Capítulo 13

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Parte del plan

Darren se sacudió el cabello húmedo mientras iba a buscarla por las afueras del campo de deportes.

Estuvo relajado y tranquilo hasta que lo notó.

Gruñó al verla muy abrazada con aquel chico que no era capaz de soltarla. Sentía, por primera vez, increíbles celos y deseos de golpear al alto rubio para que soltara a Kendall. Pero no podía hacerlo. No podía simplemente ir y golpear al chico sin quedar como un estúpido celopata ni que sus amigos lo miraran confundidos. Aunque ahora eso era lo de menos. Caminó hacia ellos y rodeó a la chica de cabello castaño oscuro de la cintura, atrayéndola hacia su cuerpo y alejándola del rubio que no dejaba de sonreír. Lo fulminó con la mirada, extrañamente enfadado.

—¿Todo bien, pequeña?— le susurró al oído

Ella se soltó del agarre y su corazón dio un brinco al ver aquella increíble sonrisa en el rostro de la castaña.

—Ethan, él es Darren— los presentó cuando el rubio volvió a sonreír a Wiese con cariño y ternura. Presionó la mandíbula al instante

—Su novio— puntualizó mientras le estrechaba la mano aún mirándole muy serio

Ethan soltó una risa, claramente divertido, antes de asentir ligeramente.

—No me dijiste que tenías novio— la regañó con una ceja levantada pero sin dejar de sonreír— y menos uno tan territorial...— soltó una risotada antes de fruncir el ceño, como si acabase de recordar algo. Sólo entonces miró a la castaña y la miró curioso— ¿y qué pasó con Kyle?

—Nada, Ethan, olvídate de él

Intentó regular su respiración ante aquella situación. Era increíble lo celoso que se había puesto sólo por verla abrazando a otro chico como si su vida dependiera de ello y, de igual forma, ante la mención de aquel nombre. Realmente empezaba a creer que entre West y Wiese sí había sucedido algo.
Pero, por otra parte, se sentía estúpido y sobretodo confundido por aquellos ridículos celos que debían ser inexistentes. Intentaba convencerse de que solo se trataba de una herida a su orgullo.

—Eso espero, Kendall— bufó en voz baja y la mirada burlona del rubio lo atrapó soltando humo por las orejas— Tranquilo tigre, sólo soy Ethan— informó como si fuera lo más obvio del mundo— su primo,

Las palabras del chico cayeron sobre él como un balde de agua fría. No podía sentirse más humillado ni menos estúpido de lo que estaba.

—Así que... —La mirada de Ethan se endureció— espero que no le hagas daño o yo mismo te dejaré sin deporte, campeón.

Y una corriente helada recorrió su columna dorsal con rapidez.

—Claro que no —masculló entre dientes antes de entrelazar los dedos con los de ella—. Lamento arruinar el momento familiar pero debemos irnos.

Esperó largos minutos hasta que se despidieran y volvió a tomarle de la mano para caminar tenso hasta los vestidores. Tan pensativo que no le importó entrar con ella. Así que muy tarde notó el error. Sobretodo cuando, al pasar por los casilleros, tuvo que soportar los silbidos que sus amigos lanzaban a la castaña sin dejar de mirarla con descaro.

Kendall a su lado ya estaba muy tensa y algo retraída cuando unos cuantos chicos los siguieron solo para mirarle el trasero. Quería pensar que sólo intentaban fastidiarle pero después de cada semana que transcurría se dio cuenta de que Kendall Wiese realmente les gustaba, ella era como la conquista imposible y que jamás conseguirían.

—Hey, preciosa —oyó decir a Dexter detrás de ellos—. Si este idiota no te hace feliz puedes venir conmigo.

Siguió fingiendo que los ignoraba y que no deseaba golpearles hasta que la dejarán en paz. Pero no era suficiente. Porque él nunca había defendido a ninguna chica y mucho menos se había puesto territorial o celoso. Sería la burla de sus amigos si lo veían de aquella manera.

KENDALL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora