Un rey

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Había una vez, en un lugar más allá de la frontera que el horizonte se esforzaba por marcar, un pequeño pueblo dedicado a las tareas agrícolas. Su facha de prosperidad se conocía por el viento que hablaba maravillas de aquel reino. Los colores, las hortalizas, la brisa, el atardecer y las estrellas sublimes características de tal humilde sitio. Los habitantes existían felices allí, entre las flores y canciones privilegiadas interpretadas por raros especímenes de aves, acompañados de un agradable líder seguro de sí, fuerte e inteligente: Karamatsu Matsuno.

Dentro de frías paredes grises, oscuras como la misma noche, el rey descansaba en su envidiada posición llena de joyas y vinos del más sofisticado sentir. El alcohol se adentró entre el comienzo de su sistema digestivo, una arcada le advertía la consecuencia, con cada trago más agresiva. La copa ligeramente pesada, cubierta de grabados irrelevantes con leves esmeraldas adheridas a su estructura, se dejo caer suavemente sobre la larga mesa.


Su mente rebelde ignoró la primera inhibición auto impuesta: Distraerse. La aburrida cena real fue remplazada por un ambiente cálido con la suave canción de mar bailando por sus oídos y la arena divertida cosquilleando sus dedos; Suspiro, daría todos sus bienes por una vida donde la paz sea abundante como las estrellas en su cielo, igual a la cantidad de agua que en un año fluye por el río.

Algunos participantes elevaron la voz, inusual, la etiqueta no permitía tal atrevimiento. Prestó la decima parte de su atención. El príncipe Todomatsu y el duque Choromatsu debatían sobre las previas bajas en la educación militar, la diferencia de opinión era clara sin dudar; como espectador pudo apreciar la tenacidad y el alto orgullo, palabras provocativas, directas, siempre con el debido respeto hacia su respectiva posición.

El apodado "Siervo de las flores" con cada frase conjunto a fundamentos lógicos demostraba expresiones que delataban a su reciente adultez. En cambio, "El dotado por los dioses" se mostraba impasible, sin expresión de ira u enojo. Volteó sus ojos semejantes a zafiros brillantes, escondió una pequeña risa en su garganta al ver una escena digna de dulces pinceladas, las luces tenues de las velas equilibraban impecables  a los diferentes matices cromáticos. Deseo guardar en su memoria aquella bella imagen de su hermano más joven en los brazos del poderoso Morfeo, con su apariencia angelical y una leve mueca indescifrable.


Volvió a una correcta postura en el respaldo de su silla sin dejar de mirar a su mundo descansar, le dedicó su atención a los gestos y sus delicados rasgos. Apresuró a despertarlo, antes de que el primer plato fuera servido y la política surcara como tema principal.


La noche alumbrada por las jóvenes hijas del sol y la luna aún se encontraba en sus primeras horas.

Las asustadas pisadas de los caballos resonaban en su cabeza una y otra vez. Apoyo su cabeza sobre una de las paredes del carruaje, escucho a la naturaleza prepararse para la llegada del astro más poderoso del universo. Enredando sus dedos en la melena desordenada del menor, pensó sobre la humidificación del sol, sus riquezas no tendrían fin, súbditos tampoco. Incluso él, si se le otorgara tal honor, se convertiría en su fiel servidor. Aunque alguien tan sublime, legendario, abundante de pureza no debería ser manchado por pecadores tales como su persona.

El palacio se erguía a solo unos metros, su pequeño hogar, donde miles de memorias se encontraban guardadas. La servidumbre con alegría escoltaron a cada miembro de la familia a su respectiva habitación; el colchón suave bajo sus omóplatos, cubierto de finas sabanas de seda, permitieron al rey un disfrute total al estirar sus articulaciones superiores.


Cerró sus ojos hundiendo levemente su cabeza en la suavidad de la almohada, respiro profundo, limitando a sus pulmones en varias ocasiones, oxigenando como es debido al cuerpo. Sus pensamientos fueron alejándose paso a paso, la relajación se extendió desde las pestañas a los pies. Su mente rodeó las cumbres de la realidad acercándose al lago de la ilusión. Sintió un mínimo temblor a su derecha, acompañado de una humedad en su cabeza y una breve canción de cuna que carecía de melodía:


— Bienvenido. 


++ 

¡Hola! ¿Cómo va su día? El mio un poco agitado. La historia en sí empezara en el siguiente capítulo en el próximo fin de semana C: 

Espero que les haya gustado. Disculpen las faltas ortográficas o de cualquier otro sentido. 

  ¡Nos vemos!  

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