Capítulo 30

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Esto iba a ser el final, el punto final para comenzar otra etapa, otra vida, el problema era...¿Quién iba a retomar esa nueva etapa? ¿Los humanos o nosotros?.

Todos los Acéfalos estaban en fila, había una fila al lado de la otra, esperando las órdenes de su sargento.

-Soldados.-dijo Gotham llendo hacia el medio del escuadrón.

Hoy...

-Quiero decirles.-dijo con la voz neutra.

Tengo que...

-Que luchen y sobrevivan.-dijo caminando hacia atrás del escudaron.

Luchar...

-Y que fue un gran gusto.-dijo sacando una espada.

Por...

-Haberlos conocido.-finalizo levantando la espada.

Mi hermano.

Y acatando la orden del sargento todos salieron corriendo con sus espadas en mano, una sonrisa en el rostro y una ferocidad innata por salvar su especie.

Un grito feroz se escuchó de parte de los humanos y por primera vez en mi vida, logre ver el valor de los soldados. Una razón más para idolatrarlos aún más.

-Kram.-dijo Gotham detrás de mí.

Yo me gire y lo vi ahí parado, tranquilo con los brazos entrecruzados sobre su pecho, tan despreocupado.

-¿Si?.-pregunte apretando la mandíbula.

-Hasta que yo no te diga no vas a salir a pelear.-dijo enarcando las cejas.

Sabia cuáles eran mis intenciones, él sabía que no me agradaba quedarme acá parado viendo como todos morían. Por eso me recordó que solo tenía que salir cuando él me lo dijera.

-Lo se.-dije desviando la mirada.

Comencé a ver a mi alrededor porque tenía que distraerme, pero los gritos de dolor no me dejaban desconcentrarme tan fácilmente. Había un acantilado, estábamos a una gran altura pero ¿cuando llegamos aquí? Nunca me di cuenta, entre la charla con Ría yo...

-Ría.-susurre dando un paso hacia adelante.

-Kram.-advirtió Gotham.

-Lo siento.-dije retrocediendo.

¿Cómo estará? ¿Estará viva?

-¿Te preocupa? Ella está bien, te lo aseguro. Siempre quiso pelear y no se va a rendir tan fácil.-dijo Gotham riendo.

Yo solo sonreí para mis adentro y trate de encontrarla entre todos los soldados pero no la veía.

-Bueno, creo que llego la hora colega.-dijo Gotham sacando otra espada de la funda que tenía en la cintura.

-Por fin.-dije sacando las katanas que tenía detrás de mi espalda.

Ambos empezamos a correr al medio de la batalla. Gotham se separó de mí, fue hacia un costado y empezó a pelear contra los humanos, chocaban espada contra espada, yo me quede ahí mirando como poco a poco iba clavando esa espada en el estómago del soldado. El humano cayo de rodillas ante Gotham y sin previo aviso este lo decapito.

-Kram pelea.-grito Gotham mirándome con una sonrisa desquiciada en su rostro.

Mire hacia adelante y vi a un soldado corriendo hacia mí con dos cuchillas en las manos, comencé a correr hacia él y cuando estaba a un metro de distancia, clave las katanas en la tierra y con esfuerzo salte sobre el desenterrando y llevando conmigo las espadas, me gire y lo mire. El sin entender lo que había pasado se giró hacia mí.

-No voy a matarte.-susurre. El levanto sus cuchillas y se puso en posición de ataque.

-Necesito ir con tu jefe, con el sargento.-dije apretando el mango de las katanas.

-No, nunca te llevaría con el...monstruo.-dijo atacándome.

Me defendí, evadí todos sus ataques, quiso clavarme la cuchilla en el pecho pero contraataque con mi katana y con fuerza lo tire al suelo. Salí corriendo mirando para todos lados en busca de su sargento.

Empecé a correr más rápido, a saltar los cuerpos desmembrados y a golpear al que se cruce en mi camino, pero dos soldados salieron de la nada y se pusieron hombro con hombro delante de mí para obstruirme el camino.

-Por favor córranse.-dije respirado pesadamente. El dolor en mi estómago se estaba haciendo más intenso.

Ambos negaron con la cabeza y sacaron dos armas muy raras, en la parte de abajo del arma tenía un tubo transparente con un líquido verdoso. Me iban a matar, pero no podía morir, no ahora que sabía la solución a todo este problema.

Me encorve un poco y con fuerza agarre mis espadas, respire hondo y con tristeza corrí hacia ellos. Di mi primer golpe y falle, ellos se dividieron hacia los costados y yo pase por el medio, intente seguir corriendo pero uno de ellos me agarro de la campera tirándome hacia atrás. Caí al suelo y un polvo de tierra se elevó sobre mí, no podía ver bien pero cuando toda la tierra se dispersó pude verlos a los dos apuntándome con las armas. Con rapidez me levante y rasgue sus brazos con las espadas, no quería matarlos pero necesitaba irme.

Ellos pegaron un grito de dolor pero con la otra mano agarraron el arma para empezar a dispararme, con velocidad esquive cada bala. No tenía tiempo, tenía que ir a hablar con el sargento antes de que lo maten.

No quiero, no quiero hacerlo. Ellos merecen vivir como cualquier otra persona pero...

-Lo lamento.-grite.

Y lo hice, clave mis katanas en la garganta de los soldados, sus respiraciones cesaron y sus cuerpos quedaron inertes en el piso. Saque mis espadas de ellos y retome mi camino, seguí corriendo pero el dolor se hacía inaguantable y el olor a sangre me invadía las fosas nasales. A lo lejos divise al sargento, quise retomar la velocidad pero, tenia...

-Hambre.-susurre desacelerando el paso, mis pies se sentían pesados y ahora fijaba mis ojos en cada humano inerte en el suelo, llenos de sangre en todo el cuerpo.

-Sangre, carne, comida, hambre.-susurre. Deje de correr para mirar al soldado muerto que tenía delante de mí. Me saque la campera que ya estaba rota por las cortaduras que me hicieron y lo mire, mire eso tan delicioso y jugoso que tenía en frente mío.

Un grito desesperado salió del fondo de mi garganta y con rapidez me quite la máscara, sin pensarlo me arrodille a su lado y hundí mis dientes en su brazo, empecé a comer sin parar y cualquier pensamiento de culpa o remordimiento desapareció de mi cabeza para dejar paso a la satisfacción.

-Por dios que rico.-susurre mientras masticaba cada trozo de carne.

-¿Christoper?.-pregunto un hombre.

No, era mi imaginación, no podía ser, ya estaba demasiado loco. Ahora tenía que concentrarme en la comida, nada más.

-Hermano.-susurro con voz grave.

Me paralice. Levante la cabeza y lo vi, estaba...él estaba ahí parado frente a mí, con un traje de militar y un arma en mano. Pero no me estaba apuntando, solo me miraba con tristeza en los ojos.


Visitantes en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora