Café.

55 5 3
                                    

Presione la chaqueta contra mi pecho mirando hacia todos lados, después de que Simón me digiera aquello supe que tenia razón. No podía esperar a que los demás maduraran si yo misma no lo hacia.

Así que nos habíamos citado, no en una cita, obviamente, porque eso seria estúpido. Pero quedamos en que nos encontraríamos en un  parque  lejos del instituto para evitar ser visto por nuestros compañeros, no sabia lo que pasaría si nos descubrieran y tampoco lo quería averiguar.

Después de esperar durante veinte minutos  alguien se acerco a mi entregándome un papel que tenia entre manos. Lo mire y luego de agradecerle se alejo, resople abriendo el sobre.

-Casi lo olvido-  el mismo chico que hace segundos se había acercado, volvió arrastrando los pies, lo mire mejor y después de un tiempo lo reconocí. Su cabellera rojiza haciendo juego con los ojos color cobrizo eran únicos.

-Tobias.- una sonrisa tensa se formo en mis labios al pronunciar aquel nombre, acepte la barra de chocolate que me ofreció guardándola en mi bolso.

-Pensé que no me reconocerías- dijo devolviéndome el gesto- es para ti, te los manda Simón.- dijo señalando a los objetos. Asentí.

-El no vendrá ¿Cierto?- asintió y una oleada de decepción me invadió, mordí mi labio mirando el césped de aquel parque y como las pequeñas gotas caían sobre nosotros. Apreté la hoja entra mis manos sin intención de leerla, era obvio que me pediría perdón y pondría cualquier escusa para justificar su ausencia.

-Es un idiota- mascullo su amigo, lo mire  sorprendida al oírlo utilizar aquellas palabras en contra de Simón. Frunció su ceño y después carcajeo- No me mires así. Seguro que en tu cabeza debes estar pensando lo mismo- pincho su dedo en mi frente llevando ambas manos  a el bolsillo de su chaqueta, soltó aire formando un hilo de vapor  mientras miraba a nuestro alrededor- ah dicho que no se sentía bien, se supone que lo debería de cubrir pero lo veo estúpido- me miro ensanchando una sonrisa- se que el nunca se enferma, al menos que tenga que acompañar a su mama de compras. Ese chico esta loco, por ti.

-No lo creo- me cruce de brazos, si hubiera sabido que venir aquí seria una perdida de tiempo no lo habría echo.

-Tu no te sientas junto a el.- comenzó a caminar en dirección contraria- ¿Vienes? Simón me dio dinero para llevarte a tomar un café. Me dio lo suficiente como para invitar diez amigos mas, así que tienes dos opciones. Puedes venir conmigo y pedir todo lo que desees como parte de una venganza o te quedas allí a helarte los dedos del pie. Oh y  no es algo tan lindo como crees.

Mi rostro se partió en una sonrisa y asentí corriendo a su lado.

250 Hojas, 250 Notas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora