Parte 1. Capitulo 5

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En la foto Abraham en forma humana y en forma de lobo

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En la foto Abraham en forma humana y en forma de lobo.

Habían pasado dos semanas desde el inicio de la época de reproducción, y si mis primeros sueños húmedos me habían enviado directa al orgasmo, los que ahora tenia me llevaban al mismísimo infierno, ardiente y crudo infierno, me levantaba adolorida, con los pechos hinchados y húmeda. Había tenido que cambiar las sabanas varias veces tal era humedad que producía.

Gemi con frustración mientras salía de la cama y me dirigía directamente a la cocina. Cada paso que daba resonaba en mis oídos, recordándome lo adolorida que me sentía. Abriendo el armario, mi corazón se hundió al darme cuenta de que no quedaba café. El simple pensamiento de tener que enfrentar la mañana sin esa taza de cafeína reconfortante me hizo gruñir más fuerte. Era como si el universo se confabulara en mi contra en ese preciso momento.

Tomé las llaves del coche con la intención de ir a hacer las compras y disfrutar de un breve respiro, pero no podía evitar sentirme molesta por la incomodidad que se apoderaba de mi cuerpo. La idea de tener que moverme por la tienda, cargar bolsas y lidiar con la gente, todo mientras mi cuerpo pasaba por un ciclo lunar, me hacía desear poder tomar un trago largo de café más que nunca y enterrarme bajo las sabanas de mi cama.

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Mientras avanzaba por los pasillos del supermercado, con mi lista de compras en una mano y el carrito en la otra, la lucha interna era cada vez más intensa. La incomodidad de estar en un lugar lleno de personas aumentaba, pero lo que realmente me atormentaba era la tensión en mi interior. Mi loba anhelaba desesperadamente liberarse, aparearse, encontrar a su pareja destinada, pero mi parte racional, mi deseo de mantener mi independencia y evitar una unión forzada, la mantenían a raya.

La situación era desgarradora. Había vivido como una loba solitaria durante tanto tiempo que la idea de compartir mi vida con un Mate era aterradora y emocionante al mismo tiempo. Encontrar a mi Mate, la otra mitad de mi ser, era un anhelo profundo, pero no en estas circunstancias. La idea de un enlace forzado durante la época de apareamiento era un recordatorio constante de que mi loba y yo éramos dos entidades separadas que luchaban por el control.

El aroma de los lobos en el supermercado hizo que mi corazón se acelerara y mi respiración se volviera más agitada. Mi loba estaba al borde de la histeria, pero yo no podía permitir que ella tomara el control. Debía encontrar una solución a este dilema, pero no aquí, no en medio de un supermercado abarrotado.

Cuando el inconfundible aroma a menta y cuero inundó mis sentidos, supe con certeza que uno de los lobos en el supermercado era mi Mate. Esta revelación intensificó mi conflicto interno, creando una lucha desgarradora dentro de mí. Por un lado, estaba la emoción abrumadora de finalmente encontrar a la persona con la que estaba destinada a estar, mi pareja elegida por el universo. Era un anhelo profundo que había llevado conmigo durante toda mi vida, la búsqueda constante de esa conexión única y especial.

Sin embargo, esa emoción chocaba violentamente con la realidad de la situación. La idea de un enlace forzado durante la época de apareamiento, con la posibilidad de que ya estuviera unido a otra loba, me llenaba de temor. Era un recordatorio constante de que no tenía el control de mi destino, y eso chocaba con mi naturaleza independiente y solitaria.

La ansiedad y la tensión aumentaron mientras trataba de apresurarme con las compras. Sabía que no podía quedarme mucho tiempo en ese supermercado. La dualidad de mis emociones y deseos me había dividido en dos, y no sabía cómo resolver este conflicto interno que se hacía cada vez más angustiante. Encontrar a mi Mate en tales circunstancias había añadido una capa adicional de confusión y desafío a mi búsqueda de la verdadera unión que mi loba y yo deseábamos con desesperación.

El momento en que vi a mi Mate en medio de una discusión, mi loba gimoteó de alegría y deseo. Esa intensa conexión, la certeza de que finalmente había encontrado a la persona con la que estaba destinada a estar, hizo que mi corazón se acelerara y mi sangre hirviera de emoción. Por un instante, todo lo demás desapareció y solo quedamos él y yo en medio del supermercado, como si el tiempo se hubiera detenido.

Sin embargo, esa alegría fue efímera, ya que la dura realidad de la situación se interpuso en nuestro camino. Sabía que no podía permitir que esta unión forzada se convirtiera en una carga para ambos. El apareamiento debía ser una elección, un acto de amor y deseo mutuo, y no podía verse empañado por la circunstancia de encontrarnos de esta manera.

Mi decisión de huir, de correr en forma de loba y dejar las compras atrás, fue impulsiva. Era una huida desesperada de un encuentro que no debería haber sucedido de esta manera. Mi loba anhelaba la conexión con su Mate, pero yo sabía que no podía forzar ese enlace ni someterme a una unión que no fuera verdaderamente significativa. La confusión y el conflicto interno me abrumaban mientras salía corriendo del supermercado, consciente de que mi futuro y mi destino habían tomado un giro inesperado y desafiante.

Sabía que esta era una elección temporal, una táctica para ganar tiempo y espacio. La batalla interna entre mi parte humana y mi loba estaba lejos de terminar, y no sabía cuál sería el resultado final. Encontrar a mi Mate en tales circunstancias me había dividido en dos, y debía encontrar una manera de reconciliar a ambas partes de mi ser antes de que esta dualidad me consumiera por completo.

Mientras huía del supermercado, no pude evitar mirar de reojo al retrovisor del coche. Mi mate estaba allí, reflejado en el cristal, con una expresión de traición y confusión en su rostro. Una mujer corría detrás de él, intentando alcanzarlo, pero mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras aceleraba, dejando atrás la escena que había cambiado el rumbo de mi vida. El conflicto entre el deseo de estar con mi Mate y la necesidad de una unión verdadera y mutua me perseguía mientras continuaba conduciendo por la carretera solitaria.

Luz de Elara. Saga lunas de Jupiter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora