CAPÍTULO DIECISIETE

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Escucho cada uno de sus latidos.

Tengo el pecho de Richard en el lado derecho de mi cabeza y su corazón late con demasiada rapidez. Me abruma la idea de mirar su cara pero de todos modos lo hago; parece tranquilo, no hay un agujero en su cabeza y me mira estupefacto, nos volteamos y lo entiendo todo.

Decenas de hombres Betas salieron de sus celdas y formaron una barrera entre nosotros y Kate, hay un cuerpo de un hombre caído entre medio. Desde la derecha comienzan a llegar más Betas y todos se toman de la mano mientras nos rodean, forman un circulo donde Richard y yo estamos bien seguros en el centro. Intento ponerme de pie con la ayuda de Richard, Kate sigue disparando, varios Betas caen pero son reemplazados por otros que vienen llegando.

A medida que nos movemos ellos también lo hacen, son ciegos pero debieron haber desarrollado de buena forma la audición y el tacto. Cada vez que Kate dispara a uno ninguno arremete en su contra, sólo se juntan màs para protegernos a Richard y a mí. Siete filas de Betas nos separan de Kate, incluso escucho voces de niños ordenando el movimiento de los adultos, son como sus ojos, organizados de tal forma que ni siquiera puedo ver a Kate.

Cuando caminamos diez metros los guardias comenzaron a disparar, nuestra barrera de Betas disminuyó considerablemente pero los que quedan se mantienen firmes, no aflojaban aunque estuvieran sangrando.

-Tenemos que llegar hasta el helicóptero -le dice Richard a un niño pequeño que da órdenes a cada momento, parece ser el líder de nuestra barrera protectora de personas.

Cuando llegamos al helicóptero sólo quedaban una docena de Betas para protegernos de los disparos, Richard me toma y me pone sobre la plataforma del helicóptero.

-Los niños -le digo apuntando a dos chicos que están escondidos entre las piernas de los adultos.

Richard toma a ambos y cierra la puerta, el helicóptero asciende a toda velocidad, los Betas que quedaron abajo murieron en una indiscriminada balacera. Comencé a ver puntos negros otra vez, el dolor de mi pierna volvió y, nuevamente, me desvanezco.

. . .

Estoy en medio del prado al que huìa hace varios días atrás, el aroma a eucalipto invade mis fosas nasales; extrañaba mucho la tranquilidad que se siente aquí, en Alfa. A pesar de todo, creo que no tenía una vida tan mala como los centenares de Betas encerrados ahí, sin ver la luz del amanecer en años, ciegos, hacinados, desnutridos y preocupándose que los niños no perdieran la vista.

Los niños, recuerdo; Richard consiguió subir a dos y ahora son mi responsabilidad, si es que vuelvo a despertar.

Lo que más me sorprendió fue las agallas que tuvieron los niños pequeños para coordinar a los adultos para crear la barrera circular que nos protegía desde todos los ángulos, estoy consciente de que varios niños fallecieron en el lugar junto a los adultos. Es una sensación angustiante pensar en lo que es capaz de hacer la gente por mí, quizás lo hicieron por Richard; o por ambos.

Deseo con todas las ansias volver a este prado, sé que es un sueño porque mi pierna no está herida; espero que alguien en el helicóptero sepa sacar una bala y de paso, no quedar cojeando o que amputen mi pierna.

Mirar todo este pasto verde que me rodea me hace sentir metafóricamente cubierto de la sangre Beta; el terror me invade cuando recuerdo las intenciones de Kate sobre los Betas ciegos, los llamó topos.

¿En serio era capaz de convertirlos en sus tropas? Bueno, si fue capaz de asesinar a Allison a sangre fría, esa mujer está dispuesta a todo.

. . .

Cuando despierto siento la presión de una venda en mi pierna, donde la pierna izquierda de mi pantalón fue recortada como un short. No siento dolor y deduzco que el suero que tengo sujeto al brazo contiene un antiinflamatorio.

-Afortunadamente la bala no llegó al hueso -dice Richard a mi lado -nos salvamos por poco.

Es sorprendente lo seguro que me hace sentir su voz, cada vez que habla mis músculos se relajan al instante y mi cara de preocupación desaparece.

-¿Evan y Jane...?

-Aquí estamos, osado Omega -grita Evan desde la cabina de pilotaje junto a Jane.

Todos nos echamos a reír, incluso los niños que están atónitos mirando por la ventana, gritan cada vez que ven algo nuevo; por primera vez se sienten vivos luego de pasar los años más crudos de su vida.

-Bienvenido al cielo -grita Jane -bueno, literalmente.

-Estamos a minutos de llegar a La cúspide -dice Richard preocupado -Chris, veas lo que veas ahí todo es real.

-¿A qué te refieres con real, qué podría ser irreal?

-Mientras más detalles te doy te será más complicado concretar la prueba, Jaime me contó una vez que no es posible pasar la prueba si no eres honesto con quien eres.

-¿Qué pasa si fallo? -pregunto algo atemorizado.

-Eso depende de lo que elijas.

-¿Me perdonarías si regreso a Alfa?

-Es tú decisión Chris y te apoyo en lo que decidas.

-Gracias por todo Richard -digo con un nudo en la garganta -eres el mejor amigo que podría haber pedido.

-Te extrañaré mucho -dice Richard con una lagrima formándose en sus ojos.

-Si vuelvo a Alfa...

-Si vuelves a Alfa prométeme que nos olvidarás jamás.

No es necesario decir que lo prometo para cumplir esa promesa, jamás olvidaré el sacrificio de cada una de estas personas, ni el hermoso lugar que construyeron los Betas en la ciudad; fue una experiencia tan inolvidable por sus aspectos negativos y positivos, en ese momento me cuestiono si en realidad quiero volver a huir.

La cúspide #PGP2016 #WOSAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora