DAVID
—¿En serio acabas de besar mi mano? —pegunta una vez que me he acercado y he tomado su mano. No puedo creer que sea la misma chica del teléfono.
Pensándolo bien... son la misma persona. Exactamente la misma.
—Si. Es educación —respondo y contemplo lo linda y limpia que se ve así vestida. Reconozco que la mujer es atractiva, en cada faceta que la he visto siempre luce impecable y hermosa.
—Es anticuado, ¿Cuántos años tienes? ¿Cincuenta? —Se vuelve mis padres, luego hacia mí— Sin ánimo de ofen... —Vuelve otra vez su mirada y se sorprende al ver a mi madre—. ¡Oye! Yo a usted la conozco.
—Hola querida. Por supuesto que me conoces, esa asesoría que me diste aquel día me ha ayudado mucho. Que alegría saber que eres la hermana menor de Amelia.
—A mí me da gusto saber que usted es la madre de Samuel —Otra vez sus ojos regresan hacia mí y sonríe con inocencia... oh, oh está tramando algo—. No puedo decir lo mismo de su otro hijo, David ¿Es adoptado?
—¿David? —pregunta mi inocente madre. Samuel al parecer que ya conoce a la chica le observa expectante y divertido.
—Si. Es imposible que una persona tan cálida y hermosa como usted haya dado vida a semejante engendro del mal. Con todo respeto, por supuesto.
—¡Manuela! —reprende su hermana Amelia. Su madre niega con la cabeza, el padre solo sonríe y su hermano disimula su risa con una tos.
—¿Qué? —pregunta ofendida—. Pero si es verdad. La señora es un amor, su hijo por el contrario es...
—¡Ya es suficiente! —grita la rubia furiosa.
—... Un completo asno —Finaliza su oración. Me congelo aun sin saber cómo reaccionar a la pequeña petardo frente a mí. Afortunadamente mi padre, y para sorpresa de todos, lo hace por mí. Se ríe a carcajadas.
Mi padre, literalmente, se está partiendo de la risa.
Miro a mi madre quien también rompe a reír, mi hermano aún está igual de sorprendido que yo, al ver tal comportamiento de mi padre. Él siempre es controlado, serio y recatado. Jamás había visto que se mostrara así en público.
—¿Recuerdas querida que mamá siempre correteaba a David gritándole "ven aquí engendro del demonio"? —pregunta entre risas. Mi madre asiente así que continua— ¡Qué buenas épocas! Oh hermosa —Toma las manos de Manuela y besa su mejilla— Me has hecho la noche —Amelia parece haber dejado de respirar, así que cuando mi padre sonríe hacia la chica se ahoga un poco recogiendo aire nuevamente.
—Me alegra saber que he hecho feliz a alguien hoy —dice la chica y devuelve el beso a mi padre en su mejilla—. Soy Manuela Quintero Acosta. Pero puedes decirme Manu. A su servicio.
—Raúl Mendoza Victoria, cariño. Encantado de servirle a usted —Besa su mano y la muy descarada se sonroja y no le dice absolutamente nada como a mí. Miro con la boca abierta el rostro de la chica, sus ojos me encuentran, guiña y procede a mostrarme la lengua. ¿Qué carajos? Ni que fuera el jardín de infantes.
—No tuve la oportunidad de presentarme antes —Mi madre se acerca y acaricia la mejilla de la chica—. Soy Esperanza Mendoza. Mucho gusto querida.
—El gusto es todo mío —Me fulmina con la mirada y dice—. A ti no, destructor de viernes sociales —Le miro confundido, su hermano al que hace poco conocí como Fernando me mira, gruñe y luego niega con su cabeza risueño.
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Cuidado Con Las Curvas (Manuela y David)
ChickLitMANUELA: Nunca imaginé que conocería al amor de mi vida al arrojarle un café. Se lo arrojé después de que el imbécil me llamara gorda, porque tropecé con él mientras corría hacia una reunión importante. De ninguna manera pensé que ese hombre se conv...