Transición y ¿Problemas?

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Como pasaba el tiempo, meses pasaron desde que conocieron, gracias a Lambo, al boxeador hermano de la chica Sasagawa. Desde ese instante Tsuna había ganado a un buen adversario a la hora de buscar combates para entrenar. Y a la vez el joven saiyan ganó la amistad de Sasagawa Ryohei, junto a que el joven guerrero que sólo usaba sus puños se volviera su guardián del sol.

Entre todas las extrañas aventuras que tuvo durante este tiempo, estaba el hecho de que Hibari Kioya se ganó el título oficial de guardián de la nube. En ese momento el carnívoro, mirando como todos lo Vongola entrenaban, dijo:

— Mientras que no me obliguen a estar rodeado de herbívoros y a convivir con ellos, no me importa pertenecer a tu manada de omnivoros. Siempre y cuando pueda ir por mi cuenta.

Habían tenido varios tipos de aventuras entre ellos:

Salvar a un joven niño de nueve años con cortos cabellos de color miel y ojos de un marrón clarito que le hacían parecer muy tierno. La ropa usual que solía llevar era una bufanda de color blanca y líneas grises con un suéter verde y pantalones vaqueros. Las personas de las que habían salvado al chico pertenecían a una familia mafiosa enemiga de Vongola. Desde que salvarán al pequeño, él se había vuelto un protegido de Tsuna.

Otra aventura que provocó el tener a otro protegido, en esta ocasión una niña de cinco años, fue que la pequeña I Pin, que es muy tímida, confundiera a Tsuna con un objetivo. Ya que la niña era la aprendiz de alguien quien le enseñaba a ser una asesina a sueldo. Al final la pequeña supo de su equivocación y se quedó en la casa de los Sawada para aprender mejor el japonés. El aspecto de la joven china, era pelo negro recogido en una trenza, ojos grises y típicas ropas de su país.

También conocieron a un baka ero (idiota pervertido) que por desgracia era el único médico al que podían acudir, al enterarse de que no había muchas chicas lindas, solo estaba Bianchi, en el grupo se negó a ser su sanador. Aunque por suerte, al enterarse de que el heredero de Vongola era un semi saiyan accedió a ayudarles sin quejarse por miedo a represalias que tomara Tsuna, ya que el médico había conocido a otros saiyans antes que a Sawada y temía su poder. El nombre de este viejo pervertido era Shamal, rondaba los treinta y muchos o más, por último su ropa era un traje blanco, con una camisa negra.

Las peleas de entrenamiento, también habían sido algo muy común, durante este tiempo el lazo de los Vongola se afianzaba y poco a poco se volvían inseparables.

Entre todos los momentos vívidos en esta etapa de su vida, también estuvo el desengaño amoroso de Bianchi para con Reborn, por una farsa de boda que salió mal, desde ese momento la hermana de Hayato ya no perseguía al asesino con intenciones amorosas y el propio tutor, aunque no lo mostraba, estaba aliviado de que la chica lo olvidara y siguiera con su vida. Algunos viajes al cielo por Lambo, entre los cuales por uno de esos mismos viajes traumaron a un pobre chico pelirrojo que fue a llevar al pequeño akambo de vuelta a casa. Acampadas de entrenamiento por el campo, las montañas y los bosques.

Además de que Hibari Kioya había aceptado unirse a Vongola siempre y cuando Tsuna lo volviera a derrotar, y esta vez sin que el propio prefecto parase el combate. El cielo de Vongola acepto el reto como era normal para todos los que lo conocían, habían fechado el combate en algunos días más en adelante ya que el prefecto en esas fechas estaba muy ocupado con variados papeles provinientes de la dirección.

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Otro día de estudios comenzaba; Tsuna, Takeshi y Hayato iban solos hacía Nami Chuu ya que los demás miembros de la familia que iban al mismo colegio que ellos tenían otros menesteres. A los tres adolescentes les sorprendia que los adultos los mirasen con nerviosismo y quizas algo de miedo, a la vez que murmuraban palabras inentendibles para los chicos. Al final Hayato se cansó del trato recibido y, cuidando su mal genio por que Tsuna ya le había regañado varias veces, le pregunto sin pelos en la lengua a la primera persona que encontró el motivo de esas miradas.

— ¿Q-que? ¿No lo sabeis?— el hombre no salía de su asombro, ya que no comprendia como estos jovenes no sabían lo que pasaba en su propia escuela.

— Si lo supiéramos no preguntaríamos. — Fue la seca respuesta de Tsuna.

El hombre los miro con nerviosismo, miedo y otro sentimiento en sus ojos. Si, es cierto, ese otro sentimiento era angustia, pero no por si mismo sino por la situación que los jóvenes frente a él sufrían o iban a sufrir. No que el hombre supiera lo que los chicos frente a él vivían día a día.

— Hay una pelea entre vuestra escuela y otra perteneciente a un pueblo cercano, el nombre de ambos es Kokuyo y por ello ya hay varios alumnos de Nami Chuu en el hospital.

Los tres jóvenes se miraron entre si, la máscara de indiferencia de Tsuna algo resquebrajada por la preocupación de que algún miembro de su familia estuviera en la institución médica antes mentada. Con un movimiento de mano dio su orden, llegar a la mayor brevedad a Nami Chuu para descubrir que alumnos habían sido atacados.

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Decir que Tsuna estaba enfadado era quedarse corto. No sabía por que lo habían hecho así, pero habían cabreado al joven equivocado y más por que una de las personas atacadas era uno de los miembros de su famiglia. Estaban con Kioya, que había recibido un reporte a su móvil de quienes eran los atacantes. Por la mirada del prefecto Tsuna comprendió que Hibari quería ir por su propia cuenta, guiándose por su propio orgullo, al menos por hoy, ya que habían atacado en su mayoría a alumnos de su escuela. Por lo pronto, Tsuna iría a visitar a su guardián del sol para ver si así podía entender algo de lo que sucedía.

Ya cuando llegaron al hospital para ver a Ryohei notaron que a todos los alumnos atacados les habían arrancado un determinado y distinto número de dientes. Cuando entró la hermana pequeña de Ryohei todo el grupo mintió intentando que la chica no se preocupara tanto, pero Tsuna no entendía como la muchacha podía creerse una mentira tan obvia.

Al salir de la habitación en la que reposaba el boxeador, Tsuna pudo averiguar el orden de los ataques y el número de dientes arrancado de cada herido. Los ataques iban desde el más débil hasta el más fuerte y los dientes arrancados iban en aumento. Gracias a unas frases crípticas de Reborn e intentar razonar el cielo, la lluvia y la tormenta juntos se dieron cuenta que era una cuenta atrás y que buscaban a alguien, y Tsuna suponía que era a él ya que usaban técnicas de la mafia. Los tres jóvenes decidieron esperar a que atacaran de nuevo, estando los tres atentos para detener y seguir a uno de los hostigadores al lugar en el que ellos se reunían. Después de todo aunque Hibari ya había ido por su cuenta a ese mismo lugar, los jóvenes Vongola no preguntaron ni se interesaron en la localización, hecho del que ahora se arrepentían.

Por suerte, buena para ellos y mala para el atacante, al parecer el siguiente de la lista fue uno de los tres chicos. El enemigo de Kokuyo, que llevaba el uniforme militar de la escuela a la que pertenecía añadido también usaba un gorro de lana blanco y unas gafas ovaladas que se reconocida cada cierto tiempo. Su tono de piel era muy pálido y por extraño que pareciese tenía un código de barras en la mejilla izquierda.

Sacó su arma que consistía en una pareja de yoyos, los cuales al moverlos lanzaban agujas a su contrincante. El chico de Kokuyo empezó el ataque haciendo notar que el Vongola que iba a luchar era Hayato. Ya que todas la agujas lanzadas por los yoyos iban lanzadas a la cabeza de Gokudera.

Katekyo Hitman Reborn ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora