Parte 1. Capitulo 1.

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En la foto Elara

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En la foto Elara.

El sonido de los golpes resonaba en la sala de entrenamiento, marcando el ritmo frenético de nuestro combate. Cada movimiento, cada golpe, era una danza que nos unía en un vínculo ancestral. Mi aliento agitado se mezclaba con el de Carpo, quien gruñía mientras continuábamos nuestra lucha.

-Vamos, Ela - gruñó Carpo, tirando de mi brazo para que me incorporara. - El entrenamiento no ha acabado.

-Siempre me superas, C. - jadeé mientras esquivaba un gancho. Cada impacto parecía arrancar un gemido de mí. - Maldición - gemí cuando su puño encontró mi vientre.

-Otra vez y lo dejamos - lo miré suplicante, pero sabía que su determinación no cedería. Golpe, golpe, patada. Me anticipé al siguiente movimiento, deslizándome a la izquierda, y le devolví el golpe con fuerza, precisión y velocidad. Ahora era él quien gemía, tratando de recuperar el aliento.

Nos tumbamos exhaustos uno al lado del otro. Carpo tenía los ojos cerrados y respiraba agitadamente. Sonreí mientras apoyaba la cabeza en su hombro.

-Me voy esta noche - le dije, notando cómo se tensaba. - Calisto necesitará de tu guía, hermano. Es un cachorro recién salido del abrigo de mamá.

-Puedes quedarte - dijo en un intento de hacerme cambiar de opinión. - Nadie te está echando, Elara.

-Lo sé, Carpo - pero nada me retenía tampoco. Desde el día en que me transformé por primera vez, mi destino quedó sellado. Era una loba solitaria y solo podría unirme con mi Mate, si es que lo encontraba. Vivir con otros lobos me incomodaba. No quería imaginar lo que sería vivir con ellos. - Te extrañaré, a mi manera - me abstuve de decir, a cada uno de mis hermanos. Vivir con ellos me estaba volviendo loca.

-Yo también, Ela - se giró para envolverme en un abrazo protector. Su calor me reconfortaba, pero también me hacía sentir atrapada. - Yo también. Me aparté ligeramente, incluso ese toque me incomodaba. Le sonreí disculpándome y me levanté.

-Vamos - dije, tendiéndole una mano para que se levantara. - Una última vez - dije, lanzándome al ataque.

Aullé hacia la estrellada noche, mi voz se perdió en la inmensidad del cielo. El viento acariciaba mi níveo pelaje y mi aullido resonaba en el silencio de la noche. A lo lejos, varios lobos respondieron a mi llamado, creando una sinfonía de sonidos misteriosos y cálidos. Me tumbé en el borde del precipicio, sintiendo la noche mecerse suave entre las estrellas y la luna, que colgaba en el cielo como un suspiro menguante, casi extinta, pero maravillándome con la luz tenue que aún derramaba.

Revoleé sobre mi espalda, sintiendo la hierba fresca y húmeda bajo mi pelaje. Olí la tierra y cerré los ojos, dejándome envolver por la quietud de la noche. De repente, me tensé cuando escuché unas zarpas acercándose. Gruñí en advertencia, preparándome para lo desconocido. Un enorme lobo negro emergió a pocos metros de mí, ladeando la cabeza con curiosidad.


-¿Eras tú quien aullaba? - Preguntó en mi mente directamente, su voz tenía un tono misterioso.

Asentí, retrocediendo lentamente, cautelosa y respetuosa.

-No sabía que estaba en tu territorio. Me iré inmediatamente.

-Puedes quedarte - me dijo antes de que saliera corriendo, su tono cálido y misterioso. - Pero deberás irte para la luna nueva, época de apareamiento - explicó, ladeando la cabeza. - Tienes un pelaje precioso.

Sonreí mentalmente. - Gracias. Podría decir lo mismo del tuyo.

-Soy Jacob, alfa de la manada de Carolina del Norte.

Incliné la cabeza en señal de comprensión, sintiéndome atraída por su misterio. - Elara, loba solitaria de la manada de las Lunas de Júpiter.

-Estás lejos de casa, Elara.

-Sí, lo estoy - dije escuetamente, mi voz teñida de nostalgia. - Buenas e iluminadas noches, Jacob.

-Y que la luz de la luna esté contigo, Elara - dijo a modo de despedida mientras desaparecía en el frondoso bosque.

Miré el lugar por donde se había ido y escuché un fuerte aullido, un eco de misterio. Me giré, dejando el precipicio. Era tiempo de volver a casa, con el misterio de la noche grabado en mi alma y el cálido recuerdo de ese encuentro en el bosque.

Luz de Elara. Saga lunas de Jupiter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora