Te sientes solo. Hasta el punto de dudar si de verdad tienes a alguien, solo a una persona. Una persona preocupada, atenta y que piense en ti. Porque claro, es lo que haces tú. Te preocupas. Y de pensarlo, te lo creés. Te creés que estás solo. Te sientes débil, sin ganas de nada pero queriendo gritar, comiendote la cabeza, diciendote a ti mismo que te falta algo, que eres inútil, que si no tienes a nadie es porque tú mismo te lo has buscado, pero en verdad si te falta algo, y es seguridad en ti mismo, confiar en que vales mucho. Tienes que mirar a tu lado y ver lo que tienes y no lo que creías tener. Agradece a la vida dejarte ver el sol. Grita, llora, corre, sufre, ama, pelea, salta. Disfruta. Porque puedes, porque tienes que hacerlo y tienes con quien hacerlo y llegara un momento que no podrás. Y ese momento no puede ser el momento en el que te des cuenta de que no estas solo, porque será tarde.
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Mil letras sin pestañear
Poesía[La ilusión con la que escribo, mil letras sin pestañear] -En proceso de entender por qué veo el cielo a las espaldas del papel