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—Es por eso que la globalización está compuesta por la tec- —el sonido estridente de la campana interrumpe al ajusshi que estaba hablando y los estudiantes salen del salón como si el mismo se estuviese prendiendo fuego.

Pero un tono de mi celular; indicando un nuevo mensaje recibido, para ser más específicos, me detiene y al tratar de leerlo mientras camino me hace ir a paso de tortuga.


+827092614 

Hola, ¿vamos a algún lado?


Al ver que era del mismo número que antes guardé el celular en el bolsillo de mi jean y emprendí camino hacia la biblioteca.

—¡Ey! ¡Fíjate por dónde vas!

Grito hacia un chico que pasó corriendo y me dejó tirada en el suelo con todos mis libros desparramados por el corredor. Suelto un suspiro y comienzo a recogerlos cuando logro visualizar a alguien ayudándome.

—¿Estás bien? —me pregunta una voz gruesa tan peculiar que ya es muy familiar para mis oídos. Al levantarme nuestras miradas se conectan y automáticamente giro mi cabeza para no tener que verle más y entro a la biblioteca a paso apurado.

No es nada. Para mí es un completo extraño, no significa nada.

Cuando encuentro una mesa disponible dejo los libros sobre ella y al sentarme me doy cuenta de que ha entrado conmigo y se sienta en frente. No es que me moleste su presencia... Bueno sí. A lo que voy, es que no quiero que malinterprete las cosas: que pueda ir conmigo a todo lugar al que voy, que pueda hablarme con confianza, que tenga relación conmigo.

¿Qué no tiene nada mejor que hacer que seguirme a todos lados?

Abro un libro al azar y pretendo leer como para que comprenda que estoy estudiando y como todo caballero se retire para que pueda concentrarme y hacerlo en paz.

Pero no.

—¿Y qué dices? —pregunta ansioso.

—¿De qué? —contesto con una pregunta-respuesta sin verle, al momento en que giro la página de lo que parece ser un libro de geología cuando yo tendría que estar estudiando uno de historia.

—¿Cómo de qué? ¿No leíste mi mensaje? —pregunta confundido y abro mis ojos para luego verlo y es ahí cuando mi mente hace ''click'' y entiendo todo.

Así que ese número desconocido era de él. Pero... ¿De dónde sacó mi numero? Que yo recuerde no se lo he pasado a nadie de aquí como para que se lo pida a algún estudiante. Y tampoco creo que pueda entrar a la dirección e infiltrarse los datos del estudiante buscando el mío para obtenerlo.

Aún sigue en pie la hipótesis de que puede ser un espía.

—¡Estúpido! —exclamo molesta.

—¡Au! —se queja por el dolor que le causó el libro que le lancé— ¡Mi hermoso rostro!

—¡Yah! No seas niña... —hablé haciendo puchero—. No tenía tu numero agendado... ¿Cómo quieres que sepa que eres tu? Podría haber sido cualquier persona, un psicópata, un pedófilo... ¡Hasta un espía como tu!

¿Cómo puede ser posible que ahora cualquier persona pueda conseguir el número de cualquiera? ¿Habrá algún traficador mundial de números?

—Ya para con eso que no soy ningún espía —dice con el mismo tono que usé hace rato; aún sobándose el rostro, que ahora por culpa del libro tomó un tono colorado.

Así es, del libro.

—¿Qué? ¿Y a dónde quieres ir esta vez? —pregunté cerrando el libro para acomodarlo, ya fuera de quicio sin darle mucha importancia.

Siempre sale con que quiere que que lo acompañe a algún lado, y lo odio. Porque termina saliéndose con la suya. Como lo que pasó en el supermercado el primer día.

—Lo verás cuando lleguemos —dice con esa típica media sonrisa de él que me deja un poco embobada pero luego recuerdo que tengo cosas más importantes que hacer que acompañarlo a quién sabe dónde y vuelvo a la realidad.

—No —niego decidida al momento en que me levanto con los libros en mi mano para dejarlos en sus estantes correspondientes. Me cuesta encontrarlos ya que yo no estudio geología, ni siquiera sé como llegó este libro a mis manos.

Además, seguramente pasará lo mismo que el otro día: me hará caminar y caminar para nada, más morirme de hambre, y no hace falta decir que estamos en invierno, y justamente eso es lo que no quiero. No es que sea vaga, simplemente no quiero.

Al ya haber acomodado los libros me doy media vuelta para salir pero Jin me detiene.

—Vamooos~

Ruega haciendo más aguda su voz como si fuese un nene de cinco años caprichoso queriendo que le compren un juguete que vio en la vidriería. Cualquiera que lo vea pensará que es un adolescente, pero no, ''es un adulto''. Lo ignoro y comienzo a caminar por los pasillos hasta la salida, pero el sigue mis pasos por atrás.

—Por fis, sólo tienes que acompañarme —sigue insistiendo detrás mio.

No es que no quiera ir, pero es que no tengo muchas ganas de sociabilizar con él y que comience a agarrar confianza y en unos días pensar que soy su amiga. Si sigo así seguramente el tiempo pasará y nos seguiremos viendo, y justamente eso es lo no quiero: encariñarme con él. No quiero que sufra al igual o mas que yo en un futuro, como ya lo han hecho Taehyung y Jimin; no quiero que se vuelva a repetir.

No quiero que nadie mas sufra por mi culpa.

Aquí trataré de ser yo y yo. Enfocarme en mi y en mis estudios. No perder tiempo en amistades que solo sirven para traer desgracia y tristeza a la vida.

***

—Es muy... bonito —exclamé casi susurrando atónita por el bellísimo paisaje que estaban observando mis ojos. Debo admitir que Seúl tiene sus cosas buenas.

—Lo sé... —afirma Jin colocándose a mi lado admirar—. Y tu que no querías venir... —habla haciéndose el sabiondo dedicándome una mirada como si él lo supiese todo.

Aunque sé que lo hizo de broma, lo golpeo levemente en el estómago con mi codo para hacer que se estremeciera. Pero no. Pasó todo lo contrario. Me tomó por las piernas y me cargó en su hombro para luego tirarme al helado río. Patalear y gritar no sirvió de mucho en este caso.

—¡Jin! —exclamo su nombre para llamarlo antes de tragar un poco de agua y toser.— ¡No se nadar! —fue lo último que dije antes de sumergirme por completo en al agua.

Cuando de repente siento algo rodeando mi cintura llevándome a la superficie.

—¡Ja! Caíste —confesé antes de colar mis manos sobre su cabeza para hundirlo en el río.








Kokoro || Jin (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora