Capitulo 2. Parte 3

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Mientras avanzaba en su preparación, Elara sentía que cada día fortalecía los vínculos que la unían a su manada y su familia. Esa conexión, fuerte como un lazo de sangre, les proporcionaba la fuerza y unidad necesarias para encarar los desafíos que se avecinaban.

Las conversaciones con su madre se convertían en refugios de consuelo y fortaleza. En esos momentos de confidencia, las preocupaciones y temores de Elara hallaban refugio en el amor y la sabiduría de su madre.

—Mi vida, eres aún más fuerte de lo que puedes imaginar. Como futura alfa de nuestra manada, estás destinada a liderarnos con valentía. Siempre estaremos a tu lado, sin importar lo que suceda —su madre le susurraba palabras de aliento, su voz rebosante de amor y sabiduría.

Las palabras maternas eran como un bálsamo para el alma de Elara, infundiéndole la valentía necesaria para enfrentar el incierto futuro que se cernía sobre ellos.

Cada conversación con su padre profundizaba su relación. Después de agotadoras jornadas de entrenamiento, su padre compartía historias sobre la rica historia de la manada De Santos.

—Recuerda, hija mía, que nuestra manada ha escrito su historia con valentía y resiliencia a lo largo de los años. Estás a punto de agregar un nuevo capítulo a nuestro legado. No dudes de tu capacidad para liderarnos —el orgullo y afecto en la voz de su padre eran evidentes.

Las palabras de su padre eran faros que iluminaban el camino de Elara, otorgándole la resolución necesaria para abrazar su destino con confianza.

En las conversaciones con sus hermanos, especialmente con Carpo, emergían intentos desesperados por persuadir a Elara para que no se enfrentara a Mikael. Los ojos de Carpo reflejaban la preocupación y el temor que sentía por su hermana.

—Por favor, hermana, déjame enfrentar a Mikael. No soportaría verte herida o, peor aún, no regresando —Carpo rogaba, la preocupación y el temor grabados en su rostro.

A pesar de los intensos intentos de su hermano, Elara sostenía su inquebrantable resolución, sin ceder ante el miedo.

En una reunión con la manada, Tiye, la loba que se había emparejado con Mikael, se acercó a Elara con humildad y arrepentimiento en su mirada.

—Reconozco que mis acciones han causado dolor a tu hermana y a ti. Lamento profundamente mi elección y deseo enmendar mis errores —Tiye le confesó a Elara, sus palabras llenas de arrepentimiento y sincero deseo de redimirse.

Las palabras de Tiye resonaron en el corazón de Elara, quien, a pesar del profundo enojo que albergaba, anhelaba la reconciliación y la sanación.

La mansión De Santos se alzaba majestuosa y poderosa, con pasillos adornados por retratos que narraban la historia de la manada. Era un lugar que emanaba autoridad y respeto, un testimonio tangible del legado de los De Santos en el mundo de los lobos.

A medida que avanzaba en su intensa preparación, Elara se apoyaba en la fortaleza de los lazos que compartía con su manada. Esa conexión profunda y palpable se convertía en su fuente de inspiración, proporcionándole la resolución necesaria para afrontar lo que estaba por venir.

Mientras se encontraba en su habitación, un sentimiento de agotamiento y ansiedad se apoderó de Elara. Las paredes de la habitación parecían cerrarse sobre ella, recordándole la magnitud del desafío que enfrentaba. El aroma de su manada impregnaba el aire, un recordatorio constante de su conexión con ellos y la responsabilidad que cargaba como futura alfa.

Elara cerró los ojos, dejándose llevar por la nostalgia que le producia recordar el aullido lastimero de Abraham. Recordó la vez en que se conocieron y de como ella huyo del supermercado, la chispa que surgió entre ellos. A pesar del miedo y la incertidumbre, sabía que tenía que sobrevivir, no solo por la manada, sino también por su propia historia de amor inacabada, despues de todo se debia al menos eso.

La habitación estaba iluminada por la luz de la luna que se filtraba por la ventana, creando una atmósfera de quietud y reflexión. Las sombras danzaban en las paredes, como sus propios pensamientos que la envolvían en un torbellino de emociones. Era un momento de soledad en medio de la tormenta que se avecinaba, pero también era un recordatorio de su resiliencia y determinación para enfrentar lo que estaba por venir. Con un suspiro, Elara se aferró a la promesa de un reencuentro con Abraham, dándole la fuerza para seguir adelante.

Luz de Elara. Saga lunas de Jupiter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora