Iba caminando por la calle y todo el ambiente era hermoso, las casas de los vecinos, mi casa, las calles llenas de niños jugando, Caleb y yo. Estaba reviviendo este momento en tercera persona y no podía dejar de vernos tan pequeños y llenos de alegría mientras jugábamos con la patineta. Caleb era increíble, sabía millones de trucos y nunca se caía. Yo quise intentarlo pero solamente dure unos pocos segundos sobre la patineta.
-Duele.-dije entre lágrimas.
-Lo sé, pero ya no va a doler más. Te lo prometo.-dijo soplando la herida que tenía en mi rodilla
-Gracias hermano.-dije sonriendo.
El, sin importar nada sin importar mis equivocaciones o fallos siempre me ayudaba, no me regañaba solo se limitaba a sonreírme y decirme que todo iba a estar bien.
-Vamos, que tenemos que ir a comer o si no mamá se va enojar.-dijo Caleb ayudándome a pararme.
-Hermano.-dije alzando la cabeza para mirarlo a la cara. Caleb siempre fue más alto y fuerte que yo, por eso y por muchas cosas más lo admiraba.
-¿Que pasa enano?.-pregunto riendo.
-Cuando sea grande quiero ser como vos.-dije decidido.
-¿Qué? No.-dijo enarcando las cejas.
-¿Porque no?.-pregunte decepcionado.
-Porque vos tenes que ser vos mismo Chris, sos la mejor persona que conozco y te aseguro que cuando seas grande vas a ser genial, todas las chicas van a estar detrás de ti.-dijo Caleb riendo.
-¿Qué? No, son muy raras y tienen piojos.-dije negando con la cabeza frenéticamente.
-Si tenes razón hermanito.-dijo despeinándome.
Lentamente me desperté, pero no quería abrir los ojos, no quería, sabía que no estaba allí con mi hermano jugando y riendo, estaba en esta pesadilla y no quería afrontarlo. Lo necesitaba, necesitaba la vida de antes. Lentamente abrí los ojos con la esperanza de que todo fuera un mal sueño, pero vi el techo desgastado y la depresión, impotencia y tristeza cayeron sobre mí.
-Caleb.-grite desesperado con lágrimas en mis ojos.
Recorrí con la mirada toda la habitación y no estaba, él no estaba para decirme que todo iba a estar bien.
-Caleb, te necesito.-susurre apretándome el pecho con la mano para tratar de aliviar esas puntadas en mi corazón, ese dolor intenso. Pero no serbia, nada serbia.
Lentamente me levante de la cama y con pesadez me vestí, el dolor en mi estómago seguía ahí presente pero estaba tan muerto por dentro que ya ni lo sentía. Me coloque la máscara, abrí la puerta y me dirigía al cuarto de Gotham cuando note a Cel hablando alegremente con Ría, yo pase por al lado de ellos sin intención de hablarles.
-Hey, Kram.-dijo Ría.
-Kram.-dijo Cel levantando una mano indicándome que vaya con ellos.
Yo solo me limite a pasarlos por alto y seguir mi camino, no tenía ganas de hablar con nadie, iba a tratar de aligerar las cosas con Gotham para irme un rato de este lugar.
-¿Y ahora qué le pasa a este?.-pregunto Cel.
-No sé, no lo molestes se puede enojar.-dijo Ría regañándolo.
-Gotham.-dije tocando la puerta.
-Pasa.-dijo desde adentro.
Abrí la puerta y me adentre en la habitación, él estaba sentado escribiendo algo en una carpeta y sin despegar la mirada de allí, hablo.
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Visitantes en la oscuridad
VampirUn experimento...yo fui parte de un maldito experimento que arruino mi vida, planearon que trabaje para ellos, para protegerlos de lo que hoy, hay en este mundo. Escuche todo, cada palabra que dijeron sobre mí, de mis habilidades, mi cerebro y cora...