Por todas aquellas veces que me di el golpe. Las veces que me decepcioné, las caídas, las desilusiones, los problemas. Por todas las personas que día a día se encargan de intentar joderme. Las falsas esperanzas, los falsos amigos. El pasado, esa infancia que mucha gente rememora como una etapa bonita y no para todos fue así. Los recuerdos. Esos que mucha gente se empeña en olvidar, personas que pasan media vida viviendo de ellos y la otra media intentando olvidarles. Al fin y al cabo, los recuerdos nos hacen darnos cuenta en lo que nos equivocamos, en que las cosas salen mal, que la vida no es reír y saltar, pero tampoco es todo el rato llorar. Gracias a todos esos golpes, desilusiones, problemas y recuerdos, aguanto lo que sea. Son los cimientos de mi muro, con ellos empecé a hacerme fuerte, a darme cuenta de que el mundo no se acaba cuando la bombilla se apaga, de que lo que más importa no es lo que piense la gente, ni lo que digan ni lo que hagan. Que si no fallas no aprendes, que si no hay problemas nunca encontraras soluciones. Si no lloras, no buscaras nada por lo que reír. Los problemas van, vienen y a veces ,permanecen, pero date cuenta de que gracias a ellos eres fuerte. Si nunca te ha salido nada mal, nunca sabrás lo que se siente al conseguir algo, la alegría, la emoción, la felicidad. Así que no le eches la culpa a los problemas, si eres tú el que no sabes como ganarles la partida, recuerda que tú eres el que más se ha caído, y así, el siguiente problema, no podrá contigo.
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Mil letras sin pestañear
Puisi[La ilusión con la que escribo, mil letras sin pestañear] -En proceso de entender por qué veo el cielo a las espaldas del papel