-Como te sientes? Como te va? Solían ser las preguntas que me hacían al ir al la tienda, creo que aunque pasaran 100 años nunca superarías el asesinato de tu familia, mi violacion? Mi violacion, eh tratado de salir adelante- hice una pausa- de un momento a otro las personas empezaron a interesarse en mi, auch, recibo carta de internados pero honestamente las rechazo.
- que me dices de Emmet?- dijo una voz suave, yo me sentía drogada.
-Emmet? Jaja es muy lindo, me pregunto- hice una pausa- porque me ayuda? No tengo ni un año conociéndolo.
- él te conoce bien, sabe lo que necesitas y lo que te sobra, hablando de emociones.
Sólo sonreí irónicamente, Emmet no me conoce y nunca lo hará. Me quede callada, estábamos en una habitación oscura, lo único que alumbra era un foco, podía alcanzar a ver una mujer pero no podría distinguir quién era?, que hacía?, como llegue ahí?o porque me hacía tantas preguntas?
-sabes qué haces aquí?- me preguntó la misma voz suave.
-me secuestraron de nuevo?- respondo lentamente- es mala idea, no tengo familia, la mataron, supongo que sabe, quiero decir todos lo hacen, algunos saben más que yo.
Empecé con nuevo en la garganta, las palabras solo salían de mi boca sin razón alguna.
-no, no te secuestre- dijo la mujer acomodándose en la esquina- estás en un manicomio, has estado una semana aquí encerrada, te ayudaré a salir, no estás loca tienes un trauma, saldrás adelante.
-y si no quiero? Digo, si no quiero seguir adelante? Usted no sabe nada de mi, más que una imagen, usted cree que soy quien yo quiero que crea, y si soy como mi padre? Y si yo también soy asesina? Y quiero venganza? Usted no podrá cambiar eso.
- si, no quisieras avanzar, no me hubieras contado cómo te sientes, ni la historia, Juliet.
Me quede callada, esa mujer, decía que yo había llegado sola, pero yo no recordaba aquello, prendió la luz, me lastimo los ojos, había pasado unas cuantas horas en la oscuridad,con dificultad pude ver a Kate. Cuando recobre mi vista, ella quiso acercarse a mí, pero no lo hizo, lo pensó dos veces. Yo sentía frío, frote mis manos están congeladas, traía puesta una bata de hospital, al parecer yo había estado más tiempo de lo que pensé ahí, me levante, y Kate se voltio para no verme, salí de aquella habitación, la única puerta salía a un patio del manicomio, no era la única enferma, había más mujeres, hasta niñas, recuerdo a una mujer de mediana edad que estaba susurrando auxilio. Había una reja, como si fuera una carcel, el sol me daba en los ojos, necesitaba agua, y no sabía a dónde ir. Había unos alta voces en cada columna de una zona techada, comenzó a sonar mi nombre "Juliet Anderson", mire a todas parte, buscando a donde ir, ese lugar me volvía loca, me volvía loca no saber cómo llegué ahí. Una enfermera me tomo del brazo y la mire, me veía con lastima, me saco de ese patio y entramos al edificio, me llevo a una recepción.
-siéntate, querida- me indicó, me senté y vi cómo se retiró. En mi muñeca tenía un brazalete con mi nombre escrito, comencé a ver mi muñeca, tenía un moretón como si me hubieran tomado a la fuerza, vi mi otra mano y tenía un moretón también, me quede un segundo pensando y decidí en mirar mis pies, no había nada, más que pantuflas en lugar de tenis, cuando levante la mirada, había un chico enfrente de mi, no tarde en reconocerlo era Emmet, sus ojos verdes se veían cansados, y su cabello estaba despeinado, traía un ramo de flores, muy lindas flores, me las entregó y sonrío con ternura, las tome y las olí, tenían un olor suave y dulce. Acaricio delicadamente mi mejilla
-estas helada, como te sientes?
-no, sé que hago aquí, no sé por qué tengo estos moretones, ni por qué estoy helada.
El se sentó a lado de mi y suspiro cansado, me pregunto si él podía responder todo eso. Cerró los ojos
-me diste un terrible susto, pensé que te iba a perder, estoy seguro de que te drogaron para tranquilizarte, llevas una semana internada en este manicomio, tú no tienes que estar aquí.
-que me pasó?
-trataste de suicidarte, suerte que te encontré- sonrío- no sé qué pasó tampoco yo,estabas muy feliz en la escuela y te deje unas horas sola en tu casa, me llamaste llorando, no entendí lo que decías, solo sé que llorabas, salí enseguida, tardé en llegar, había un tráfico espantoso, cuando llegue a tu casa nadie abrió la puerta y entre por atrás, tenias golpes en ambas muñecas, no sé con qué lo hiciste, también te habías tomado todos los tranquilizantes- bajo la mirada agotado- en el hospital despertaste y susurraste que te trajéramos.
Me dio un dolor muy fuerte en la cabeza, el olor suave de las flores comenzó a irritarme, busque su mirada y cuando al fin la encontré
-te ruego que me saques de aquí- suplique, pude ver de reojo a Kate detrás de él, la mire, regrese mi mirada a Emmet- por favor, no quiero estar aquí.
Una enfermera se acercó con una silla de ruedas, se veía agradable, estaba llenita pero no era de las enfermeras que daban miedo, me sonrió
-muy bien nena, saldrás de aquí- me ayudó a levantar, yo la trataba de enfocar con la mirada- eres una mujer sana, solo deja que tu psiquiatra te atienda.
Me ayudo a sentar, yo la observaba detenidamente, luego empezó a empujar la silla, Emmet se levantó, la enfermera me llevaría a mi habitación, mire a atrás para ver a Emmet él se despedía, con una sonrisa, volví a mirara enfrente.
En mi habitación me cambie para poder ser dada de alta, la enfermera se encontraba afuera, cuando yo iba a abrir la puerta escuche a la enfermera hablar con el director del manicomio
-es una buena chica- dijo con un nudo en la garganta- ¿por qué las buenas personas sufren tanto?
-su padre lo provocó, quien lo pudo imaginar? Será un gran hombre, su hija no está en buenas manos.
-de qué habla?
- ese joven, el que le dio las flores, eh escuchado muchas chicas hablar de él, todas tienen una mentira diferente.
Abrí la puerta, ya no quería escuchar más, Emmet no puede ser malo, están conmigo, no? Se supone que prometió apoyarme.
Salí de la habitación, el director del manicomio me miró con una sonrisa, y fui a recepción. Emmet está esperándome.
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Estaba preparando mi equipaje para el viaje, recibí un mensaje, era de Mariel
Mariel: estoy afuera de tu casa, por favor ábreme, tenemos que hablar.
Yo: Okay, lo haré.
Baje las escaleras, mientras me ponía un abrigo. Al momento de estar frente a la puerta, pensé en el dolor que la platica que estuviéramos por tener me podría doler. Respire y cerré los ojos, abrí la puerta y sus cálidos brazos se enredaron en mi, ella me abrazo mientras lloraba, no pude contener mis lágrimas eh hice lo mismo, nuestra amistad se había ido a la mierda por una tontería, pero ambas nos extrañábamos. Ambas nos miramos a los ojos, trate de sonreír pero no pude, no quería dejar de abrazarla, no quería perderla de nuevo.
-perdóname, soy la peor, no debí dejarte ni hacer lo del camión.
-no importa, en verdad, es un chico,uno más uno menos, tú cómo estás?Sonrió y me volvió a abrazar, la invite a pasar
- que importa como este- me miró mientras ponía su bolsa en el sofá- tú eres la que más importa, como vas con todo?
- mal.
Baje la mirada y cerré la puerta, no quería hablar sobre el manicomio no nada de lo que había pasado, solo quería pasar un rato con ella como los que solíamos tener. Ella lo entendió
-iremos a Canadá!- sonrío- te quedaras con Emmet?-sonreí y ella me miró asustada- empiezas a amarlo, verdad?
-porque piensas eso?
-sonreíste cuando dije su nombre.
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Juliet: el lado oscuro del amor
Teen FictionPienso que mi vida a sido demasiado extraña y creo que es mejor guardar el secreto que mi familia me quiere ocultar, ellos no saben que yo lo se, no quiero cumplir los 20 años, a esa edad yo tendré que matar si corazón.