Tu mirada

Seguir adelante

Hace un año en May Ushin

Andrea vivirá en otro país, ¿cómo podré con esto?; parece que estoy destinado a estar solo; hemos pasado muchas cosas juntos, malas, buenas, interesante se ponía cada vez que hablábamos.
Mientras me sumerjo en mis recuerdos empiezan a tocar la puerta y obligatoriamente vuelvo al mundo real; es mi madre quien me invita a ir al fundo de un amigo suyo , aceptó la invitación y me pongo a buscar mi maleta, no la encuentro en ningún lugar de mi cuarto y me dirijo hacia el ático en donde encuentro mis viejas cosas que me hacen recordar mi infancia triste, encuentro mi maleta en una de las cajas de cartón, está toda empolvada y me recuerda que hacia tiempos que no daba un paseo fuera de la ciudad, le doy una limpiada y la llevo a mi cuarto en donde empiezo a escoger mis prendas, escojo dos polos viejos y lo resto formal para estar presentable en frente de el amigo de mi madre; mientras escogía mis pares de botines el movil suena y se muestra el nombre de Andrea, me pongo contento y contesto la llamada:
-Ho...la, ¿Alex?, ¿Cómo estás?- La voz de Andrea suena un poco apagada, parece como si hubiera llorado; me entristece recordar que se irá pronto.
-Andrea, Hola estoy bien, ¿Pasó algo?- la verdad es que me sorprendió la llamada de Andrea y no se que decir.
-No nada, ¿estás ocupado?, perdón si te interrumpo-.
-No para nada, lo que pasa es que me iré de viaje por un tiempo y estoy haciendo las petacas-.
-Esta bien, ¿Volverás pronto?-.
-Quizás vuelva dentro de tres días , te..., extrañare- Le digo con un tono algo triste y me doy cuenta que debería aprovechar los últimos días que Andrea estará aquí.
-Necesito decirte que me iré mañana y solo llame para despedirme-
-!¿Que?!-.
-Si Alex , mi madre adelantó la fecha del viaje y no pude convencerla de quedarnos unos días más-
-Pero...,yo estaré con mi madre y no podré ir a despedirte- Pienso en cancelar el viaje con mi madre para disfrutar el ultimo día que Andrea estará aquí.
-Si..., creo que llame en el momento indicado- Lo dice entristecida.
-Andrea, me paso por tu casa dentro de un rato para pasar el día allí, ¿quedamos?-.
-¡No!, tienes planes con tu madre, no te preocupes por mi, hablaremos por el movil- Lo dice en tono de mandato pero yo se que por dentro ella quiere que me quede con ella.
-Esta bien, hablaremos por el movil- Mi orgullo me vence y Hago caso lo que dice Andrea, quedamos así y cuelga la
Llamada.
Mientras me dirijo al paradero junto a mi madre ; mientras esperamos el bus me doy cuenta de que la señal del movil se fue, ahora ¡¿cómo me comunicare con Andrea?!, joder mi circunstancia.
Me paso todo el viaje pensando en ella, pensando en nuestras aventuras, en sus ojos incandescentes y me quedo dormido con la imagen de su rostro en mi mente.
Llegamos al fundo "Rodríguez" y nos espera Francis el amigo de mi madre junto a un caballo negro, el paisaje es hermoso, a lo lejos se ve la escena de un arrebol entre dos montañas, es único aquel momento, pero algo anda mal, esta escena quisiera presenciarla junto con Andrea, me hubiera gustado que ella lo viera, es venuste.
Al llegar a la casa de Francis, recuerdo a Andrea y decido irme a caminar por el corral disfrutando de los animales y ver el paisaje, pero aquel arrebol me recuerda mucho a ella y camino hacia la casa.
Al volver a casa me encuentro en una situación desagradable, pues yo, quien desde un principio omitió lo crapuloso que me sentiría por ti al venir tan lejos; después de todo o funesto que había pasado, mi corazón te extraña y mi cuerpo de alguna manera necesita de ti.

Tras pasarme el rato recordando nuestras aventuras al estilo tess y hardin, escucho como una voz aguda que mucita detrás mío, estoy seguro que solo es mi imaginación, sonrío y me dejo caer sobre la cama; durante minutos pasando por mi mente "tú" la princesa de la historia que nunca escribiré, pues por que eres indescriptible, no se podría utilizar las palabras más técnicas del mundo, porque eres enigma por dentro y por fuera, ni la beldad de un arrebol podría simbolizar belleza a tu comparación, puede que parezca un adinero mío; la verdad es que ello no importa ya que inmortalizas el tatuaje y lo feo se vuelve bonito y lo bonito perfecto; me vuelves inerme y lábil a la vez con la incandescencia de tu piel y la efervescencia de tu presencia.
El letargo desaparece y mi díscolo mente vuelve a lo real, al avernoso lío que tengo, la melancolía se apodera de mi, pues, recordarte duele pero a la vez lo vuelve latente, no quiero ser el hablar de mi madre; por eso es que menguo y decido seguir adelante.