Receso.

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10/03/2016

Entré al salón como siempre antes de tiempo para poder estudiar, pero en realidad me senté a admirar los rayones sin forma de la pizarra tratando de imaginar algún animal. Llevaba todo el día tratando de evitar a mi vecino de edificio y ahora que Azul y yo habíamos peleado, estaba sola.

Matt, pues el apenas me dirige la palabra. Quiere un respuesta y rápida. Pero es muy difícil pensar con alguien nuevo tratando de escarbar en lo mas profundo de tu corazón.

Mire al salón contrario, estaba vacío. Y agradecía el echo de que Simon ya no molestara, por un momento temí  que hiciera una locura que involucrara a ambos. Solté un suspiro lleno de cansancio, de la nada comenzaron a caer pequeñas hojas color rojo, fruncí mi ceño poniéndome de pie, abrí la ventana y estire mi mano alcanzando la pequeña hoja. Era un pétalo, y según mi instinto de jardinera pertenecía a una rosa.

Eleve mi rostro confundida hacia arriba, en la terraza del edificio "B", a pocos metros de mi, estaba Simon. Seguía tirando pequeños pétalos de rosa y cuando se percato de mi presencia sonrió.

-¡Sabia que estarías allí!- grito para que pudiera escucharlo, lo cual funciono con éxito. Su voz ronca provoco que mis oídos danzaran y pidieran mas, era terriblemente... perfecto poder oírlo. Siempre me había echo la pregunta de como seria su voz, y ahora estaba aquí. No junto a mi, pero podía escucharlo.- ¡Se que me equivoque, lo lamento ¿Bien?¿Me perdonas?- negué frenéticamente  con la cabeza como si de una niña se tratase-¿No hablaras?- volví a negar-¡No me obligues a saltar hasta allí!.

 Trate de ocultar una sonrisa, era increíble hasta donde podía llegar este chico. Pero siendo sinceros, dudo mucho que salte... Vamos, no solo podría quebrarse, podría morir y eso  bien lo sabia.

Vi como dejaba la chaqueta junto a la canasta a un lado del borde, el no lo hará... claro que no...es imp...

-¡Ah!- un gemido escapo de mis labios cuando se impulso a saltar, se detuvo observando interrogante. Sacudí mi pelo y me di vuelta dejándolo al borde de cometer una locura. Saque el cuaderno de mi mochila y escribe a toda prisa. Tire las cosas lejos del camino volviendo a la ventana para mostrarle mi primera nota en días.

"Te perdono." (Hoja 187)

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