Encontré otro trabajo en una carpintería pero esta vez no haría ningún experimento en el trabajo porque ya me habían despedido de dos por lo mismo, así que a partir de ahora lo haría en casa o en cualquier otro lugar porque quería conservar el trabajo un poco mas de tiempo que las ultimas veces.
Aunque los últimos inventos no me salieron muy bien, yo insistía en ello, cada día me venían miles de ideas de artilugios y de pócimas para diversas cosas (me salieran o no, las ideas eran buenas).
Siempre encontraba pelos de mi perro en mi cama y eso me daba mucha rabia, tengo que mirar la manera que no pase mas, pensé para mi, como no sabía mucho de química aun fui mezclando líquidos para inventar una especie de capa protectora para el perro para que no le cayeran mas.
Cuando lo tuve acabado (o eso creía yo) lo puse en una botella de colonia vacía de plástico de esas que llevan el difusor, rocie al perro con el liquido con la intención que funcionase, pero mas lejos de la realidad, porque en lugar de que evitara la caída del pelo del perro lo que pasó fue que le salió escamas por todo el cuerpo, era como un salmón gigante.
Como ya probé con el perro de conejillo de india, ahora le tocaba el turno al gato, que con las uñas siempre me arañaba y me iba a inventar algo para que cuando mi madre le cortase las uñas no les crecieran mas, pero la reacción fue al revés, en lugar de que no le crecieran, le crecieron el doble.
Pero claro, por supuesto me gané dos broncas de mi madre, una por lo del perro que como no ve mucho la mujer, estuvo a punto de cocinar al perro pensando que era pescado para la cena, y otra por el gato que con las uñas tan largas le rayaba el parqué y un día se lo encontró al gato enganchado al techo como la película de aliens.
