capítulo 4

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Me desperté con el dulce canto de los gorriones que canturreaban esa buena mañana (o por lo menos parecía ir bien por el momento).
-clataclash, clataclash- se escucha una vez tras otra
Me asome al jardín para ver que pasaba.
El abuelo de un compañero de clase, del cual su abuelo no me quiso decir el nombre se su nieto.
( Haber, mirad, el abuelo de mi compañero de clase, es muy majo y simpático, pero que no me quiera decir el nombre de su nieto, ¡ me parece un poco fuerte!).Bueno, seguimos con la historia.

De repente escuche una conocida voz, pero no terminaba de saber de quien procedía aquella voz tan...dulce...parecía la de un ángel.
La volví a escuchar, ¿pero de quien provenía la voz?.
Miré al señor mayor, por si la voz era suya, (lo que lo dudaba mucho, pero podría ser).
Mientras intentaba gesticular las palabras( tenía toda la boca dormida). La voz se dejó descubrir y a la vez descubrí 2 cosas:
De quien era la voz -la primera.
Y quien era el nieto de mi vecino -la segunda.
¡ Era Alberto!, él era el nieto de mi vecino. Nunca lo hubiese imaginado.
Entonces soltó - ¡que bonito pijama, Amelia!.
Me miré el rostro desprevenida, había salido en pijama al jardín, me iba a dar algo.- suspire ondo y me dije a mi misma en voz baja - lo bueno es que este pijama me sienta fenomenal- Entonces le contesté- Gracias, Alberto.
El se quedó boquiabierto, normalmente era más callada, aparte de haberme callado me hubiese puesto en modo Tomate y no hubiera podido gesticular ni una sola palabra, ¡pero había cambiado desde el año pasado, ahora era más abierta y simpática.
Él no me contestaba, así que decidí despedirme y adentrarme  hacía mi casa, tenía que arreglarme y hacer muchas cosas antes de asistir a clase.

¿ Por qué no me contestastes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora