CAPÍTULO TREINTA Y TRES

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Definitivamente no hay nada igual a esto.

Atravesar el velo que estaba en medio del arco es lo más intenso que he sentido en toda mi vida, los vellos de mi brazo se erizan y un escalofrío me recorre de pies a cabeza.

En mi mente pasan todos los recuerdos importantes que he vivido en toda mi vida, como cuando di mi primer llanto, veo a mi madre sostenerme entre sus brazos, siento el tirón que me dio mi hermana para sacar mi primer diente de leche, estoy vomitando en el primer día de clases, veo a todo el mundo reunido en el funeral de mi abuelo, la primera vez que monté una bicicleta, mi primera afeitada, cuando tomé por primera vez el volante de un automóvil, la entrada al hospital psiquiátrico en el que me internaron, puedo verme en el oscuro y solitario rincón de mi sala de clases, estoy en el momento en que hui de casa y conocí a Richard pero mi último recuerdo es cuando lo veo desvanecerse entre una nube de humo; todo pasa en un instante, en un abrir y cerrar de ojos.

El lugar en el que me encuentro está lejos de ser el otro lado de la colina, estoy en una habitación blanca como en Utopía pero esta es muy peculiar, por más que intento encontrar algún límite como una pared, no hay nada a la vista.

-Bienvenido -dice una voz que resuena como un extenuante eco por todo el lugar, no hay rastro de una persona ni un altoparlante.

¿Dónde estás? -pregunto telepáticamente ya que estoy tan consternado que no soy capaz de abrir la boca.

-Me encuentro en todas partes y a la vez en ninguna, mi masa es infinita pero no ocupo espacio.

-Una vez me dijeron que La cúspide tiene un guardián.

-Ese es mi rol pero mi forma depende de cómo tu interior desee verme.

A un metro de distancia se forma una estela de luz que crece hasta ser del porte de una pelota de futbol, brilla como si fuera un pequeño sol capaz de quemarme al mínimo roce.

-Así te dibujaba cuando tenía...

-Dos años, tres meses, cinco días y ocho horas con medio minuto -la intensidad de la luz varía mientras habla, como si sus notas vocales se emitieran en forma de ondas luminosas.

-Es extraño, no temo de ti.

-Ahora que lo pienso no es nada curioso considerando que estuviste aquí en el recuerdo de aquel niño que vino junto su desconsolado padre.

¿Fue el último Omega en entrar, verdad?

-Sí, depende de ti si se considera como el último en salir de aquí.

Es extraño que aunque esa esfera de luz amenace con que podría llegar a morir sigo viéndolo como algo familiar, como cuando recibes una visita que no has visto en años.

-Las pruebas...

-No suelo llamarles así, fue establecido como una selección, si eres un verdadero merecedor del poder que yace aquí vivirás.

Supongo que Jamie les llamó pruebas para asustarme de forma intencional, es otro reproche hacia él.

-Este es tu lugar y toda tu gente está muriendo o sufriendo ¿por qué no purgas a tus enemigos?

-No tengo enemigos, chico.

-Pero los Gamas...

-La vida en Alfa, Beta y Gama siempre será injusta si el bien y el mal intentan convivir juntos, lo que importa son aquellos que luchan por equilibrar la balanza.

Tiene lógica, es como lo que dijo Richard antes de irse, si vivimos o morimos lo haremos intentando salvarlos a todos.

-¿No hay forma de que Richard vuelva aquí, a Beta?

-Su escencia es casi tan fuerte como la tuya y has venido por otro motivo, para fragmentar tu escencia a cambio de...

-Equilibrar la balanza y cumplir mi promesa.

-Exacto, Clementine está aquí durmiendo el sueño que, tal vez, dentro de poco dejará de ser eterno.

-¿Cómo le diré lo que Jack me dijo que le dijera?

-Hay mucha gente allá afuera que le hará saber que su padre fue un héroe.

Una mesa aparece junto la luz como por arte de magia, sobre ella se encuentran dos copas; una tiene el símbolo Uróboros grabado en su exterior y la otra un trisquel.

Elige bien joven Omega, tienes la oportunidad de regresar a casa ahora bebiendo la copa que contiene la serpiente que muerde su cola para repetir los mismos errores que la gente comete día a día en Alfa o puedes escoger la otra copa, aquella que te mantendrá atado aquí por siempre.

Y ahí estaba lo que tanto extrañaba, una vil amenaza como sucede siempre, al igual que las condiciones que me pusieron algún día Kate y Peter por su parte.

Era el momento de elegir si vuelvo a casa donde mi pasado está marcado de fracasos o decido quedarme para siempre aquí, ayudando a combatir la guerra que se alzó hace muchos años y que seguirá cobrando la vida de los inocentes.

-El trisquel representa la evolución junto al crecimiento como el equilibrio entre la parte física, mental y espiritual de un individuo.

-Tu sabiduría me sorprende, utilízala para escoger lo mejor para ti.

Me siento entre la espada y la pared, pensaba que pasando las estúpidas pruebas me teletransportaría mágicamente a Alfa. La copa que tiene la serpiente grabada me tienta porque si me quedo aquí no veré más a mi madre y Kate podría atraparme y abrirse paso hasta Alfa. Aquella serpiente que vi grabada en una piedra en el desierto cuando Richard intentaba regresarme a casa con la piedra de bronce, aquel material que le tenía tanto apego por la colección de figuras de dioses griegos que guardaba mi abuelo con tanto fanatismo.

-Bronce -digo exaltado -¿dijiste que tengo que beber sólo de una copa?

-Sí, a menos que tengas dos bocas -es curioso que esta cosa tenga sentido del humor.

Me acerco a la mesa y veo el contenido de las copas, una tiene un líquido tan espeso y negro como petróleo, la otra contiene algo tan claro que parece ser agua; es como un veneno junto a su antídoto, tomo la copa que tiene grabado el Uróboros y vierto su contenido rancio en la otra copa.

-El bronce es una aleación de cobre y estaño, tan opuestos como decidir regresar a casa o huir para siempre -digo antes de agarrar la copa con ambos líquidos mezclándose entre sí y lo bebo todo, con un terror que nunca había sentido porque no sé si lo que estoy haciendo es lo correcto, quiero cosas que sólo ambas sustancias pueden darme.

El contenido sabe a nada en particular hasta que trago la última gota, mi garganta quema como si la última gota estuviera disolviendo todo mi interior mientras se abre paso hasta mi estómago.

-Eres el primero en hacer eso -dice la luz que poco a poco se hace más pequeña.

¿Qué me has dado? -no soy capaz de abrir la boca, toda mi garganta se siente tan dura como si estuviese repleta de piedras.

-Deberías sentirlo como agua, sin embargo lo sientes como un trago amargo porque tú lo escogiste así.

La copa se resbala de mis dedos mientras intento desesperadamente que mis manos lleguen hasta mi cuello, la sensación poco a poco se aloja en mi abdomen y luego en mis piernas, mi visión se oscurece hasta que no veo ni un fotón de la luz que emite aquella esfera que me ha traicionado, el vil guardián de La cúspide.

La cúspide #PGP2016 #WOSAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora