simplemente me deje llevar por el momento, Dominic es muy prepotente, cree que por su dinero puede conseguir lo que quiera, incluyéndome.

—Y ¿no es así? —preguntó confundida Francesca.

—¡No, claro que no! Frankie, es muy seductor, tiene esa llama que hace que me confunda.

—¡Wow! Natasha amiga, nunca te había escuchado hablar así de ningún hombre.

—Hay otra cosa..

—¿Qué cosa? ¡Me estas contando por pedazos todo, suelta todo de una vez! —exclamó desesperada su amiga, pues quería seguir escuchando lo que Natasha quería decirle.

—También bese hoy a Alexandre.

—¡Amiga! ¡Al fin me hiciste caso! Natasha me alegra que te estés divirtiendo ¡Así se hace! — dijo emocionada. 

Cherry BombDonde viven las historias. Descúbrelo ahora