Prefacio: ¿Tengo un tutor personal?

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encontráis fallos avisad por favor. Los personajes no me pertenecen sino que todo lo que tenga que ver con DB es de Akira Toriyama y todo lo que tenga que ver con KHR es de la autora Akira Amano. Yo solo he tomado los personajes prestados para hacer esta historia.

Era otro día normal para un joven de catorce años, cuyo nombre era Sawada Tsunayoshi, aunque él prefería que lo llamarán Tsuna.

Este chico de morenos y alborotados cabellos, estaba hastiado de estar encerrado entre las cuatro paredes de las clases. Por suerte, a la siguiente hora comenzaría educación física y podría ir a los recreativos para jugar un rato. Ese mismo día sus ropas consistían en el uniforme escolar de Namimori Chuu (escuela media Namimori, la escuela alta o la baja cambiaría el término "Chuu" por otro término distinto. Para nosotros la escuela media sería la secundaría, pero para ellos sólo dura tres años), la academia pública a la que asistía el cual constaba de una chaqueta de un marrón amarillento y claro con mangas largas y el escudo de Namimori en la parte frontal izquierda en color rojo, una corbata azul, una camisa blanca de manga larga y unos pantalones marrón oscuro. El uniforme podía variar algo dependiendo de los gustos de los alumnos.

Puf, así podría librarse de los pesados profesores que no paraban de regañarlo por dormir en horas lectivas.

El timbre sonó, por lo que tranquilamente y sin prisas empezó a salir del colegio. Ningún compañero intentó detenerlo, o avisar a algún profesor. Los propios profesores se pararon a mirar al joven de brillantes ojos negros, el cual mostraba un rostro tranquilo, que sin permiso se escapaba de las clases.

Pero no pasó lo que los alumnos y los docentes pensaban que iba a pasar, porque Tsuna salió de Namimori Chuu sin ningún problema. Cosa que le sorprendió hasta a él, dado que era casi imposible saltarse las reglas, teniendo en cuenta al demoníaco prefecto que imponía su propia Ley y golpeaba a aquellos que no la cumplían. Y se le considera demoníaco por lo sanguinario y sádico que era aún siendo humano.

Llendo hacía los recreativos, decidió tomar el camino largo. Total la clase de educación física que se estaba saltando era a última y tenía algunas horas antes de volver a su casa.

Al regresar a su casa notó a su madrastra, a la cual adoraba, un poco más activa de lo normal. Lo achacó a que posiblemente el desobligado de su padre aparecería por primera vez en tres años. Pero no, no era eso, ya que cuando entró en la cocina, Nana que era una hermosa mujer de treinta y cuatro años, la cual parecía más joven de lo que en realidad era. Sus ojos de color castaño, al igual que su pelo que estaba cortado en una melenita que le quedaba muy bien. Ella, era la mujer que lo había criado como si fuera suyo, y le dijo:

-Tsuna kun, que alegría que hallas vuelto. Mira e encontrado algo fantástico. Ya lo he llamado dice que vendrá mañana antes de que vayas a clases -le dijo a su hijo mientras le enseñaba un panfleto.

En el papel podía verse un anuncio sobre un joven tutor personal que lo único que pedía a cambió de enseñar era alojamiento y alimentos.

Al moreno eso le pareció raro, pero fuera quien fuera lo aceptaría siempre y cuando tratará bien a Nana.

A la mañana siguiente, cuando Tsuna llegó a la cocina para desayunar se encontró a un bebé vestido con un traje negro, una camisa naranja y una fedora con una banda naranja rodeándolo. Tenía dos grandes patillas morenas en forma de remolino que salían por encima de sus orejas, y la parte de pelo que el sombrero no tapaba era claramente moreno. Sus grandes ojos completamente negros, podían verse tiernos pero demostraban una inteligencia superior a la de un adulto. Todo el conjunto lo hacía alguien tierno, pero a la vez era peligroso y el joven Sawada lo noto gracias a un instinto que había aprendido a obedecer desde muy temprana edad.

Justo en el ala de su sombrero se podía apreciar un pequeño y tierno camaleón de un bonito y brillante tono verde.

El bebe, estaba sentado en la mesa hablando tranquilamente con su adorable madrastra. Cuando ambos lo vieron, el pequeño se levanto, miró a Tsuna y dijo:

-Ciaossu, mi nombre es Reborn y soy tu nuevo tutor.

-¿Tan joven? -preguntó el adolescente con mucha curiosidad notandose en su voz y a la vez abría sus ojos de la impresión de que un niño tan pequeño fuera su tutor.

-Si, es porque soy un genio, en octubre cumpliré mi primer año -dijo el bebé con una sonrisa extrañamente irónica.

-Bueno, no importa, mientras de verdad hagas tu trabajo la edad no es importante. -Le restó importancia Tsuna, con un gesto de su mano. A la vez que en su mente pensaba que era imposible que en realidad tuviera la edad dicha.

El más pequeño en la cocina miró asombrado al chico mayor frente a él por lo dicho, ya que normalmente todos muestran más escepticismo, y además no sabía si el que el moreno adolescente lo aceptara tan rápidamente sería bueno o malo.

En ese momento la mujer de la casa miró el reloj y dándose cuenta de la hora le dijo a Tsuna:

-Tsuna kun, rápido que entre una cosa y otra vas a llegar tarde a clase.

El moreno mayor miró también el reloj que estaba observando su madrastra y se asombró ya que hiciera lo que hiciera estaba completamente seguro de que no iba a llegar a la hora y terminaría combatiendo contra el prefecto.

-Je, hoy voy a tener que luchar contra Hibari, ya que en cinco minutos no llegó ni de broma. -dijo mientras aparecía una sonrisa predadora en el rostro del joven de catorce años.

-Ara ara ( oh cielos), otra vez pensando en pelear con ese amigo tuyo. ¿Ne (no)?

Reborn miró intrigado la interacción entre el chico y la mujer, extrañado de lo dicho por ambos, ya que la información que él había recaudado no era tan exacta como creía. Tenía que golpear a su fuente por baka (idiota) cuando lo viera.

Después de todo mientras lo espiaba ayer para corroborar los datos, notó que la mayoría de estos eran falsos.

Por ello el bebé decidió no probar la última voluntad de su alumno por ahora hasta que supiera absolutamente todo o casi todo lo relacionado con el chico al que debía enseñar.

Cuando Tsuna se fue a paso lento y tranquilo, su nuevo tutor se quedó un momento en la habitación de su alumno, preparando la hamaca en la que iba a dormir y al paso informarse un poco sobre el dueño de dicho cuarto mirando sus objetos personales.

Al entrar, se encontró dos tipos distintos de examen en la mesa a la vista de todos, demostrando que no le importaba lo que los demás pensaran. En los primeros había ceros y notas de los profesores en las que ponía que el chico suspendía por dormirse antes de que el examen empezara, por lo cual le era imposible hacerlo. Y los segundos, eran exámenes de recuperación en todos estos había un cinco, junto con otra nota que decía que el moreno se había dormido a los pocos minutos de empezar el examen.

Reborn estaba sorprendido, y eso era decir mucho. O su nuevo alumno era muy bueno copiando, o era un genio perezoso que en los exámenes solo quería dormir.

Cuando el bebé trajeado salió de la casa y alcanzó a Tsuna, notó que de verdad quería llegar tarde a clase. El pequeño trajeado sabía lo que pasaría si el chico de ojos negros sobre el que estaba sentado tardaba solo medio segundo en llegar tarde, ya que si se encontraba con Hibari Kyoya habría sangre. Ese prefecto sería una buena nube para Vongola. Pero primero el heredero de la organización debería llevarse bien con él.

Katekyo Hitman Reborn ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora