Narra Harry
Bo había estado un poco extraña el último par de días. Parecía como si su mente estuviera en otras cosas. Rogué que no fuera porque se arrepintió de tener relaciones sexuales conmigo. Mis gestos hacia ella habían sido un poco reservados, prudentes, porque no quería hacerle más daño del que ya le había hecho. Todavía estaba un poco incómodo con la idea de lo que pasó en su cuarto, enojado conmigo mismo por perder el control. Bo nunca debió haber sido sometida a ese lado de mí.
Cuando entré en la sala Bo estaba de espaldas a mí, buscando algo en su bolso. Su mitad superior adornada por una camisa oscura a cuadros mía a la que le tenía cierto apego. Las mangas tenían que estar enrolladas, ya que eran demasiado largas para sus brazos. Los jeans de Bo aferrados perfectamente a las curvas de su figura, algo que siempre me ha gustado de ella. Sonreí, caminando detrás de ella. Su cuerpo se sacudió en mis brazos cuando la abracé. La apreté ligeramente, apoyando la barbilla en el hombro de Bo. Nuestra posición permitiéndome inhalar su dulce aroma.
"Soy solo yo." Me reí ligeramente.
Una de mis manos viajó hasta su pecho, colocando mi mano por encima sus senos. Su corazón latiendo rápidamente, retumbando contra mi tacto.
"¿Estás bien?", Le pregunté un poco preocupado.
"E- estoy bien, sólo que me asustaste." Tartamudeó ella.
Mis labios colocando besos delicados por su cuello en un intento por calmarla. Pero me decepcioné cuando ella se alejó. Ella se apartó de mí, empujando su computadora portátil en medio de nosotros en cuanto traté de avanzar hacia ella. Bo absorbió mi ceño fruncido, mis rasgos confundidos obligándola a hablar.
"Tengo problemas con mi iTunes, me preguntaba si podrías echarle un vistazo?"
Ella me miró con recelo, su pregunta terminando con la mordedura de su labio inferior. Bo sonrió tímidamente mientras tomaba el dispositivo de su alcance. Nuestros dedos se rozaron momentáneamente.
"Por supuesto." Contesté.
Su mano se posó sobre mi hombro mientras se inclinaba, dándome un pequeño beso en la mejilla. El calor de sus labios se quedó en mi piel.
"Gracias. Voy al baño. "
Me senté en el sofá, Bo salió apresuradamente de la habitación. Sacudí mi preocupación, rizos cayendo alrededor de mi cara antes de que los apartara. Su computadora portátil se apoyaba en mis muslos mientras abría la tapa, presionando el botón de encendido.
Narra Bo
Cerré la puerta tan silenciosamente como pude. No queriendo alertar a mi novio de mí presencia en su dormitorio. Se cerró cuando di la vuelta, escudriñando el espacio que me rodeaba. De inmediato comencé a buscar, abriendo los cajones y revolviendo la ropa. Tenía que estar por aquí.
Abandoné la gaveta en donde estaban sus camisetas, girando frenéticamente a hacia el armario. Las puertas fueron abiertas de golpe antes de que me pusiera de rodillas, buscando en el fondo. Cuando no tuve suerte, mi visión se levantó por encima de mi cabeza. Me puse en pie, parándome de puntillas, tratando de llegar a la parte superior del armario. Un suspiro fue emitido por mi boca cuando no tuve éxito, mis dedos sin estar siquiera cerca de mi objetivo. Trabajé con rapidez para arrastrar una silla, balanceándome sobre ella y buscando por segunda vez. Con mi nueva altura, mi mano buscando a ciegas sobre la madera, maldiciendo a mí vacío descubrimiento.
Bajé de la posición elevada y me dirigí a la pequeña mesita de noche. Mis mejillas sonrojándose ante mis hallazgos, analizando la variedad de condones que Harry guardaba. Todos los colores, las texturas, los lubricantes. Sacudí la cabeza, dejando caer uno morado de nuevo en el cajón antes de revolver para llegar a la parte posterior. Dejé mi movimiento momentáneamente, esforzándome por oír los pies descalzos caminando por el pasillo. Palabrotas escapando de mi boca mientras rápidamente cerraba el cajón antes de salir corriendo hacia el armario. No tuve tiempo para arrastrar la silla hacia su posición anterior.