—¡Pero omma!
—Sin peros señorita, ya está decidido. —dijo mi madre sin dirigirme la vista. En cambio, la mantenía en su plato.
—Pero... ¡No! ¡No quiero! —grité tirando mis cubiertos sobre el plato logrando hacer el irritante sonido de los metales al chocarse unos contra otros.
No voy a permitir que otra vez se salgan con la suya, ya no soy esa niña a la cual manipulaban con sus vacías palabras.
—No es decisión tuya hija, tu madre y yo ya lo hemos decidido —habló mi padre.
Lancé una mirada asesina a ese par antes de subir enojada a mi habitación. Siempre es lo mismo en esta familia: mis padres toman decisiones sobre mi sin consultarme antes y lo detesto mucho.
Pero mi modelo de salida perfecta, con dignidad, se arruina al momento de tropezarme contra un mueble y caerme.
—¡Que quede claro! Eso no disminuye el impacto de mi salida —expliqué en el momento que miraron hacia mi. Me enderezo, acomodo mi cabello y ropa y camino hacia las escaleras.
Con cada escalón que subo marco fuerte mis pasos con la intención de que escuchen la madera crujir y se den cuenta de lo molesta que estoy. A ellos nunca les importé, siempre tengo que seguirlos a todas partes donde vayan por el simple hecho de se su hija.
—¡SIEMPRE LE ES MÁS IMPORTANTE SU TRABAJO QUE LO QUE YO PIENSE! —grito antes de cerrar con brusquedad la puerta de mi habitación.
Corro a mi cama y al tirarme sobre ésta tomo un almohadón y lo coloco sobre mi cara para pegar un grito desahogador.
Me habían prometido que esta, sería la última vez, pero veo que han roto su promesa y de nuevo me creí sus vacías palabras. Nunca se dieron cuenta de cuanto sufro con estas repentinas mudanzas. Cuanto me duele hacer amigos y tener que perder contacto con ellos a los pocos días. Siempre ponen su trabajo antes que yo, nunca les preocupó ni interesó mi vida social. La mudanza de Daegu a Busan, fue la sexta, y según ellos, la definitiva. Me siento tan estúpida por haberles creído siempre que me dicen el mismo cuento.
Luego de gritar tanto que hasta ya siento el ardor en mi garganta aumentar cada vez más, retiro el almohadón de mi cara y me enderezo en la cama para abrazarlo y esconder mi cara en él.
He dejado tantas amistades que ya perdí a cuenta, culpa de todas las inesperadas traslaciones de lugar de mis padres. Parece que lo hacen a propósito. Y ahora que ya pude mantener una amistad por mas de 3 años me intentar separar de él...
Cuando levanto logro ver dos manchas negras pintadas en la tela del almohadón, seguramente es mi máscara de pestañas. No me di cuenta en que momento empecé a llorar y mis lágrimas lograron quitarla, ahora realmente estoy hecha un asco. Cuando me levanto decidida a ir al baño a lavar mi rostro un ruido proveniente de mi celular hace que me detenga a mitad de camino.
Volteo en sí para tomarlo y al ver el remitente dudo un segundo en atender o cortar, no me gustaría que escuchase mi acongojada voz.
—Ho... —logro pronunciar apenas y trato de controlar mi sollozo—. ¿Ho-hola? —pregunto luego de aclarar un poco mi voz.
—¡Hola Tenshi! —habló eufórico como siempre lo hace. Una característica buena de él, que nunca está triste, o trata de no demostrar.
—Hola... —suelto en casi un susurro que dudo que haya logrado escuchar. La verdad, me duele mucho la garganta como para hablar fuerte y claro.
—¿¡Por qué no atendías mis llamadas?! —espeta molesto e intrigado a la vez.
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Kokoro || Jin (BTS)
FanfictionKang Hyeki tiene que volver a empezar su vida cuando se muda a Seúl por criterio de sus padres. Tiene que abandonar todo lo que hizo en Busan, para volver a empezarlo en su nueva ciudad. Comenzar la universidad y buscar un trabajo. La típica vida de...